Todo conflicto provocado requiere un intenso trabajo de preparación, razón por la cual ciertos países destinan cada vez más recursos presupuestarios a los servicios de inteligencia, lo que hace sospechar que nos alejamos de una comunidad internacional regida por el Derecho.
En Libia, la operación militar fue precedida por los contactos del 'filósofo' y sionista francés Bertrand Henri Levy con algunos líderes tribales de la Cirenaica. Antiguo corresponsal de guerra, es conocido por sus fuertes vínculos con la extrema derecha israelí, hasta el punto que ha sido calificado como el “emisario israelí de la muerte” por su experiencia en fomentar conflictos y preparar el terreno como paso previo a las intervenciones militares de la OTAN en los Balcanes, Afganistán y Sudán. Y por llevarlo a la práctica de nuevo en Libia y conspirar para aplicar el mismo guión en Siria.
Henri Levy ha sido la mano derecha de Nicolas Sarkozy. Estrecho colaborador de la CIA y el Mossad, fue el auténtico autor intelectual de la campaña de intoxicación informativa, hasta el punto que dirigió la simulación de la toma de la Plaza Verde de Trípoli en el plató preparado por Al Jazeera en Qatar, que provocó el reconocimiento del CNT por más de diez países y fue la puntilla al Gobierno de Gaddafi.
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Día tras día aparecen más evidencias del maquiavélico plan que acabó con el Gobierno de Gaddafi. Cabe destacar las declaraciones de la periodista 'freelance' británica Lizzie Phelan, testigo directo de la agresión extranjera a Libia, que ha aportado todo tipo de pruebas de la macabra operación militar de la OTAN. Dichas pruebas han sonrojado a la prensa internacional, y en especial a la británica, que ha tenido que reconocer que todo fue un complot en cortos artículos en zonas indetectables de los rotativos.
http://lizzie-phelan.blogspot.com.es/
Al igual que el prestigio de Tony Blair se vino abajo tras la invasión de Irak y estuvo a punto de ser procesado por engañar a la opinión pública británica, es posible que algún día veamos a Nicolas Sarkozy o David Cameron también defenestrados, porque la verdad oculta espera su venganza, y una conspiración de tal magnitud no puede ocultarse durante mucho tiempo.
En Occidente, la actualidad internacional es siempre monopolio de los medios de comunicación de masas, que tergiversan la realidad para conseguir el apoyo o la indiferencia de sus sociedades, a las que mantienen entretenidas con deporte y telebasura sensacionalista, y anestesiadas con un estilo de vida basado en el consumo individualista.
A continuación, los Rex Mundi y los poderes financieros que los sustentan, ponen en funcionamiento todo el entramado de corrupción, chantaje y soborno a través de los “cables diplomáticos”, a los que los ciudadanos de a pie tuvimos acceso durante unos días gracias a WikiLeaks.
Finalmente, y por medio del mecanismo anterior, se consiguen los apoyos necesarios para que las altas instituciones internacionales, en especial la ONU y la OMC, permitan, respectivamente, el inicio de conflictos expoliadores y la adopción de sanciones económicas que mantengan al segundo y al tercer mundo suministrando mano de obra y recursos baratos al primer mundo.
El caso de Libia, como antes Afganistán e Irak, y próximamente Malí, y posiblemente Siria e Irán, entrarían todos ellos dentro de la categoría de conflictos expoliadores inducidos.
Aunque el derecho de información veraz que consagran diversas convenciones internacionales y muchas constituciones no se complementa con una obligación de informar fidedignamente por parte de los Estados e instituciones, en la era de Internet la verdad es sólo cuestión de tiempo y la red de redes nos permite navegar a través de una blogosfera y un universo de sitios web elaborados por periodistas y personas anónimas amantes de la verdad y que de forma desinteresada nos permiten conocer otras versiones de lo que acontece en el mundo.
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Nagham Salman es jefa de proyectos europeos de investigación y analista política especialista en asuntos de Oriente Medio.
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