La propuesta de China al mundo para una (urgente) revolución del orden mundial
El 2024 ha llegado a su fin. Se esperaba que fuera a ser un año turbulento y ha superado cualquier expectativa.
La administración de Joe Biden ha decidido despedirse "a lo grande" recrudeciendo conflictos por todo el mundo, apoyando revoluciones de color y manteniendo las sanciones económicas que pueden ser tan letales como las armas de fuego.
En medio de estos reveses, algunos nos llenamos de desesperanza. De nuevo, ganó el "dividir para reinar" y está tan normalizado, que parece que es la única manera de relacionarnos.
Mucho se ha hablado sobre el rol de China. Se le reclama el no involucrarse y no hacer frente a los embates estadounidenses. Muchos predicen de que nunca será un líder mundial y critican que no se comprometan geopolíticamente con sus aliados como sí lo hacía la URSS.
Sucede que China no es ni EE. UU. ni la URSS. Para empezar, China sólo tiene una alianza con la República Democrática Popular de Corea. Con el resto de los países del mundo, tiene diferentes tipos de asociaciones. Puede sonar parecido, pero no lo es.
El problema de la narrativa de la "nueva guerra fría" es que queda implícito que existen dos partes en conflicto por una supuesta hegemonía mundial. Esta sola idea horrorizaría a la sociedad china. No es más que una mirada occidental del mundo.
Esto no significa que los chinos vivan encerrados en sí mismos. Desde hace una década, convirtieron su visión de mundo en un concepto que guía su política exterior y que es una propuesta concreta de construir en conjunto un mundo distinto: la comunidad de futuro compartido para la humanidad (CFC).
China sólo tiene una alianza con la República Democrática Popular de Corea. Con el resto de los países del mundo, tiene diferentes tipos de asociaciones.
De aplicarse a cabalidad, significaría una revolución del orden mundial, de las formas de relacionarse entre países y si en Occidente lo desean, se podría lograr sin disparar una sola bala. En medio de la desesperanza, es importante conocerla para no perder la perspectiva.
Los principios de la CFC
Con el desarrollo de la República Popular China (RPC), los chinos llegaron a la conclusión de que, sin su apertura al mundo, no hubiesen alcanzado los niveles de desarrollo actuales y que mientras el mundo entero no prospere con ellos, siempre estarán limitados. La CFC parte de este contexto.
El principio fundamental de la CFC es que todos vivimos en un mismo mundo en crisis y debemos encontrar soluciones en conjunto para vivir en armonía. La manera de lograrlo es a través de construir mayor conectividad.
Si los seres humanos somos interdependientes, buscaremos soluciones en conjunto que beneficien a todos. De lo contrario, nos perjudicamos todos también. Así, siempre tendremos dos opciones: ganar-ganar o perder-perder. La opción de "juego suma cero" (ganar-perder) nos va a condenar a la extinción.
La CFC aspira a cinco objetivos:
- Priorizar la paz y el diálogo antes de si quiera pensar en las armas.
- Construir un sistema de seguridad común. Esto parte del principio de que la seguridad es indivisible.
- Que la cooperación ganar-ganar sea la norma.
- Aprendizaje mutuo. Esto implica entendernos todos como iguales y que el intercambio siempre nos va a beneficiar.
- Construir una comunidad que conviva en armonía con la naturaleza, pero que contemple los diferentes procesos de desarrollo de los países y sus necesidades para el desarrollo.
El concepto fue acuñado por Xi Jinping y mencionado por primera vez durante su visita a Moscú en 2013; sin embargo, tiene raíces históricas. La idea de una sola comunidad viene del concepto de tianxia, todos bajo el cielo.
En la China imperial, el emperador tenía el derecho divino a gobernar sobre el tianxia que era entendido como un sólo mundo sin la noción actual de fronteras. Cabe aclarar que esto no implicaba que todos sean iguales. A diferencia de los occidentales, los chinos no tienen valores universalistas y pueden convivir muy bien con las diferencias.
Un segundo referente de la CFC es el internacionalismo del Partido Comunista de China (PCCh). La búsqueda de soberanía sobre los recursos naturales para poder usarlos para el desarrollo nacional unió a muchos países y se tradujo en un paradigma que marcó las relaciones internacionales, en especial a mediados del siglo XX.
El Movimiento de Países No Alineados, el Grupo de los 77 y China y las propuestas del Nuevo Orden Económico Internacional en 1974 fueron expresiones de un proyecto de formar una comunidad global de pueblos en desarrollo.
A diferencia de los occidentales, los chinos no tienen valores universalistas y pueden convivir muy bien con las diferencias.
La RPC se entendía como parte de este proyecto y propuso los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica como guía para interrelacionarse. Estos incluyen el de no intervención en asuntos internos de otros países, lo que implica que cada pueblo es responsable de sí mismo. La propuesta china fue bienvenida en la histórica Cumbre de Bandung de 1955 y siguen siendo los principios de la política exterior china hasta el día de hoy.
Se puede decir que la CFC es la expresión del internacionalismo del PCCh en el siglo XXI. Es el multilateralismo en acción. El concepto fue incluido en la Constitución del PCCh en 2017 y en la de la RPC en 2018.
La puesta en práctica de la CFC
La más importante expresión de la CFC es la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) que merece un texto aparte. Además, en los últimos años, la IFR ha trascendido la infraestructura. Actualmente, también existen otras como la IFR digital, de la salud, ecológica, entre otras.
Una segunda expresión, que para algunos es el punto débil de la propuesta, es el apoyo al sistema ONU. Para encontrar soluciones en conjunto a problemas globales, se necesita un sistema internacional. El actual ha sido capturado por países occidentales y no refleja las dinámicas del mundo. Los chinos creen que no se tiene que construir uno nuevo, sino reestructurarlo de acuerdo con los principios con los que fue fundado.
La CFC es la expresión del internacionalismo del PCCh en el siglo XXI. Es el multilateralismo en acción
Una de las luchas más importantes en el seno de la ONU es la reestructuración del Consejo de Seguridad para la inclusión de nuevos miembros permanentes. El gobierno chino ha apoyado públicamente la inclusión de un miembro del continente africano.
Una tercera estrategia de acción es la diplomacia de la paz. En años recientes, los chinos se han embarcado en una diplomacia más activa, pero concentrada en solucionar conflictos pacíficamente. Así se dieron la propuesta de paz para Ucrania, la reapertura de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán y el acuerdo de las 14 facciones palestinas.
En realidad, se podría decir que cada acción de China, por muy aislada que parezca, parte de la idea de contribuir a la construcción de la CFC: condonar deudas, envío de tropas a las fuerzas de paz de la ONU, apoyo a través de la Iniciativa de Desarrollo Global, donaciones de equipos a ejércitos en el marco de la Iniciativa Global de Seguridad, establecimientos de Institutos Confucio y un largo etcétera.
Muchos de estos principios no son propiedad de la civilización china. Es más, la mayoría de las civilizaciones del mundo tienen alguna versión. El ser humano sobrevivió como especie debido a la conciencia de colectividad.
Lo que han hecho los chinos es convertirlo en un principio de relaciones internacionales. Ahora, invitan al mundo adoptarlo. Muchos ya lo hicieron. Cabe recordar que los principios de la CFC están incluidos en la Declaración de la Cumbre de Kazán.
El proceso será largo y difícil. Por un lado, EE. UU. no dejará su hegemonía fácilmente. Por otro, implica un proceso de maduración política de cada pueblo para asegurarse de tener autoridades que representen sus intereses y no los de la minoría. La no intervención es también uno de sus pilares fundamentales. Nadie reemplazará a los pueblos en sus luchas políticas internas.
No obstante, la CFC nos recuerda constantemente que el "dividir para reinar" no es un comportamiento natural e inevitable. Además, que existe una propuesta concreta de un nuevo tipo de globalización y de relaciones internacionales que pueden garantizar la sostenibilidad de los seres humanos como especie y el progreso universal.
Mientras más personas lo tengan claro, más fácil será movilizar esfuerzos para revolucionar el actual orden mundial.
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