Vacaciones 'de luxe' III: la 'doctora mamita' (y otras historias…)
Si para algunos Chuck Norris es Dios, personalmente pondría a Marlon Brando en mi Panteón o, al menos, en el Cielo de los dioses del cine del siglo XX. Más allá de la coincidencia crítica universal de inscribirle como uno de los mejores actores del celuloide occidental, su desempeño en diversos filmes -'El Padrino', por ejemplo, por nombrar sólo uno- le sitúa como uno de los 'Grandes' (así, con mayúscula) iconos de la cultura pop mundial.
Notables han sido algunas de las líneas de Brando en pantalla. Si no, basten sólo estas líneas que se manda en 'Apocalypse Now', sombrías, terribles como pocas: "Es imposible para las palabras describir lo que es necesario para aquellos que no saben lo que el horror significa. El horror. El horror tiene una cara... y uno debe hacerse amigo del horror. El horror y el terror moral son tus amigos. Si no lo son, son enemigos a los que hay que temer. Son enemigos de verdad". Ahí está: profundidad intelectual de primer nivel y, por si fuera poco, una emoción pura, resplandeciente, que te llega al centro mismo del corazón.
“Es imposible para las palabras… describir el horror”. De hecho, así es. Tampoco hay obra literaria que pueda hacerlo, sencillamente porque el horror es inaprensible, suerte de atmósfera o bruma, es una nube que atraviesas sin saber cuándo verás cielo abierto.
Hace algunas semanas estuve en Chile, mi país natal, como he señalado en las entregas anteriores de este blog. De 'vacaciones'. Tres semanas. 'Extrañaba' a mi país. Su gente y sus calles. Todo. Me cortaba las venas por subirme al avión que me llevara de vuelta a 'mi tierra' para estar con 'los míos'. Tenía unas grandes esperanzas en el viaje (ese, tal vez, sea mi problema: conservar aún 'grandes esperanzas' en las cosas).
A diferencia de las veces anteriores, elegí un vuelo con dos escalas, para hacer más llevadero el viaje, a veces, intolerablemente largo. Estuve más de un día en aire y tierra para llegar a destino. Hice escala en los aeropuertos de Frankfurt y São Paulo. Mi cuerpo sentía que se desplazaba por el planeta. Y, poco a poco, también una vibración se desplazaba por mi interior: volvía a casa. Pero no todo sería tan hermoso. Tan 'perfecto' como me lo imaginaba.
Exagero aquí, probablemente. Abuso de las posibilidades de la ficción. Falseo datos. Entrego verdades a medias. Presento realidades y de manera tendenciosa. Pontifico, de manera ruin y mezquina. No todo es malo en Chile o en cualquier país. Aunque tampoco todo es bueno. Es un país imperfecto, pues si hubiesen países perfectos… serían el Paraíso, el que, se sabe, no es de este mundo,
Empero (sic.), en las tres semanas que estuve allá me encontré con ciertos sucesos bastante 'particulares'. Circunstancias 'poco sabrosas' que me hacían pensar en el avión de regreso...
“¿A qué vienes a este país de 'pedazo de estiércol'?" (bueno, la palabra exacta aquí es otra y de género femenino… y por respeto a los lectores, la omitimos), fue una de las primeras cosas que me dijo una amiga cercana al escucharme al otro lado del teléfono, a dos días de llegar. “Es mi país y lo extrañaba”. Su silencio fue explícito: "Este es idiota o sino esto no se explica". “Mejor te hubieses quedado allá paseando por Europa. ¿Para qué venir acá?”. “Eso, justamente esto, es lo que quería. Esta simpleza, esta naturalidad, toda esta falta de sofisticaciones… relaciones elementales, recíprocas y sin formalismos. Quiero ser yo mismo, yo mismo, sin tener que actuar ni poder mostrarme como quien soy, como quien verdaderamente soy… aunque sea por tres semanas”. “Tú estás loco”. “Gracias, eso es precisamente lo que quería”.
Bueno, “eso” quería, pero no “esto”:
1.Asalto al camión de la lavandería.- ¿Quién no tiene aquella prenda 'regalona' que quiere más que otras ya sea por comodidad, cariño o cualquier otra razón? En mi caso, se trata de una chaqueta de pana, color azul marino. La quiero con toda mi alma. Y mi intención era traerla a Moscú. 4 días antes de volver la llevé a una lavandería. “Demora 3 en estar lista”, me dice la dependienta. Tiempo excesivo, pienso, pero, en fin, si me la llevo, mejor que sea limpia. Llega el día. Voy y la misma mujer me dice: “Hoy no hemos traído ropa. Es que nos pueden asaltar el camión…”. Ese día se registraba una de las (ya milenarias) protestas estudiantiles en Santiago. ¿Los posibles 'asaltantes'? Jóvenes de entre 13 y 18 años, sumados, claro a “los encapuchados de siempre”. Bien. Puede ser. Pero, ¿costaba mucho traer la ropa en la tarde, terminada la protesta? Parece que sí… “Todas las prendas estarán mañana por la tarde”. Cuando llegaron, yo estaba cruzando el Océano Atlántico rumbo a Moscú. Irresponsabilidad de ellos y error mío: dejar todo lo importante para último minuto.
2.El cliente “nunca” tiene la razón.- Voy a la 'Casa King' –hasta el nombre es un sinsentido-, una de las principales tiendas electrónicas de Santiago. Por experiencia, sé que la atención ahí no es digna del Palacio de Buckingham, pero necesitaba un adaptador de enchufe de un 'netbook' que había comprado en Moscú y cuyo original era incompatible con las tomas de corriente locales. No alcancé ni a explicarlo. “Mire, este cargador es de un computador comprado en el extranjero y…”. “¡¿Y a mí que me importa?!”, fue la respuesta del dependiente. “¿Qué dijiste?”, la distancia cliente/vendedor se había roto. Me acerqué a otro hombre y pedí hablar con el supervisor general. Tras escucharme, éste llamó al inesperado representante de esta singular versión 2012 de 'Maestría en atención al cliente'. Ni un par de minutos sucedido el incidente, éste se me acercó y con estas palabras: “¿En qué le puedo ayudar, señor?”. La falsedad, la traición, la felonía, se podían, sin embargo, captar desde otro continente. Su falsa amabilidad era –valga la redundancia- muy falsa. El “señor” le salía casi escupido de la boca. Lo supe y así se lo hice saber: mientras me mostraba el producto, me puse a observar con detenimiento los contornos de su cara. Y de manera siniestra. Sentí frío y algo de terror en su expresión. Al parecer, había comprendido el “mensaje”: su cabeza “estaría” mucho mejor en mi refrigerador…
3.- El país más “barato” del mundo.- En Moscú, ya tengo a más de alguno(a) a punto de cometer suicidio al estilo de pasajero de '¿Y dónde está el piloto?' al lado de Ted Striker… Todo, por narrarles hasta el cansancio las maravillas de los productos alimenticios de Chile y lo “baratos” que son. “Con lo que acá pago por un bistec de 3ª categoría, más bien chico y duro, en Chile me dan una vaca entera y hasta con cencerro, lengua de medio metro muy rosadita y tatuaje de 'Heidi', todo más dos terneros de regalo. ¡Y me sobra plata!”, repetí, sin cesar, durante meses. Cuando durante esta visita fui por primera vez a un supermercado y vi un melón mediano a 3.250 pesos (más de 6 dólares), puse el grito en el cielo, casi preso de histeria: “¡Y qué diablos pasó aquí que ahora tienen estos precios! ¡Se les subieron los humos a la cabeza a éstos…! ¡Expúlsalos, Señor, a estos usureros de tu templo!”. La carestía se había generalizado en Chile. El horror, el horror, el horror… Fuese por la causa que fuese… nunca más volvería a defender lo “barato” de Chile en el extranjero. Si alguna vez lo fue, eso… lo fue.
4. La “Doctora Mamita”.- Estoy en la consulta de una doctora para averiguar causa, evaluación y tratamiento de ciertas dolencias estomacales, algo graves. Tras la realización de un par de exámenes, le pregunto: “Doctora, ¿es posible que la gastroendoscopia le permita a usted determinar si…?”. En el acto, me interrumpe: “No, mamita, es necesario esperar los resultados de la biopsia para saber eso”. Me quedo más duro que policía civil descubierto en una redada ilegal de coca. ¿Qué es eso de “mamita”? Nunca lo había escuchado. “Será la versión femenina de `Daddy`”, me digo. Elucubro dos opciones. A) Me vio pasta de estrella y digno de emular a 'Daddy Yanquee'. B) Sutil fue su manera de sindicarme como gay encubierto o en potencia. Ambas alternativas ni me iban ni me venían, no así la conclusión que saqué: estoy en presencia de un error de protocolo evidente. Esto “antes” no sucedía en “mi país”. ¿Este era el bendito 'desarrollo' que tanto habíamos anhelado? ¡Yo no quería un país así, con profesionales de la medicina doctorados en la 'London School of Malos Modalesnomics'…! (¿O no, mamita…?).
5.“¡Estate tranquilo, Brayatan!“.- Pocas cosas soporto menos que los nombres 'españolizados' del inglés del tipo Brayatan, Maicol, Byron, Jarry, Brayan, Yeison o Richard, en el caso de los hombres, y Dangerling, Deyanira, Yocelyn, Nayareth, Mitzy, Leidy Di (así, tal cual), Nayareth, Yéraldin o Yamilé, en el de las féminas. Parece broma, pero, efectivamente hay muchos niños condenados a andar por la vida con semejantes estigmas, más cuestionables que el famoso número 666 que cantan los Iron Maiden. ¿Por qué hay madres que torturan así a sus hijos? ¿Qué culpa tiene un recién nacido para que lo bauticen como Kurcobain Jonathan González Soto?. “Es la raza la mala”, se dice, a menudo, para justificar todo ese tipo de atentados contra la moral, las buenas costumbres… y el sentido común. Por eso, cuando en el metro escuché a una madre increpar a su niño con un “¡Estate tranquilo, Brayatán!”, me dije: “¡Ah, no! ¡Yo de aquí me largo! ¡No me quedo ni un segundo más! ¡Brayatán! ¡Brayatán! ¡Brayatán! ¡Bra…!”.
6.- “Ese mar que tranquilo te baña”.- Chile es el país con la costa más larga del mundo (Ver Fe de errata al final de este texto). Y así es: con toda prestancia, cojo un bus en Santiago y en 2 horas estoy en el Edén… Perdón: en la playa, tomando sol, jugando a las paletas y rodeado de chicas guapas. El 'Boletín (mentiroso) Turístico' nos lo cuenta así: “No alcanzo a echar una siesta y ya estoy en aquellas arenas blancas y suaves, con ese sol que más que quemar te acaricia y esa agua… esa agua tibia, tersa y masajeante que sólo se da en mi país, esta larga, estrecha, mágica e irrepetible faja al sur del mundo”. ¿Qué droga aún no creada por los 'Laboratorios Lobotómicos del Mundo S.A' puede meterse uno para despacharse semejante catálogo de falsedades? Quién sabe. Lo que en verdad pasó fue… que al llegar a una playa del litoral central chileno y “ver lo que vi”, “sentir lo que sentí” y “oler lo que olí”… les juro que imaginé que una hoguera medieval hubiese sido poco castigo para mentira de semejante calibre. ¡Absolutamente 'wonderful' esa “agua tibia, tersa y masajeante”! ¡Sí, claro! Si no me congelé aquella vez… fue sólo porque Dios quería guardarme para el invierno ruso 2013.
7.-Como para tocar el cielo con las manos.- El rascacielos Gran Torre Santiago se convirtió, pese a estar aún en construcción, a comienzos de 2012, en el edificio más alto de Latinoamérica y en el segundo en el hemisferio sur, según Wikipedia. Sin embargo y si mis ojos no me engañan, no veo en su arquitectura una alta innovación, ni menos la belleza deslumbrante que uno esperaría de construcciones de esta envergadura y ambición. Cierto, Santiago no es Dubái, pero… Familiares y amigos me habían recomendado ir a verlo, pero no lo hice. En gran parte, no me arrepiento. Un día, al pasar en bus cerca del sector en el que se encuentra pude divisar al coloso. Y lo encontré feo, monocorde y sin gusto. No soy arquitecto, insisto: mi evaluación es sólo en mi –a veces cuestionada- calidad de ser humano. “¿Y de esto se supone que uno debería estar orgulloso?”, pensé. Volví a mi libro, pero inmediatamente la Torre Eiffel vino a mi mente. Toda comparación es odiosa, claro, pero para mí a esta “Gran Torre” le faltaba algo: grandeza, soberbia, gallardía. “Creerse linda”, como dicen las adolescentes. Bueno, en fin, el tamaño sí importa… Ok. Pero, ¿no todo ha de ser eso, o no? Parte de un complejo inmobiliario, cerca del rascacielos se extendía el Centro Comercial 'Costanera Center'. Como pesadilla, vi a miles de personas entrando el día de su apertura, mientras les tiraban regalos promocionales desde las alturas y todos gritaban alborozados de júbilo y contento, tomando bebidas dietéticas, comiendo 'popcorn' –así, escrito en 'yankee'-, al tiempo que corrían a las tiendas, todas por supuesto con “Fabulosos descuentos por inauguración”. ¿Música de fondo? KC & The Sunshine Band: 'I'm Your Boogie Man'. "All rights reserved", por supuesto. Y que conste: aquí no estamos en YouTube. Pero… nunca se sabe.
8.- Un claro 'error móvil'.- Se le veía a la legua. Sólo le faltaba la camiseta con la leyenda: “Róbame. Soy extranjero (y de los fáciles)”. Probablemente europeo, nuestro hombre no había encontrado forma más provechosa de 'regalarse' que andar por pleno centro capitalino hablando con su lujoso teléfono móvil. Fuera nacional o de su país, al 'amigo de lo ajeno' poco le importa eso. El robo no es una afición; es una carrera. Como tal, día sin práctica es jornada perdida.
Yo andaba de lo más tranquilo, disfrutando del sol de la primavera recién debutante. Gozando de lo lindo con esas calles que tanto extrañaba. Relajado. Piola. Feliz. “Mashed Potato Time”, versión Dee Dee King, en mis oídos. “I'm the man of the hour/ Mashed potato/ Mashed potato/ Yeah-yeah-yeah!”.
Probablemente fuera su mujer o algún amigo que le daba indicaciones para ubicarse en esas calles para él desconocidas: daba lo mismo. La delincuencia no era altruista. Hubiese preferido no verlo, pero así fue. Rápido como huracán, un ladrón pateó la rodilla interna derecha del hombre, el que cayó al suelo abruptamente. No le costó mucho entender lo sucedido. Trato de incorporarse inmediatamente con el fin de correr para intentar recuperar su móvil. De hecho, comenzó a hacerlo… pero no avanzó más de 15 metros: dos cómplices del “autor de los hechos” le interceptaron por detrás, arrojándole de nuevo al cemento, donde le patearon furiosamente. Obvio, todos a su alrededor siguieron caminando, como si nada.
“Y verás cómo quieren en Chile/ al amigo cuando es forastero”, dice la letra de una conocidísima canción tradicional del país, llamada –justamente- 'Si vas para Chile'. Fue compuesta en 1942. Tal vez ahí sí se quería al amigo cuando era forastero, pero ¿ahora…? No, otra y muy distinta es la verdad: nunca han querido al amigo cuando “es forastero”. Y no sólo en Chile. En todos los países del mundo. El extranjero es un microbio, un virus. Se infiltra en un territorio que no es el suyo y con fines depredadores o altamente fagocitadores. Nada bueno puede provenir de él. ¿Y qué puede entregar a cambio? Poco más que algunas bromas fugazmente simpáticas, ciertas anécdotas de fácil asimilación, algún biotipo curioso y propio de un pueblo distinto al local y unos modales… que, bueno, mejor sea que “nuestra” gente siga desconociendo pues son altamente tóxicos. El extranjero –“here, there and everywhere”, siguiendo con los Beatles- es un sujeto simpático “a momentos”, aunque esencialmente anormal, turbio y sospechoso en lo más intrínseco de lo intrínseco. A lo Jeanette, no le queda más que la disculpa: “Soy extranjero porque el mundo me hizo así…”. En algunos países se les recibe con honores y en otros con oleadas de sangre, odio y violencia; en el mío –país aún, en “vías de desarrollo”- con un recurso que está justo en el término medio entre la gloria y la afrenta: el robo callejero 'ultra veloz'. Corre rápido, amigo extranjero, que ahí “viene el terremoto”. Y se viene fuerte…
NINGÚN PAÍS es perfecto. Ninguno. Chile no lo es. Y el tuyo –lector- tampoco. Sin embargo, hay ciertos lazos que nos unen al suelo que nos vio nacer. Elementos inexplicables y que sólo se advierten cuando uno 'vive' en el extranjero, experimentando así una vivencia que supera con creces al mero conocimiento 'turístico'. Creo saber de lo que hablo tras 3 años viviendo fuera de mi país, en otro continente y en donde la lengua nacional es muy diferente a la mía. Sin embargo, cuando se comienza a 'extrañar' mucho al país natal sucede un fenómeno muy particular: las expectativas también suben, y todo se vuelve idílico, mágico… perfecto. Y no es así, sencillamente… porque nunca lo fue.
*** - ¿Qué tal tus vacaciones?, pregunta Irina, una colega, de vuelta en Moscú.
- ¡¡Mi país está mejor que nunca! ¡Cómo estamos avanzando! ¡Es sorprendente! ¡Y lo pasé tremendamente bien! ¡Cómo me divertí! ¡Unas verdaderas 'Vacaciones de luxe'! ¡Eso fueron! ¡Sí, señor!
“Vacaciones de luxe…”: sí, cómo no…
PD: Más fotos e historias en Facebook.
PD 2: Fe de errata: Como muy bien indicó el lector Antón, hay un dato errado en este texto, referido a que “Chile es el país con la costa más larga del mundo”. Eso es del todo falso, y con creces. Reconozco mi error. Sin embargo, prefiero más honesto no “hacerlo desaparecer” y cambiar el original, por lo que queda tal como estaba, eso sí que con la presente aclaración. (El país con la costa más larga del mundo es: Canadá).
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