Qué esconde la propuesta de Noboa para el retorno de las bases militares extranjeras a Ecuador

Ociel Alí López

El presidente Daniel Noboa anunció que remitirá al Congreso una reforma constitucional que permita la instalación de bases extranjeras en Ecuador, una jugada que le permite alinear sus fuerzas internas y externas para atravesar el dificultoso trance de las próximas presidenciales y legislativas que se efectuaran en febrero del año próximo.

Lo primero que intenta el mandatario con la propuesta en cuestión es arrojar la pelota de la inseguridad y el narcotráfico a la Asamblea Nacional. El reforma se hará vía legislativa, en vez de recurrir al referendo popular, a diferencia de otras iniciativas planteadas por el mandatario. La jugada no es gratuita.

El partido opositor Revolución Ciudadana –que aglutina a las fuerzas lideradas por el expresidente Rafael Correa– tiene la bancada más grande en el Parlamento y es 'heredera' de la actual Carta Magna, ya que el correísmo fue impulsor de la Constitución de 2008.

Noboa envía la iniciativa al Congreso, un espacio en el que carece de fuerza, seguro de que el correísmo va a obstaculizarla. De este modo, sabe que podrá comenzar a enfilar las baterías en contra del principal partido de oposición.

En ese texto, aprobado por 63 % de los votantes, se estableció la prohibición expresa de las instalaciones militares extranjeras en el territorio ecuatoriano, lo que llevó al retiro, en 2009, de la base de Manta, ocupada por el ejército estadounidense.   

Noboa envía la iniciativa al Congreso, un espacio en el que carece de fuerza, seguro de que el correísmo va a obstaculizarla. De este modo, sabe que podrá comenzar a enfilar las baterías en contra del principal partido de oposición para acusarlo de impedir la lucha contra el narcotráfico y, tal como lo han hecho en las últimas campañas, culpabilizarlo de la ola criminal que ha azotado a Ecuador los últimos años.

Además, intentará acercarse a opositores del campo conservador (anticorreísta), que tienen presencia legislativa, pensando en renovar alianzas de cara al evento electoral y reorganizar una mayoría parlamentaria a su favor, al menos en este tema.

La irrupción del narcotráfico

Cabe recordar la forma abrupta en que se introdujo el narcotráfico en la vida social y política ecuatoriana. En cuestión de tres o cuatro años, el país pasó de ser uno de los más seguros de la región a estar gobernado por la violencia. Los grupos delictivos vinculados al narcotráfico han tomado televisoras, han asesinado candidatos presidenciales y alcaldes, han interferido en las campañas y, por sobre todas las cosas, han disparado los homicidios, los actos terroristas y los hechos delictivos en general.

Todo esto pone el foco político en la necesidad de ofrecer resultados en esta temática, ya que se ha convertido en la principal preocupación de los electores, tal como ocurrió en las últimas presidenciales de 2023, en las que la diatriba electoral se concentró en este flagelo.

Pero a Noboa se le acaba el tiempo para cosechar algunas victorias en este sentido, después de una oferta electoral centrada en este tema. En menos de cinco meses ocurrirán las presidenciales y legislativas, y el conjunto de acciones que propuso, así como las medidas efectistas que ha tomado, no le permiten tener logros tajantes que exhibir.

Al culminar su breve mandato, los niveles de asesinato y delincuencia son muy elevados, el narcotráfico siguió controlando vastos territorios y horadando la vida política ecuatoriana.

Además, las bandas no han sido desarticuladas y continúan  con amplia operatividad, por lo que Noboa ya no puede blandir hermosas ideas, sino buscar cómo justificar su gestión. Le espera una campaña después de haber incumplido sus principales promesas y, por ende, cuenta con menos cartuchos para quemar.

Lo que Noboa tiene a favor es el poco tiempo que ha durado su mandato, pero entonces necesitará justificar su continuidad mostrando que tiene objetivos claros y sabe cómo cumplirlos. Todo esto en medio de un clima crispación generalizada.

Lo que más tiene a favor es el poco tiempo que ha durado su mandato, pero entonces necesitará justificar su continuidad mostrando que tiene objetivos claros y sabe cómo cumplirlos. Todo esto en medio de un clima crispación generalizada.

Parte de la campaña presidencial de Noboa se basó en hacer ofertas que parecían muy simples pero muy eficaces; sobre los temas seguridad y energía y mostró un conocimiento técnico y profundo sobre ambas temáticas. Sin embargo, culminando 2024, el país se encuentra con que ambas crisis, la eléctrica y la de seguridad, se han venido afianzando y así como hay actos criminales cada día, hay apagones eléctricos, algunos programados, lo que le genera debilidades para afrontar la consiguiente campaña. 

Con este anuncio de llevar al Congreso la reforma constitucional, su apuesta es perfilar su candidatura ante la campaña que ya virtualmente ha comenzado y abrir una dimensión discursiva desde donde golpear al oponente. El presidente busca culpables para poder reajustar un discurso en el que ya no puede criticar al establecimiento político, en tanto ahora es el principal actor del mismo.

La propia ineficacia de su gestión le obliga, en el terreno de lo político, a abstraerse hacia temas propiamente ideológicos (confrontación con EE.UU., seguridad vs. nacionalismo, capitalismo vs. socialismo), que tratan de darle preponderancia al tema de la seguridad en un momento en el que la crisis eléctrica se profundiza.

En la esfera propiamente geopolítica, con la propuesta de reforma constitucional, Noboa lanza una luz de bengala a Washington -que es el principal beneficiario de una decisión de este tipo- para que acelere los apoyos políticos y financieros a su gobierno, con el fin lograr la reelección, desalojar al correísmo del Congreso y responsabilizarlo de haber expulsado a los militares estadounidenses, lo que desde su narrativa ha permitido la entrada del narcotráfico. 

EE.UU., que tuvo que salir de la base de Manta, al norte de Ecuador, tiene veladas intenciones de volver a instalar una base militar en este lugar estratégico no solo para la región, sino por lo que está representando el mar Pacífico en la reciente diatriba con China, que ha pasado de ser para Washington de una competencia comercial a un enemigo propiamente militar.  

En definitiva, con esta jugada, netamente virtual porque no representa una medida política concreta, el presidente ecuatoriano intenta afectar varias dimensiones: apuntar hacia el adversario a vencer, opacar la crisis eléctrica en el momento más crítico, buscar alianzas internas, pedir apoyo de Washington y preparar el escenario narrativo de la próxima campaña electoral. Todo eso, con una sola propuesta.

La campaña comienza, el tiempo político apremia y Noboa ha tomado una iniciativa. Habrá que evaluar los efectos que produce en los diversas dimensiones que trata afectar. Eso lo sabremos en las próximas semanas.