México: Cuando los candidatos son independientes, pero no son ciudadanos
La carrera independiente por la Presidencia de México en el 2018 comenzó con 48 aspirantes aprobados por el Instituto Nacional Electoral (INE) y termina con una única candidata independiente: Margarita Zavala. Aunque la expanista en su discurso asegura que un millón de ciudadanos la apoyan, solo un 55% de las firmas presentadas fueron válidas. El recuento final del INE señala que en total fueron 870.000 firmas en 21 estados. Zavala consiguió el registro por poco más de 3.000 firmas por arriba de lo requerido por la ley (866.593, el 1% del padrón electoral).
Por su parte, Armando Ríos Píter, experredista, y Jaime Rodríguez, expriista, no estarán en la boleta. El primero presentó más de un 1.700.000 firmas, de las cuales solo 242.000 fueron válidas (el 13%). Al segundo, de dos millones de firmas, le fueron rechazadas 1.200.000; se quedó únicamente con el 41% de las firmas válidas y a 35.000 de lograr el objetivo.
Aunque no alcanzó el número de firmas requeridas para ser considerada a la candidatura, el caso de María Jesús Patricio, 'Marichuy', la candidata de los pueblos indígenas, resalta por la honestidad de sus apoyos: el 94,5% de las casi 300.000 firmas que recabó fueron válidas, lo cual contrasta con el alto número de firmas falsas recabadas por los otros candidatos.
El caso de Ríos Peter es especialmente dramático: pasó, en 40 días, de tener 90.000 firmas a 660.000. Un ascenso vertiginoso en el ritmo de recolección de apoyos, que solo se explica con una maquinaria bien financiada y, como se vio, ilegítima.
Laboratorios de firmas
En entrevista, Ricardo Pascoe, diplomático mexicano y exdiputado, explicó cómo funcionaba este proceso que conoció de cerca, porque él mismo aspiró a una candidatura independiente para ser alcalde en una de las demarcaciones de la Ciudad de México.
"El primer indicio de que había un problema con las firmas –detalla Pascoe– fue notar que algunos precandidatos aparecían de la noche a la mañana con muchísimas firmas; nadie puede acumularlas en masa, sino que debía ser gradual".
"Cuando un candidato aparece con 12.000 firmas en 24 horas, durante las vacaciones de fin de año, tienes un buen indicio de que algo anda mal. Lo que salió a relucir es que reunían firmas en un laboratorio cerrado, es decir, fabricaron réplicas de credenciales sin datos y luego las llenaban con lo que solicitaba el INE".
Pascoe renunció a su candidatura cuando se percató de este tipo de incremento en las firmas del grupo de independientes con los que había hecho alianzas. Explica la manera en que se podía engañar a la 'app' utilizada para contabilizar las firmas, al leer las credenciales para votar: "Colocaban una foto cualquiera en el frente y el sistema las aceptaba en un principio. Además, tenían los datos de las credenciales que compraron –ilegalmente– en alguna base de datos. Como sí aparecían los nombres en la lista nominal, en una primera revisión eran aceptadas. Lo mismo con fotocopias de credenciales. Solo eran rechazadas en la segunda revisión, y lo que encontraron era que los datos venían de una credencial falsa, ya que la foto y firma no correspondía, o que eran fotocopias".
Sin ciudadanos
Lo importante a destacar de que hayan quedado fuera los candidatos que no salieron de un partido para convertirse en independientes, es que su fracaso para lograr los apoyos dejó a cualquier opción ciudadana fuera de la competencia. Zavala aunque será independiente, fue, desde los 16 años, militante del PAN, y solo renunció a ese partido cuando se le cerraron las puertas a la candidatura, por lo que a pesar de su nueva libertad, representa a un claro grupo político.
El debate radica en que la reforma electoral de 2014, cuando por primera vez se creó la figura de los independientes, se acompañó con una legislación que al mismo tiempo les cerró las puertas, al menos en lo que respecta a la presidencia. El alto nivel de firmas requeridas, la dispersión nacional –al menos 17 estados debían aportar firmas–, así como el costo económico y humano que eso representa, prácticamente deja sin oportunidad a quién no tenga acceso a grupos de poder político y económico y a echar mano de la estructura territorial construida durante mucho tiempo por los partidos políticos que le den respaldo.
Los ciudadanos seguimos sin tener opciones fuera de la cuna partidista. Es importante que haya requisitos para aparecer en la boleta, pero deben estar pensados para garantizar una representatividad de grupos que, aunque no tengan recursos, sí representan amplios sectores de la sociedad. De lo contrario, continuamos en la pantomima de la participación. Las personas que quieren involucrarse, motivar cambios, dar a conocer su visión y promover las aspiraciones sociales, seguirán mirando la política desde afuera.
@magdacoss
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