Opinión
Aclamaciones y probables fisuras: ¿qué esperar del 'supermartes' en EE.UU.?
El próximo 5 de marzo ocurrirá una de las más importantes fechas del calendario electoral estadounidense, cuando los electores de 15 estados y un territorio decidirán quiénes serán los candidatos de cada uno de los partidos nacionales. Es lo que se ha llamado históricamente el "súpermartes".
En total, ese día se elegirá alrededor de un tercio de los delegados republicanos y demócratas, que escogerán a los próximos candidatos presidenciales.
Los supermartes por lo general son decisivos, y el de este año es bastante probable que termine de dar la campana de inicio de una esperada revancha presidencial. No obstante, no se descarta que también se muestren las fisuras internas a cada una de las candidaturas.
En esta ocasión, en la que básicamente no hay competencias internas de peso en las candidaturas favoritas, podría esperarse que la jornada luzca algo fría. Las sorpresas, si acaso, correrán por parte de hipotéticos obstáculos que aunque no impedirán el abanderamiento, sí podrían determinar una debilidad que les impida a los aspirantes ganar en noviembre.
Se espera que este supermartes no sea mucho más que un acto protocolar para el expresidente Donald Trump, ya que lo va a encumbrar de manera definitiva para obtener en firme su candidatura presidencial.
Los estados que asistirán a la jornada serán: Alabama, Alaska, Arkansas, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Minnesota, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Vermont, Virginia y un territorio: Samoa Americana.
¿Día de aclamación para Trump?
Con la derrota en Carolina del Sur, su feudo y estado natal, Nikki Haley quedó muy aminorada en las internas republicanas el sábado pasado.
Por eso, se espera que este supermartes no sea mucho más que un acto protocolar para el expresidente Donald Trump, ya que lo va a encumbrar de manera definitiva para obtener en firme su candidatura presidencial.
Además de ello, con el último abandono financiero de algunos actores que ofrecían recursos a Haley, es probable que la candidatura de Trump se quede en solitario en los predios republicanos.
Si embargo, si Haley logra astillarle el voto al magnate en algunos estados de manera importante, no solo sobreviviría como candidata sino que lograría hacer cuajar un núcleo "antitrump" entre los republicanos, lo que podría quitarle vitalidad a la victoria del expresidente en noviembre.
Esa jugada cobra especial relevancia cuando hay grandes líderes y expresidentes republicanos que piden votar en contra Trump, aunque para ello tengan que darle el voto al actual mandatario, Joe Biden.
Los bemoles demócratas
El caso del Partido Demócrata es algo similar al del Partido Republicano, en tanto su candidato estrella, el actual presidente, no tiene competidor pero sí mucho que perder.
El resultado en Michigan, el martes pasado, demostró la fortaleza del "voto no comprometido", que llegó al 15 % y reflejó el malestar interno de la corriente izquierdista de los demócratas, en relación al apoyo que ha dado la actual administración a Israel en su ataque a la Franja de Gaza, que ha dejado más de 30.000 palestinos muertos.
El resultado en Michigan, el martes pasado, demostró la fortaleza del "voto no comprometido", que llegó al 15 % y reflejó el malestar interno de la corriente izquierdista de los demócratas.
Los organizadores de este "voto castigo" lograron el objetivo de obtener una cantidad de respaldos mayor a la diferencia que le sacó Trump a los demócratas en 2016, una forma de comprobar que si no hay cambio en la política estadounidense en relación a Palestina, entonces no apoyarán a Biden en noviembre. Bajo esa premisa, Trump podría ganar este determinante estado "bisagra".
El resultado de Michigan hace que el supermartes tome cierta importancia para la precandidatura de Biden. Si bien el malestar no tendría la capacidad para sacarlo de la competición, sí puede indicar debilidades y fisuras en la estrategia de articulación general de todas las minorías y corrientes demócratas para poder vencer a Trump.
Por otro lado, la figura de Michelle Obama –que no es precandidata, ni ha mostrado aspiración alguna– sigue siendo impulsada en redes sociales y grupos de opinión, como la posible sucesora de Biden.
La avanzada edad y la salud mental de Biden son su talón de Aquiles, por lo que cierto sector de los demócratas intenta lanzar a Obama como una ficha que puede lograr una efectiva articulación entre las minorías.
Dicho esto, Biden aún no tiene un competidor que ponga en riesgo su triunfo en las internas demócratas, pero tendrá que comprobar que todavía posee la capacidad de 2020 para unificar el apoyo de diversas corrientes, con miras a demostrar que puede vencer a Trump en noviembre.
Otro obstáculo sorteado
El principal obstáculo de Trump para seguir en la carrera presidencial es el juicio radicado en Washington por la violenta toma del Congreso, realizada por sus seguidores en enero de 2021, después que el republicano desconociera el triunfo de Biden.
No obstante, a menos de una semana del supermartes, el Tribunal Supremo accedió a la petición de los abogados de Trump, que pidieron que la corte se declarara competente de estudiar, discutir y decidir sobre la inmunidad presidencial, lo que significa que el juicio se dilatará de manera tal que una decisión en firme podría tomarse después de los comicios.
La dilación en el proceso representaba el objetivo principal de la defensa del expresidente, y la ha logrado. El inicio del juicio en cuestión estaba previsto para el 4 de marzo, pero ya ha sido postergado.
Si el magnate logra llegar a la silla presidencial, su fiscal podría desestimar los cargos en su contra y así permitirle superar definitivamente el principal pleito judicial que lo amenaza.
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