Los políticos suelen caer más duro que los futbolistas. Y puede sonar ridícula cualquier comparación, pero la política colombiana, en plena campaña presidencial, se convirtió las últimas semanas en el mundial del 86 en el que todos iban contra Maradona: todos a por la zancadilla, el empujón, la falta indisimulada.
En la cancha neogranadina no hay maradonas, pero Petro está haciendo las veces del goleador que debe eludir cada obstáculo pero avanzando hacia el gol, tratando de conseguir la mitad más uno de los votos en la primera vuelta y así no tener que asistir al balotaje. Todo esto en medio de los más bajos ataques de sus adversarios no tan deportivos.
Con la última encuesta se comprueba que en cada andanada de lodo que recibe, impulsa su popularidad y se mantiene creciente en el liderato para las presidenciales, cuya primera vuelta será el 29 de mayo.
Esta campaña no ha sido nada fácil. Mucho más compleja que la suya hace cuatro años. En ésta sus enemigos se desesperan y lo quieren ver caer. Como a Maradona, de cualquier forma.
¿Hasta dónde llega la política colombiana?
La última intrusión del general Eduardo Zapateiro, cargando abiertamente contra el candidato, dice mucho. El comandante del Ejército, célebre por lamentar públicamente la muerte de alias 'Popeye' (sicario favorito del narcotraficante Pablo Escobar del Cártel de Medellín) es como una especie de última defensa, cuando ya se sabe que la idea, más que evitar la derrota, es lesionar al goleador.
La Constitución colombiana impide a los militares participar en política. Pero Zapateiro ya ha entrado en campaña electoral siendo el que ha lanzado los ataques más feroces, lo que le mantuvo en las tendencias de Twitter por varios días después de haber dedicado un duro hilo en contra de Petro, con respectivo espaldarazo del presidente Iván Duque.
Zapateiro en cierta forma declara la guerra a quien podría ser su presidente electo en pocas semanas y a quien tendría que rendir obediencia ciega. Es decir, ya manda otro mensaje, incluso posterior al momento electoral. Atrinchera políticamente a los militares y hace pensar lo que podría ocurrir en las Fuerzas Armadas de triunfar el exguerrillero.
Es claro que Colombia es un país muy violento en la forma de manejar las diferencias políticas. Fue el mismo Cártel de Medellín quien asesinó al favorito candidato liberal Luis Carlos Galán en 1989, por no hablar de Jorge Eliécer Gaitán, cuyo asesinato dio inicio a décadas de violencia política extrema.
Zapateiro pone a volar todo el imaginario, el lado más oscuro de la historia de Colombia.
Petro y sus propios errores
Pero éste no ha sido el único de los defensas que viene por las piernas de Petro. De hecho, su candidatura acaba de superar la que hasta ahora ha sido la peor crisis de la campaña con la develación de imágenes del hermano de Petro reunido con presos de la alta mafia colombiana en la cárcel la Picota mientras el candidato llamaba al "perdón social", lo que generó acusaciones de "compra de votos a cambio de impunidad".
Todo esto hizo temer lo peor durante varios días a los seguidores del izquierdista, quienes aún recuerdan la campaña de 2018 en la que el actual presidente Iván Duque le ganó las dos vueltas, echando agua fría a las esperanzas de la fórmula progresista.
El escándalo desestabilizó la narrativa de la campaña del equipo y la candidatura de Petro. Un tropiezo que parecía ser severo y muchos auguraron o temieron el principio del fin de Petro.
Otro hándicap fue la imputación a la senadora Piedad Córdoba, también por visitas a presos "extraditables". Al respecto, Petro rápidamente reaccionó pidiéndole a la conocida política que se hiciera a un lado en la campaña hasta que pueda resolver "las sindicaciones jurídicas que se le hacen". El senador uribista Gabriel Vallejo predijo el 20 de abril: éste es "el puntillazo final contra Petro".
Petro trata de blindarse de los rumores y ataques, asistiendo con su fórmula vicepresidencial, Francia Márquez, el 18 de abril, a comprometerse ante un notario a no recurrir a expropiaciones si llega a la presidencia. Esto con el fin de mellar el principal argumento del uribismo, quien señala una avalancha de expropiaciones de ganar el candidato puntero.
Todo esto hizo temer lo peor durante varios días a los seguidores del izquierdista, quienes aún recuerdan la campaña de 2018 en la que el actual presidente Iván Duque le ganó las dos vueltas, echando agua fría a las esperanzas de la fórmula progresista.
¿Qué dicen las encuestas?
No obstante, rápidamente llegó la encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC), realizada del 18 al 21 de abril (justo en los días del "escándalo de la Picota"), en la que Petro consigue el 38 % de intención de voto. Así, se evidencia su crecimiento, ya que la misma encuestadora había medido el 36,5 % el 31 de marzo y el 32,1% el 18 de marzo, lo que muestra una tendencia creciente a pesar de todos los hostigamientos.
Queda claro, si se corroboran los datos de varias encuestadoras, que los ataques, lejos de parar su ascenso político, parecen más bien que le proveen de gasolina. En la medida que los ataques son superiores, las encuestas le favorecen.
Por su parte, en el segundo lugar, según la misma firma, se ubica Fico Gutiérrez, apoyado por el uribismo, con el 23,2 %, quien en la medición del 31 de marzo obtenía 24,5 %, lo que plantea un estancamiento o incluso leve decrecimiento del exalcalde de Medellín. Del resto de candidatos, ninguno llega al 10 %.
El estudio muestra que Petro mantiene ventaja de al menos 8 % para una hipotética segunda vuelta, independientemente de quién pase al balotaje junto a él.
Queda claro, si se corroboran los datos del CNC, así como de varias encuestadoras, que los ataques, lejos de parar su ascenso político, parecen más bien que le proveen de gasolina. En la medida que los ataques son superiores, las encuestas le favorecen.
Petro no será Maradona, pero está sabiendo eludir las peores zancadillas y se dirige hacia el gol. Colombia está atenta ante el juego final que se aproxima.