La reacción del Gobierno de Israel, a partir del ataque sorpresa perpetrado por Hamás el 7 de octubre, ha unificado las posiciones de muchos gobiernos de América Latina.
Cabe recordar que hace menos de un lustro, la agenda internacional de los gobiernos de la región tenían como tema privilegiado, prácticamente como anatema, el caso de Venezuela y los intentos de su intervención por diferentes vías.
Para finalizar 2023, hay un vuelco en la región en cuanto a la temática que preocupa a su liderazgo: las terribles agresiones contra el pueblo palestino han sensibilizado a todos los matices de la izquierda en los gobiernos. La respuesta a estos hechos se posiciona en los principales discursos y actividades diplomáticas.
Gobiernos progresistas condenan agresión
Diversos gobiernos progresistas, en sus diferentes tonalidades ideológicas, han sido contundentes en el reclamo contra la ofensiva israelí en Palestina.
Los Gobiernos de Brasil, México, Argentina, Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela y Cuba, todos han denunciado las acciones del Gobierno israelí y están tomando decisiones intensas al respecto.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, colocó alta la vara de las críticas este 25 de octubre, cuando denunció como "genocidio" lo que está perpetuando Israel: "el problema es este: no es una guerra, es un genocidio que ya ha matado a casi 2.000 niños que no tienen nada que ver con esta guerra", declaró.
En la medida que se repiten y profundizan los actos bélicos israelíes, las cancillerías y los propios presidentes han ido subiendo el tono de la denuncia desde la región.
Los Gobiernos de Colombia y Chile han llamado a consultas a sus respectivos embajadores de Israel. Las Cancillerías de México y Argentina han publicado sendos comunicados en los que se pide parar la ocupación israelí en Gaza y detener los bombardeos. Ambos despachos condenan duramente las acciones de Tel Aviv.
Por su parte, el Gobierno boliviano rompió relaciones diplomáticas con el de Israel.
En la medida que se repiten y profundizan los actos bélicos israelíes, las cancillerías y los propios presidentes han ido subiendo el tono de la denuncia desde la región. El ataque a un hospital de Gaza el 17 de octubre, así como los repetidos bombardeos al campamento de refugiados de Yabalia, van impacientando aún más a la dirigencia política.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, uno de los líderes izquierdistas más moderados, calificó de "barbarie" los actos de Israel contra la población civil: "la respuesta ha sido desproporcionada, se está violando el derecho humanitario internacional (…) merece nuestra más clara condena".
Un tema que preocupa
El desencadenamiento del conflicto israelí-palestino en este 2023, ha acaecido ante una América Latina que evidentemente ha girado hacia la izquierda. Este ha sido un conflicto que, se puede decir, está en el ADN del progresismo latinoamericano, y las respuestas categóricas de sus líderes, desde los más radicales hasta los más moderados, da cuenta de la preponderancia del tema en la agenda común.
Quizá, el mandatario que ha manifestado en mayor número de oportunidades su rechazo a las acciones de Israel sea el presidente colombiano Gustavo Petro, quien llegó a comparar la situación actual de Gaza con el campo de concentración judío de Auschwitz, lo que le valió una reyerta pública con el embajador de Israel en Colombia, Gali Dagan.
El desencadenamiento del conflicto israelí-palestino en este 2023, ha acaecido ante una América Latina que evidentemente ha girado hacia la izquierda.
Basta recordar las guerras de Irak y Afganistán, y la tímida respuesta de los gobiernos de entonces, para entender las profundas modificaciones existentes en materia de política internacional que aplican actualmente muchos gobiernos de América Latina.
El apoyo que ha recibido el Gobierno del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, de Gobiernos de derecha de la región como Uruguay, Ecuador y Paraguay, da cuenta de la solidaridad automática hacia los aliados de EE.UU. por parte de los líderes de tendencia conservadora, quienes no han cuestionado las masacres sucedidas contra el pueblo palestino.
Estos gobiernos se encuentran en minoría a diferencia de lo que ocurría en épocas anteriores, cuando detentaban el dominio en casi toda la región. Sin embargo, sirve su postura para imaginar el respaldo que podría tener la intervención israelí si esta hubiera ocurrido durante un ciclo conservador, como el del pasado lustro.
Por el contrario, en el momento actual, la Cancillería israelí ha tenido mucha actividad en responder a las críticas que recibe desde diversos flancos en la región. Y varios países han entablado diatribas con sus gobiernos.
Se evidencia una Latinoamérica mucho más unificada en torno a un tema común que le afecta, aunque no directamente, sí en sus cimientos ideológicos. Y las diatribas entre las tendencias y matices que muchos otros temas generan, en el caso de este conflicto se ven superadas.
Hoy se puede decir que, los principales países y economías de la región no sólo expresan su velada preocupación por lo que está sucediendo en Medio Oriente, si no que han dado pasos importantes para respaldar al pueblo palestino.