En un país en el que no hay acuerdos, el principal consenso es que el problema más grave que enfrenta México es el de la corrupción. Tiene un impacto en la competitividad, justicia, estado de Derecho, paz social, salud, mitigación de la pobreza, desigualdad, impunidad y violencia. Desde el ámbito en que se analice, la corrupción es la piedra en el zapato para que México avance.
Gobernadores que saquearon sus estados y están prófugos o en la cárcel; funcionarios con propiedades millonarias que no se explica su origen; autoridades auditoras relevadas de sus cargos al intentar hacer investigación. Situaciones que no son nuevas pero que se han vuelto más difíciles de ocultar. De hecho, no se ocultan: ahí están las cifras.
México ocupa el lugar 123 de 176 países en el Índice de Percepción de Corrupción 2016, de acuerdo a Transparencia Internacional, y es también la corrupción la que pone a México en una de las peores posiciones (92 de 113) con respecto al Estado de derecho, según publicó recientemente World Justice Project (WJP) en su 'Índice de Estado de Derecho 2017–2018'.
La corrupción le cuesta a México un 9% del Producto Interno Bruto, de acuerdo al International Finance Corporation (IFC), que forma parte del Banco Mundial. Además, los índices de violencia están estrechamente ligados con la corrupción en la Policía y los sistemas de procuración de Justicia. Estos dos motivos han tenido como resultado una disminución en la inversión extranjera y por tanto en el crecimiento del país. La corrupción mata, tanto en la manera de enfrentar al crimen como en la forma de construir sin permisos ante un sismo.
No es de extrañar entonces que sea uno de los temas eje de las campañas políticas. Los aún precandidatos han abordado reiteradamente el asunto, con diferentes perspectivas y enfoques, pero con una promesa común: acabar con la corrupción.
El aspirante del partido gobernante, José Antonio Meade, presentó una extensa propuesta anticorrupción. En ella destaca una 'certificación de honestidad' para los servidores públicos, así como un procedimiento con el que "altos funcionarios del Poder Ejecutivo Federal", diputados y senadores, demuestren "el origen lícito de la evolución de su patrimonio". Destacadamente, plantea la "extinción de dominio" a quienes sean condenados –que le implica expropiar todos sus bienes– así como elevar las penas y condenas por este delito.
Meade fue rápidamente acusado por el partido opositor Morena de haber copiado una propuesta que presentaron en la Cámara de Diputados, pero que nunca llegó al pleno del Congreso. Urgió al PRI a aprobar esta ley, reiterando las similitudes. En respuesta, Meade explicó que su propuesta era mucho más concreta y que incluía procedimientos.
El candidato de esa misma coalición opositora, llamada Juntos haremos historia, Andrés Manuel López Obrador –conocido como AMLO– aseguró recientemente que "no se trata de reducir la corrupción", sino de "eliminarla por completo". Esto, en un evento en que presentó sus candidatos para los distintos fiscales que propondría al Congreso en caso de ser electo. La corrupción es el principal tema del candidato, y hace alusión a este problema en casi todos los foros en los que participa.
Entre sus propuestas, destaca eliminar los fueros políticos al presidente y altos funcionarios, además de modificar la ley para poder juzgarlos en ejercicio; establecer la revocación de mandato y fiscalizar conflictos de interés; autonomía para los órganos de investigación a corrupción y eliminar el secreto bancario en estos casos. Sin embargo, el grueso de su propuesta tiene más que ver con la austeridad en las finanzas públicas, para reducir gastos del gobierno.
El candidato del Frente por México, Ricardo Anaya, ha sido vago en sus propuestas pero duro en sus críticas a lo que presentan los otros candidatos. Sobre la propuesta de Meade, aseguró que "el PRI se muerde la lengua al hablar de corrupción", y aseguró que más que presentar propuestas, deberían "pedir disculpas" por lo que llamó "uno de los gobiernos más corruptos de la historia". En un evento con los partidos que le apoyan, llamó a avanzar en el Sistema Nacional Anticorrupción y regular la publicidad oficial para que "no se utilice como premio o castigo a los medios".
Además de las tres principales alianzas y sus candidatos, tres aspirantes independientes a la presidencia esperan poder competir: Jaime Rodríguez Calderón "El Bronco", Margarita Zavala, Armando Ríos Piter, Pedro Ferriz de Con, Edgar Portillo Figueroa y Marichuy Patricio.
Destaca entre sus propuestas la de Zavala, quién fuera primera dama durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), quién planteó que creará una cárcel especial para "los corruptos". Por su parte Marichuy Patricio, la candidata que busca representar a los pueblos indígenas, aseguró que el problema de la corrupción se resolverá tras "desmontar desde abajo el poder" y "construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo". Cualquiera que resulte electo, tiene por delante el reto inmenso de erradicar la corrupción en una sociedad donde está bastante normalizada.