Lo que podría esconder la 'campaña de asedio' contra Pedro Castillo en Perú
La figura del presidente peruano, Pedro Castillo, parece la de un porfiao, ese muñeco de plástico lleno de aire al que le pegan y se levanta de manera automática.
Seguramente que en el continente jamás se había visto, contra un presidente legítimamente electo, un grado tal de agresividad que se disparara incluso antes de su asunción.
Le han denunciado por las cosas más inverosímiles, han apresado a su familia, han allanado su despacho, ha soportado la renuncia de ya varios premier... en definitiva, es el presidente más perseguido que haya existido las últimas décadas, al menos en la región.
Y todo apenas en un año y dos meses de una gestión constitucionalmente pautada hasta mediados de 2026.
Ningún presidente de la región ha tenido que enfrentarse, día tras día, a medios de comunicación tan belicosos en su contra como los peruanos, que están reclamando una "salida rápida" de su administración.
A pesar del poder que ofrece la Constitución peruana al Congreso, y que ha sido artífice del 'impeachment' a varios presidentes en la historia reciente, Pedro Castillo hasta ahora ha logrado sortear dos acusaciones de vacancia, además de todos los intentos ejecutados por diversos sectores políticos para impulsar su renuncia o derrocamiento. Estaría en curso el tercer intento por medio de acusación de la Fiscalía en el Congreso.
Además, ningún presidente de la región y posiblemente del mundo, ha tenido que enfrentarse, día tras día, a medios de comunicación tan belicosos en su contra como los peruanos, que están reclamando una "salida rápida" de su administración.
¿Por qué tanta agresividad en su contra?
El presidente ha respondido así a la última acusación de la Fiscalía: "En horas de la mañana se ha iniciado la ejecución de una nueva modalidad de golpe de Estado en Perú. Un golpe de Estado con libretos creados utilizando al Ministerio Público políticamente y (para) hacer creer al país que mi persona lidera una red criminal(…)no nos van a amedrentar, estamos más firmes que nunca".
Sobre las razones de toda esta acechanza quedan muchas dudas. Castillo no ha implementado planes de transformación radical ni políticas que atenten contra los privilegiados como para entender el tamaño de esta reacción en su contra.
Entonces ¿por qué tanta belicosidad por parte de medios y el status quo? Según Aníbal Torres, presidente del Consejo de Ministros, "la razón principal es que proviene del campo". "Es profesor de la escuela rural y a ellos les parece muy mal que esta persona, de este estrato social, acceda a la presidencia de la República", añadió.
Desde el primer momento, Castillo fue vejado y burlado por el uso de su sombrero, por su procedencia humilde, por su profesión y su militancia gremial.
La desestabilización que ha venido emergiendo y las acusaciones que ha sufrido, incluso antes de que llegara al poder, hacen pensar que el premier, quien ubica en la ciudad de Lima el núcleo de segregación de odio contra el presidente, podría tener la razón.
No parece haber mucho más argumento. Desde el primer momento fue vejado y burlado por el uso de su sombrero, por su procedencia humilde, por su profesión y su militancia gremial.
A pesar de subir el volumen en su defensa en esta última cruzada y denunciar un golpe de Estado, ni Pedro Castillo ni sus grupos de apoyo han hecho convocatorias públicas de manifestaciones a su favor, por ende, la conflictividad no se ha trasladado a las calles. El presidente proviene de organizaciones sindicales y campesinas a las que podría interpelar, aunque aún no lo ha hecho, limitándose a denunciar las acciones opositoras.
Además, desde hace meses perdió el apoyo de su partido, Perú Libre, que era la primera bancada legislativa. Esto último termina siendo más peligroso para su mantenimiento como presidente, porque básicamente no parece tener fuerzas sociales que puedan soportar su acosado gobierno y que permitan un equilibrio que obligue a las oligarquías limeñas y sus medios a respetar el mandato popular.
Por lo pronto, el presidente confía en sobrevivir a esta nueva coyuntura sin animar el conflicto.
¿Ahora sí?
A Castillo no le permitieron ni un día de 'luna de miel', como se llama en el argot político a los lapsos de "cese al fuego" que se producen luego de la instalación de un nuevo presidente. Y, como dijimos, ya ha soportado varios intentos de derrocamiento legislativo a los que han sucumbido otros presidentes. Así que alguna fortaleza tendrá.
La actual situación es la de un gobierno que luce atado para desarrollar su gestión y una oposición concentrada en derrocar al presidente y exigir constantemente su renuncia.
La nueva situación generada esta semana introduce el protagonismo de la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, en la denuncia oficial contra Castillo ante el Congreso. Esto podría indicar que hay nuevos actores y corrientes coadyuvando a lo que, desde antes del día 1, comenzaron a exigir los conservadores y fujimoristas: quitarle la silla al presidente electo y constitucional.
Se suma, a la nueva actuación de la Fiscalía, que el objeto de la judicialización ya no es solo el presidente y su círculo, sino que han allanado también a seis diputados del partido Acción Popular, un partido centrista cuyos curules siguen impidiendo la vacancia demandada por la derecha.
La implementación de persecución judicial sobre diputados también busca cambiar la correlación de fuerzas que han impedido la moción de vacancia a lo interno del Congreso.
Por todo ello, puede pensarse que el Gobierno de Castillo podría estar más débil que las veces anteriores. La actual situación es la de un gobierno que luce atado para desarrollar su gestión y una oposición concentrada en derrocar al presidente y exigir constantemente su renuncia.
En fin, un juego que está deslegitimando cada vez más a la institucionalidad peruana y que convoca, entre líneas, una salida más radical en medio del empastelamiento político general.
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