Con la designación de las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, por parte de la Asamblea Nacional, queda el campo libre para el desarrollo definitivo de la carrera presidencial de 2024.
La renuncia de todos los miembros de la directiva, el pasado mes de junio, había paralizado los procesos internos del ente responsable de la campaña presidencial, así como un conjunto de iniciativas al interior de los partidos políticos.
La más mencionada de dichas iniciativas eran las primarias opositoras que ahora, según decisión de la Plataforma Unitaria (PU), serán organizadas sin el apoyo del CNE.
La nueva composición del ente rector, si bien mantiene el número de autoridades relacionadas con la oposición, desvela algunas variaciones que responden a las negociaciones con la Plataforma Unitaria, el conglomerado que agrupa a los grandes partidos de oposición: Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo (UNT), Primero Justicia (PJ) y Voluntad Popular (VP).
Esta vez, los partidos UNT y AD han sido los favorecidos en la designación de las nuevas autoridades, en tanto que los candidatos de PJ y VP están inhabilitados para ejercer cargos públicos por la Contraloría General de la República (CGR), órgano que hasta la semana pasada fue presidido por Elvis Amoroso, quien ahora fungirá como presidente del CNE, por mandato del Poder Legislativo.
Después del nombramiento de Amoroso ante el CNE, la oposición se ha mantenido en la senda electoral, sin sus acostumbradas acciones de desconocimiento ni llamados rupturistas, lo que marca una diferencia radical con la actitud que tomaron en las presidenciales de 2018
La designación de Amoroso generó diversas reacciones en contra por parte de algunos sectores de oposición, pero también evidenció el ablandamiento de las posturas radicales.
De hecho, después del nombramiento de Amoroso ante el CNE, la oposición se ha mantenido en la senda electoral, sin sus acostumbradas acciones de desconocimiento ni llamados rupturistas, lo que marca una diferencia radical con la actitud que tomaron en las presidenciales de 2018.
En aquellas elecciones, marcadas por el chantaje de la participación opositora, el adelanto electoral que realizara el CNE de entonces fue determinante para que los partidos del antichavismo desconocieran al ente comicial y declararan su llamado a la abstención.
Aunque en cualquier país del mundo un adelanto electoral es sinónimo de responsabilidad democrática en una situación de crisis, como la que vivía entonces el país caribeño, todos los partidos del conglomerado opositor (hoy reunidos en la PU) declararon su salida del camino institucional e iniciaron un llamado insurreccional.
Luego vino el levantamiento de Juan Guaidó en 2019 y el resto es historia conocida. La nueva noticia es que parece que la oposición no quiere repetir esa historia y se ha plegado a la designación de los nuevos rectores, a pesar de la animadversión que profesan contra Amoroso por las inhabilitaciones que se hicieron desde la Contraloría.
El camino electoral parece concurrido por todos los sectores políticos del país, y el evento presidencial de 2024 podría sellar la definitiva normalización política del país.
A diferencia de 2018, ningún partido opositor, ni siquiera los más radicales –como Voluntad Popular, de Leopoldo López, y Vente Venezuela, de María Corina Machado– se han declarado en desobediencia contra la designación de los nuevos rectores, sino que han decidido seguir desarrollando sus campañas, a la espera de que los habiliten para participar.
Así las cosas, el camino electoral parece concurrido por todos los sectores políticos del país, y el evento presidencial de 2024 podría sellar la definitiva normalización política del país.
Con esta nueva conformación del CNE, es muy probable que todos los partidos opositores importantes de la Venezuela participen en el evento electoral y pasen la página del llamado insurreccional que propagaron desde 2018, cuando desconocieron a todas las autoridades del país.
Se agita la precampaña
Antes de las presidenciales de 2018, cualquier partido o candidato que planteara la necesidad de participar en el evento electoral era considerado un "colaboracionista" o "entreguista" al gobierno. En este agosto de 2023, cuando ni siquiera hay un calendario electoral para el evento de 2024, todos los partidos están en la calle desarrollando de manera fervorosa la campaña de sus precandidatos.
En las primarias opositoras, organizadas por la PU y fijadas para octubre, se han inscrito un total de 14 precandidatos, casi todos de partidos o sectores que llamaron a la abstención en 2018, que buscan ser elegidos como abanderados "únicos".
Fuera de la Plataforma, al menos otros seis precandidatos opositores precipitan sus actos proselitistas. Por parte del oficialismo, solo se tiene el nombre del presidente Nicolás Maduro como posible abanderado.
En la actualidad, todos hacen recorridos por barrios y urbanizaciones, mítines partidistas, entrevistas y los típicos eventos que se llevan a cabo durante cualquier campaña electoral. Si bien ha habido algunas escaramuzas, ninguna de la magnitud que obligue a algún candidato a paralizar su agenda.
De modo que el ambiente en Venezuela parece tender hacia la regularización de las relaciones políticas y ahora, con el nuevo CNE, es probable que en pocas semanas se tenga un cronograma definitivo que dé cuenta de la fecha del evento presidencial, así como del inicio oficial de la campaña.
Mucho ha cambiado en Venezuela, y hay que reconocer que en la oposición también.