Opinión
Luisa González, la variante que oxigena al correísmo para reconquistar el poder en Ecuador
A menos de un mes de haber sido, sorpresivamente, designada como candidata, las encuestas dan como favorita, y muy lejos de la pelea por el segundo puesto, a Luisa González.
El punto fuerte de su candidatura se sostiene en haber sido promovida desde el movimiento Revolución Ciudadana (RC), liderado por el expresidente Rafael Correa, corriente que ganó en fila tres presidenciales (con Correa, de 2007 a 2017) y luego la del expresidente Lenín Moreno (2017 a 2021), habiendo perdido únicamente el balotaje con el actual mandatario Guillermo Lasso en 2021, escenario que trata de superar intentando ganar en primera vuelta.
Y para ello, la RC se las juega todas, probando con la líder manabita, (de la provincia de Manabí al occidente del país), quien podría inscribir su nombre en la historia de Ecuador como primera presidenta electa.
Su figura forma parte del entorno del expresidente y en su campaña quiere demostrar lealtad, convocando el voto duro del correísmo.
Preferencias electorales
Este movimiento necesita, en las presidenciales próximas, vencer en la primera vuelta que será el 20 de agosto, para impedir un balotaje en el que, presumiblemente, todas las fuerzas se unirán en su contra.
Según estudio de la encuestadora Estrategas, González parte de primera con 27,95 % en la intención del voto.
La siguen Otto Sonnenholzner (9 %), Yaku Pérez (8 %) y Fernando Villavicencio (8 %). En la medición, el voto nulo obtiene un 15 % y el voto blanco un 11 %.
RC necesita vencer en la primera vuelta, para impedir un balotaje en el que, presumiblemente, todas las fuerzas se unirán en su contra.
No es solo su género lo que genera variantes en la nueva aspirante. También es evangélica y tratará de desmontar la idea que se ha impuesto en América Latina (caricaturizada por el bolsonarismo) de que los creyentes de esta religión son votos meramente conservadores.
Pero sobre todo, su candidatura viene a refrescar al poderoso movimiento correísta, con el fin de superar el escenario de 2021. Andrés Arauz, quien viene de ganar la primera vuelta y obtener un 47 % en la segunda vuelta de ese año, será su compañero de fórmula vicepresidencial.
Los escollos de González
Como decimos, la nueva líder del correísmo intentará vencer en la primera vuelta, para lo cual requiere alcanzar más del 50 % de los votos; o, al menos, el 40 % de las boletas y superar con un 10 % a su contrincante más cercano.
Según el mapa político-electoral actual, dibujado desde las últimas encuestas, hay al menos otras tres candidaturas que disputan un cupo para pasar al hipotético balotaje de octubre, donde lo único que parece seguro es que González ya tiene su lugar, solo que preferiría no tener que llegar a ese momento para impedir una nueva alianza de todos contra su movimiento.
La derecha ecuatoriana cuenta con variados candidatos que van a competir entre ellas por el votante conservador, lo que podría facilitarle el triunfo a González.
La dupla de la RC tiene que lograr que ese 47 % que votó a favor de Arauz en la segunda vuelta de 2021, lo haga ahora en la primera, para así, en medio de una dispersión del voto anticorreísta, superar por 10 % a su más cercano contrincante.
La derecha ecuatoriana cuenta con variados candidatos que van a competir entre ellas por el votante conservador, lo que podría facilitarle el triunfo a González en agosto. Sin embargo, a la dupla González-Arauz le afecta mucho más la candidatura de Yaku Pérez, que le resta votos del campo popular, donde el correísmo es muy fuerte.
Especialmente en disputa se presenta el voto rural, campesino e indígena en el que Pérez luce fuerte y desde allí intentará, como lo hizo en 2021 tras la convocatoria al voto nulo, aguarle la fiesta al correísmo.
También se encuentra en pugna el voto joven, un sector primordial que no vivió o no recuerda los gobiernos de Correa y que podría no atender el llamado 'restauracionista' de la candidata, basado en recordar la edad de oro de los gobiernos de Correa. Para ellos, la Revolución Ciudadana tendrá que producir una oferta especial.
A diferencia del resto de candidatos, que tienen un involucramiento en la esfera política, González más bien es una figura emergente. Aunque ha tenido participación muy activa en diversos espacios, incluida la Asamblea Nacional donde se desempeñó como vocera de su grupo parlamentario en varias ocasiones, no ha tenido la visibilidad (y responsabilidad gubernamental) de varios otros líderes correístas, lo que generó sorpresas por su nombramiento.
La novedad de su participación como aspirante presidencial podría ofrecer un nuevo oxígeno al correísmo para tratar de vencer en este proceso comicial y volver al poder político.
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