Con frases como "Europa ha vuelto a América Latina" y "un nuevo comienzo para viejos amigos", la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, visitó la región con objetivos muy claros de rehacer las relaciones paralizadas, terminar de sellar acuerdos largamente inconclusos (con Mercosur y México) y buscar nuevos socios en materia energética, especialmente en lo relacionado al hidrógeno verde y al litio. Además de impulsar la cumbre que se llevará a cabo en Bruselas en el mes de julio entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
En el fondo, tal como se ha explicitado, Bruselas busca ejercer la competencia a China en la región, después de largos años de abandono de Europa y del auge inusitado de los intercambios comerciales con el gigante asiático.
Durante la gira, Von der Leyen ofreció 10.000 millones de euros en inversiones a toda la región, y en concreto, acuerdos en materia energética relacionados con hidrógeno verde y litio: 2.000 millones de euros para Brasil, 225 millones de euros a Chile y un memorándum de entendimiento firmado con Argentina.
Bruselas busca ejercer la competencia a China en la región, después de largos años de abandono de Europa y del auge inusitado de los intercambios comerciales con China.
Todo lo anterior en el marco de la estrategia global Gateway, que podría entenderse como la competencia comercial con el proyecto de la Ruta de la Seda de China.
Sin embargo, los acuerdos políticos no parecen marchar tan rápido.
Tropezón en el sur
Como un tropezón para la reciente vigorización de la política de la UE con América Latina, pueden entenderse las críticas de los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Argentina, Alberto Fernández, en sendas reuniones separadas, realizadas a comienzos de la semana con la presidenta de la Comisión Europea. A estas objeciones se suma la frialdad con que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador trató a la funcionaria en una reunión entre ambos el día jueves, en el que no hubo declaraciones conjuntas, solo un diplomático comunicado.
El lunes, después de la reunión, el mandatario brasileño expresó: "Expuse las preocupaciones de Brasil con el instrumento adicional del acuerdo presentado por la Unión Europea que amplía obligaciones de Brasil y actúa con sanciones en caso de incumplimiento. (…) La premisa que debe existir entre socios estratégicos es la de confianza mutua, no la desconfianza y sanciones".
El día martes, en Buenos Aires, fue el turno para el presidente argentino, quien criticó la forma como está diseñado el acuerdo comercial con la UE: "Nosotros queremos definitivamente un acuerdo con la Unión Europea, pero que balancee las economías de cada una de las regiones. Y que tenga en cuenta esas asimetrías, porque de otro modo podría ocurrir lo que nosotros vislumbramos en un comienzo: que sea un acuerdo que beneficie claramente a la UE y no beneficie tanto, para no decir perjudique, al Mercosur".
La funcionaria busca cerrar, no solo con Mercosur sino también con México, acuerdos comerciales que se han quedado estancados tras largos años de negociaciones. Ambos quiere rubricarlos este mismo año.
El miércoles fue el día más favorable de la gira debido a que el presidente chileno, Gabriel Boric, lejos de establecer alguna incomodidad con su huésped, y en medio de acuerdos concretos relacionados con la industria chilena de hidrógeno verde y el litio, se mostró mucho más alineado a los valores europeos y a las posturas occidentales en torno a la coyuntura geopolítica actual.
Von der Leyen busca cerrar con Mercosur y México acuerdos comerciales que se han quedado estancados tras largos años de negociaciones.
A cambio, Boric recibió un espaldarazo de la funcionaria europea para su proyecto de desarrollo del litio, muy criticado por la oposición de su país debido a la centralidad que tiene el Estado chileno en éste.
Finalmente, en México, un país que fue agregado a la gira a última hora y por presiones del Parlamento europeo, López Obrador y Von der Leyen emitieron un comunicado conjunto, pero sin las fotografías de rigor ni fechas próximas establecidas. No obstante, ambos dijeron querer firmar el acuerdo comercial que se empezó a discutir en 2016, pero que se ha venido ralentizando por varias razones.
Retomar las relaciones
La última década ha estado caracterizada por el auge de la inversión China en América Latina y un bajón en las relaciones de ésta con EE.UU. y Europa.
En paralelo, la UE y EE.UU. aumentaron la tensión con la región, imponiendo sanciones contra Venezuela y cortando el financiamiento a Brasil debido a la diatriba ambiental con el expresidente Jair Bolsonaro en 2019.
Hoy la izquierda ocupa la mayoría de gobiernos de la región y, quizá por ello, como nunca antes, se siente su desconexión con las directrices que han emanado desde Washington en la actual coyuntura geopolítica y que, básicamente, solo Europa ha cumplido a cabalidad a costa de su propio bienestar.
A pesar del nuevo panorama, Von der Leyen considera que las condiciones están dadas para avanzar con América Latina y quiere precipitar, para este mismo año, el acuerdo de libre comercio con Mercosur (después de veinte años de espera) y con México (después de siete años). Ambas significan jugadas estratégicas, solo que lucen tardías en relación a la vertiginosidad de las relaciones comerciales con China.
Es probable que Europa este llegando tarde a América Latina para afianzar lazos más profundos. Aunque las inversiones ofrecidas en materia energética podrían acercar a las regiones, las discrepancias políticas podrían alejarlas aún más. Y es eso lo que surge desde el malestar mostrado por algunos de los presidentes que sirvieron de anfitrión.
Europa y la 'mazo zurda'
Del funcionariado europeo que viene a América Latina a retomar el flujo político bastante obstruido, se esperaría mucha 'mano zurda' para entenderse con el liderazgo progresista que no solo está en auge, sino que ya tiene un respaldo comercial con China, la competencia europea.
El intento de descongelar y sellar de una vez por todas un acuerdo comercial con Mercosur, debería convertirse en un puente con la región, pero lo que se ha evidenciado después de la reunión en Brasilia y Buenos Aires, es que el intento de apresurar el cierre del acuerdo más bien se está convirtiendo en una nueva discordia debido a los requerimientos que está condicionando la UE, que son de difícil cumplimiento para los países suramericanos y que podrían dar pie a sanciones de ésta, especialmente en el área ambiental.
Hay un tufo de "unilateralismo" en las condiciones europeas que podría interpretarse como una mala lectura desde Bruselas sobre los cambios geopolíticos y de cómo estos han afectado a América Latina. En el subcontinente actualmente se vive un ciclo de gobiernos de izquierdas, sus principales economías ya juegan sus cartas en otros tableros, (especialmente en los BRICS, en el que Brasil es protagonista, pero otros países aspiran su incorporación), y el flujo comercial con China ha minimizado el impacto que tuvieron las relaciones con Europa en tiempos anteriores.
Venir desde Europa a poner condiciones en la actual situación no parece ser un camino muy propicio para relanzar las relaciones.
Ya el propio gobierno brasileño había precisado que en las actuales circunstancias no firmaría el acuerdo con la Unión Europea. Después de la reunión en Brasilia, parece que este proceso está mucho más lento de lo que Europa necesita si quiere empezar a competir con China en América Latina. En México ocurre algo similar.
Lo que viene
En el segundo semestre de 2023, España, el país más cercano a Latinoamérica, asumirá la presidencia rotatoria del Consejo Europeo. Y a mediados de julio se llevará a cabo en Bruselas la Cumbre UE-CELAC, que no ocurre desde 2015 y que obviamente Von der Leyen estuvo gestionando en su viaje.
La presidenta del Consejo Europeo también vino a amarrar las presencias, en la próxima cumbre de Bruselas, de los presidentes de los países con las economías más grandes de Latinoamérica: Brasil y México, quienes estuvieron ausentes en la reciente Cumbre Iberoamericana llevada a cabo en marzo pasado, en Santo Domingo, República Dominicana, lo que hizo sospechar de su poco interés por privilegiar las relaciones con Europa.
Así las cosas, tendremos que esperar hasta la nueva cumbre UE-Celac, dentro de un mes, para ver si el viaje de Von der Leyen ha logrado su objetivo de reanimar las relaciones entre ambas regiones, o si más bien ha terminado creando nuevas discordias.