El debate presidencial en Argentina que ocurrirá este domingo, enfrentará a dos colosos, especialmente por su experticia en economía y a la manera como se han ganado su lugar en la esfera política. Más que dos economistas hablamos de dos intelectuales orgánicos, cada uno defensor de modelos económicos disímiles.
Uno, Javier Milei, de La Libertad Avanza (LLA), ha revolucionado el ambiente político con su propuesta radical de dolarización, liberalización extrema y ha ofertado en su campaña la eliminación de ministerios sociales y un sacudón a toda la institucionalidad política y económica, como la eliminación del Banco Central.
El otro, Sergio Massa, de Unión por la Patria (UP), es nada menos que el actual responsable de la cartera económica, esfera donde la sociedad argentina tiene ya tiempo entrando en una situación de convulsión generalizada, con una altísima inflación y una desestabilización de los precios y los ingresos de los ciudadanos.
Visto así, parecería que el postulante radical tiene todas las de ganar: un populista de derecha en ascenso, en medio de una situación de crisis severa, en contra del principal responsable del barco que atraviesa la tempestad.
Milei, apoyado en el balotaje por parte de "la casta" que quería exterminar, también tiene muchos flancos débiles que tendrá que defender.
Cabría esperar entonces que la crítica contra las políticas actuales que implementa el Estado en materia económica, eclipsarán el tiempo del debate.
Sin embargo, parece que la discusión estará afilada de ambos lados y ahora Milei, apoyado en el balotaje por parte de "la casta" que quería exterminar, también tiene muchos flancos débiles que tendrá que defender.
El ambiente electoral para el balotaje
Los resultados de la primera vuelta presidencial, llevada a cabo el 22 de octubre, fueron asombrosos. Milei, que había obtenido 30 % en las Primarias, Abiertas Simultáneas, Obligatorias (PASO) del 13 de agosto, se estancó en el mismo guarismo, mientras que Massa, que había obtenido un 21 % en agosto —un resultado que elevaba las posibilidades de que el peronismo por primera vez en su historia no asistiera a un balotaje—, obtuvo un sorpresivo 37 % y se ubicó en primer lugar.
Ese día, Massa le "aguó el concierto" que siempre está dispuesto a ofrecer Milei, en su campaña de rockstar. Logró llevar al "león", como se autodenomina el derechista, hacia el corral de la realpolitik.
Movida de piso
La sensación de "movida de piso" después de saberse los resultados todavía impactan en el rostro de Milei, cuando apenas faltan nueve días para el evento presidencial del 19 de noviembre. Su estrategia de campaña tuvo que dar un vuelco. Era notorio que su radicalismo le impedía tener algo más que unas enormes barras bravas. Ahora, de cara al balotaje, ha tenido que guardar la motosierra con la que literalmente ofrecía "arrasar con los zurdos de mierda". Además, ha tenido que abrazarse con Patricia Bullrich a quién llamó "montonera pone bomba" en el debate presidencial anterior.
Pero lo que más peso le hace es su obligada negociación con actores tradicionales de "la casta" que había jurado combatir. También ha reculado con los insultos al papa Francisco, de quien dijo que tenía afinidad con "los comunistas asesinos" y estaba al lado de "dictaduras sangrientas".
Me cara al balotaje, Milei ha tenido que guardar la motosierra con la que literalmente ofrecía "arrasar con los zurdos de mierda".
Por su parte, Massa ha pasado a la ofensiva y ha cambiado el sentido del lenguaje electoral: ha logrado disminuir el argumento en su contra relacionado al alto costo actual de los alimentos y enseres, introduciendo expectativas negativas en relación a cuánto llegarían a costar si Milei gana las elecciones, razonando su alerta e intentando con ello convencer a sectores que hasta hace poco pedían un cambio; de hecho lo siguen haciendo, pero sin agradarse con la salida que propone Milei, en la que todo queda en suspenso y hay serios riesgo de sufrir un verdadero terremoto socio-político.
La arena movediza en la que se ha metido Milei puede evidenciarse en las fisuras que se han presentado en los sectores de la derecha moderada.
Con la salida que propone Milei, todo queda en suspenso y hay serios riesgo de sufrir un verdadero terremoto socio-político.
El apoyo a Milei, por parte del conglomerado Juntos por el Cambio (JxC), se ha producido en medio de enormes debates a lo largo de todos los partidos de la alianza, en los que grandes liderazgos han desistido de darle su apoyo. Esto da cuenta, y eso lo veremos en el debate, que el candidato va a la discusión pública con flancos muy abiertos, con alianzas que pueden percibirse como más responsables de la crisis, que el propio ministro actual. El apoyo del expresidente Mauricio Macri, quién gobernó de 2015 a 2019 y que salió fuertemente derrotado en su primer intento de reelección, puede terminar siendo el yunque definitivo que le sumerja.
De cara al debate, esa alianza con Macri le permite a Massa contraatacar a Milei, ubicando a su equipo cercano como responsable de la crisis económica iniciada, según la narrativa del peronismo, durante la administración del expresidente.
El apoyo del expresidente Mauricio Macri puede terminar siendo el yunque definitivo que sumerja a Milei.
El nuevo escenario quimérico que enfrenta Milei, y al que parece no haber estado preparado, le ha trastocado su zona de confort.
El candidato ha sido políticamente formado y reconocido públicamente desde las tertulias televisivas e impulsado por las controversias mediáticas en las que jugaba siempre como crítico. Sin embargo, los últimos días se ha visto disminuido en ese mismo terreno. La semana antepasada sufrió un traspié en el programa de Esteban Trebucq, que le hizo verse nervioso e impedido para hablar con la fluidez como acostumbraba. En el resto de apariciones ya no emite la misma soltura y radicalismo.
Las principales encuestadoras Zuban Córdoba y Asociados, Analogías y el Centro Celag dan por ganador a Massa, pero casi todas en un escenario más parecido al empate técnico. Igualmente CB y Atlas, que se lo dan a Milei, pero también en un panorama cerrado, por pocos puntos.
Con este panorama llegamos el domingo a un escenario de confrontación discursiva en el que el mínimo error puede costar la victoria a cualquiera de los dos. Ambos tienen el reto de hacer salir de "sus casillas" al otro, y defenderse mejor de unos ataques que se esperan implacables.
A las 21:00 horas se dará el inicio de este último debate ampliamente recomendado para quienes les interesa la política latinoamericana.