Monumento a los Conquistadores del Espacio

No sé si sea muy relevante conocer la opinión del nieto de John F. Kennedy; el ciclista que pasó cerca de la Estatua de la Libertad ayer a eso del mediodía; el policía que pilló a Jimmy Swaggart en su auto con una prostituta; el asesor de imagen de Justin Bieber; el editor de espectáculos de The Gringo Gazette; los herederos artísticos de James Montgomery Flagg; el capitán -que nunca existió- de los New York Yankees en los 60; el (o la) maquillador(a) de Oprah Winfrey; la segunda esposa de Harland “Coronel” Sanders; el fantasma del creador del Pato Donald; el actual novio de Calvin Klein; el secretario general de la Iglesia de los Caballeros Estadounidenses del Ku Klux Klan; el entrenador personal de quien en el pasado fuera Mitch Buchannon; el camarógrafo en jefe de COPS; el cura que casó a John y Lorena Bobbitt (hoy, Lorena Gallo); los miembros fundadores del club de fanáticos del Osito Gominola, filial Chicago; la productora ejecutiva de My Little Pony; la protagonista de “Hello Mary Lou”; los restos (si aún queda algo) del abogado que en 1814 se despachó la letra de The Star-Spangled Banner después de haberse fumado quién sabe qué cosa; la amante mulata de Johnny Smith, verdulero católico y republicano de Manhattan; el águila calva del escudo de USA si pudiera hablar; el gentilhombre que le prepara los discursos a Obama -quien, por estos, días anda reflexionado acerca de los alcances de la cesantía-; o, en general, la de cualquier noble ciudadano estadounidense que cada 4 de julio haya levantado el codo más de lo debido… pero lo cierto es que, probablemente, asegurarían que su país venció a los rusos en la lucha por alcanzar el espacio. Esto, cuando Neil Armstrong realizó su célebre primera caminata lunar.  

Sin duda, el mérito de aquel hombre que pronunció a miles de kilómetros las célebres palabras “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad” fue colosal. Negarlo sería faltar a la verdad.

No obstante, algunos pocos años atrás la URSS ya se había anotado una victoria tanto o más trascendental: poner en órbita espacial al primer ser humano: Yuri Gagarin. En eso, los soviéticos fueron primeros. Llegaron “antes”, como se dice. La derrota debió doler y fuerte en la “tierra de las oportunidades”, pues, justamente, sus archienemigos habían tenido la “oportunidad” de vencerles. Algo no funcionaba bien en el Sueño Americano por aquellos días. Corría el año 1961. 

Pero hay más: si a eso le agregamos que el denominado “Programa Luna” de los soviéticos había sido también pionero en enviar sondas de investigación al principal satélite terrestre podemos imaginar la “desazón cósmica” de los estadounidenses.   

Como corresponde a semejante hazaña, en estas tierras se construyeron diversos emblemas conmemorativos. Pero en grande. Con una amplitud casi extraterrenal. Nada mezquino: esto debía ser tan imponente… como –para decirlo de alguna manera- ser visto desde el espacio.
El resultado impacta hasta hoy día.

Ofrecemos a los lectores de este blog imágenes del Monumento a los Conquistadores del Espacio, ubicado a un costado de la entrada del Centro Panruso de Exposiciones (VDNJ) de Moscú.

Cuando lo vi, me pareció llegar a un punto en el que las leyes físicas terrestres funcionaban de modo muy singular y en donde se registraba una curiosa perspectiva respecto a si es necesario abordar las cosas en “tamaño a escala humana”.
Como para quedarse con la boca abierta.

No sé qué les parecerá a ustedes. Saludos.

      
 

 

PD: Más fotos en: 

 

PD II: En los siguientes números de este blog presentaremos a los lectores esencialmente fotografías captadas por el autor durante su estadía en Rusia. Han sido casi tres años. En tal tiempo… es posible tomar muchas, muchas fotos ¿no?

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