Venezuela y los indultos presidenciales: Guaidó sin cartas y la oposición extraviada
El indulto a 110 políticos de oposición supone que el debate interno en ese sector ahora es más complejo y, a su vez, puede contribuir a fortalecer a las facciones que presionan para asistir a las parlamentarias del 6 de diciembre, en detrimento de las alas más radicales.
Antes que ocurriera esto, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ya había ofrecido una prórroga para la inscripción de candidaturas.
De esta manera, los indultados podrían inscribirse como candidatos, según ha aclarado el mismo vicepresidente de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez. Aunque también podrían mantener una actitud abstencionista unánime.
La decisión es parte del reto opositor, que cada vez se vuelve más quimérico: conseguir una mínima o hasta parcial unidad. El problema es que el desconocimiento al interinato de Guaidó de varias corrientes opositoras —como la que encabezan María Corina Machado o el excandidato presidencial Henrique Capriles— hace imposible el establecimiento de una estrategia común, mucho menos en relación al evento electoral que ocurrirá dentro de poco más de tres meses.
Muchos de los indultados se encontraban presos, fuera del país o dentro de él, pero con órdenes de captura. Especialmente quienes participaron en la acción militar del 30 de abril de 2019 —varios de ellos diputados—, en las cercanías de la base aérea La Carlota, en la que se intentó derrocar al Presidente Nicolás Maduro.
La oposición, que se encuentra en su momento más débil debido a sus múltiples divisiones internas, ahora recibe el impacto de una concesión del gobierno, demandada por ellos desde hace mucho tiempo, que puede enredar mucho más el conflicto en su seno.
La paradoja de aceptar un indulto de quien no consideran presidente
El indulto presidencial es una figura jurídica que parte de la idea de que fue una decisión propia, no mediada por otros instituciones, de quien ocupa la primera magistratura de la República. En otras palabras: quienes se beneficien, así no participen del evento electoral, estarán sincerando su opinión sobre quién es el mandatario realmente existente, en momentos en que se recrudece la presión por parte de la oposición radical de darle continuidad al interinato de Guaidó.
La duda sobre la permanencia del actual líder opositor se extiende incluso después del evento electoral donde se eligirá una nueva Asamblea Nacional, porque esta le pondrá fin constitucional a la gestión parlamentaria actual que nombró a Guaidó en la presidencia.
Por lo tanto, la oposición, especialmente la más radical, ha tenido que decidir si se acoge al indulto y, por ende, reconoce el decreto presidencial. Lo otro es quedarse preso o prófugo. Evidentemente, es una posibilidad real de volver a la política.
Mientras algunos de los presos favorecidos comenzaban a salir la noche de este lunes, el expresidente colombiano Andrés Pastrana declaró: "Tristemente, si la oposición acepta el indulto, acepta al dictador como Presidente legítimo".
La declaración de Pastrana hay que entenderla como una presión del establecimiento colombiano para que el sector de Guaidó no acepte los indultos, debido al reconociemiento implícito a Maduro que traería esta decisión.
La demonización a Maduro que ha trabajado de manera obsecada la derecha internacional hoy se encuentra en entredicho. Y esa es la peor noticia para los sectores que aspiran una intervención militar.
De hecho, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, valoró como positiva la decisión, mientras que el representante para Asuntos Exteriores de la Comunidad Europea, Josep Borrell, ponderó el gesto como una condición "para seguir avanzando en la organización de unas elecciones libres". Es decir, todo un cambio de gramática en la forma de tratar el tema venezolano.
La negociación como norte
De manera abierta, el vicepresidente Jorge Rodríguez ha reconocido que el objetivo de la medida se relaciona con el restablecimiento de la normalidad en el marco del proceso electoral.
El decreto de indulto puede generar esperanzas de garantía y respeto electoral —lo que es una de las principales demandas opositoras— en sectores escépticos, y también otorgar confianza en las alas moderadas sobre la intención del gobierno de marchar en la dirección de negociar y ceder en, al menos, algunos puntos.
Aceptado el indulto por los presos (radicales, en su mayoría), el sector moderado que ha venido negociando con el Gobierno, al menos desde diciembre de 2019, hoy presenta un logro al resto de la oposición, especialmente a la facción abstencionista, que les tilda de "colaboracionistas" o "entreguistas" debido a su afán de mantener el diálogo.
Así que este sector moderado, que hasta ahora no había mostrado avances en su negociación con el gobierno, hoy amanece fortalecido y produciendo señales que el camino es electoral y no violento o intervencionista, como aún se empecina en afirmar el núcleo político en torno a Guaidó.
Por su parte, los sectores radicales comienzan a sufrir una sensación de parálisis porque mientras el ala moderada presenta logros, ellos lucen totalmente estancados. De hecho, la jerarquía eclesiástica exigió en agosto pasado a los sectores más extremistas que se atrevieran a generar una propuesta y a salir de la inmovilidad: para la Conferencia Episcopal, el solo llamado a la abstención genera más desesperanza.
A esto se suma que algunos excarcelados, varios del entorno de Guaidó como Gilbert Caro, han declarado la necesidad de diálogo. En paralelo, el jefe de despacho de Guaidó ha negado que sufriera torturas o incomunicación, a pesar de que el líder opositor lo había denunciado. Cada declaración de este tipo termina representando un aguacero de señales contra el imaginario producido desde la oposición radical, de que es imposible negociar con el gobierno de Maduro.
También hay que contemplar que, en un intercambio entre Elliott Abrams y María Corina Machado, el funcionario norteamericano sostuvo que la demanda de intervención militar de la venezolana pertenece al "realismo mágico", por lo que ahora menos se entiende cuál puede ser la ruta a seguir por Guaidó y el resto de sectores radicales, una vez que se descarta de manera explícita una acción directa del gobierno de EE.UU.
Todo esto fortalece al sector moderado y termina de erosionar la figura de Guaidó, que ha quedado sin cartas que poner sobre la mesa.
Lluvia de demandas
El decreto de indulto, además, genera expectativas sobre las negociaciones entre oposición y gobierno, que parecían estancadas.
Una vez conocida la lista de los indultados, la red social Twitter ha explotado en demandas de excarcelaciones de otros presos, lo que quiere decir que se abren esperanzas en varios sectores políticos de que podrían conseguir objetivos concretos si entran por el carril del diálogo.
En fin, el decreto de Maduro ensancha el camino electoral y lo hace en un momento en el que la vía violenta solo acumula fracaso tras fracaso, como las incursiones militares o las intentonas insurreccionales. Cada vez resalta más la incapacidad de este sector para proponer un nuevo repertorio de lucha.
Queda ver si aumenta de manera efectiva la participación electoral y si todo esto cambia las perspectivas de la composición política de la nueva Asamblea Nacional que se elegirá el 6 de diciembre.
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