En sus últimos textos, el gran humanista del siglo pasado, Fidel Castro Ruz, hizo un resumen de los temas que más le preocupaban. Habló de muchas cosas de las que no había tenido tiempo de hablar cuando estaba gobernando. Expresó su enorme inquietud acerca de la fragilidad de nuestro planeta y de la vida humana, sobre el peligro de la guerra atómica, que a pesar de tantas promesas y mentiras después de la desarticulación de la URSS aumentó muchas veces. Nos advirtió de la naturaleza del capitalismo, que por su invariable característica con más poder siempre se hace más voraz y destructivo. También de la manipulación y la degradación de la cultura convertida en un producto para el mercado, que promueve la explotación y la violencia. Muchas veces en sus reflexiones volvió a los sueños estelares de la humanidad, al gran misterio del tiempo y del espacio, seguramente pensando que el destino de nuestra especie es inseparable de las ganas infinitas de crear, descubrir y conocer, superando los prejuicios, miedos y prohibiciones.
También habló de las cosas terribles, por ejemplo, de la OTAN. El gran conocedor del mundo real, sobreviviente de 638 intentos de asesinarlo, en una isla que contra todas las leyes naturales y pedestres supo resistir décadas del peor bloqueo económico del imperio más poderoso del planeta a solo 90 millas de su costa, simplemente no podía darse el lujo de ser ingenuo. Mientras los dirigentes de tantos otros países que acaban de restaurar el capitalismo, llenando sus bolsillos del poder, repetían las dulces idioteces sobre los "valores humanos generales" y "el triunfo mundial de la democracia", Fidel, en su sabio clamor de un santo revolucionario en el desierto de la pequeñez política de sus exaliados, seguía con su frío y crudo análisis de la realidad como la única posibilidad de no caer en la trampa de otros.
A diferencia de sus colegas europeos él nunca separó la OTAN del Gobierno de los EE.UU., entendiendo perfectamente que son partes del mismo organismo, hecho no solo para invadir, destruir y controlar Estados soberanos, sino también como una herramienta infalible para acabar con la independencia política, económica y militar de cualquier país que ingrese en esta unión de los 'guardianes de la democracia'.
En su artículo 'La guerra fascista de la OTAN', escrito el 28 de marzo de 2011 a propósito de la invasión a Libia, Fidel dice:
"Ni siquiera los líderes fascistas de Alemania e Italia fueron tan sumamente descarados a raíz de la Guerra Civil Española desatada en 1936, un episodio que muchos tal vez hayan recordado en estos días. Han transcurrido desde entonces casi exactamente 75 años; pero nada que pueda parecerse a los cambios que han tenido lugar en 75 siglos, o si lo desean, en 75 milenios de la vida humana en nuestro planeta. (...) En un mundo donde la alianza de Estados Unidos y las potencias capitalistas desarrolladas de Europa se adueña cada vez más de los recursos y el fruto del trabajo de los pueblos, cualquier ciudadano honesto, sea cual fuere su posición ante el gobierno, se opondría a la intervención militar extranjera en su Patria. (...) Jamás un país grande o pequeño, en este caso de apenas 5 millones de habitantes, fue víctima de un ataque tan brutal por la fuerza aérea de una organización belicista que cuenta con miles de cazabombarderos, más de 100 submarinos, portaaviones nucleares, y suficiente arsenal para destruir numerosas veces el planeta. Tal situación jamás la conoció nuestra especie y no existía nada parecido hace 75 años cuando los bombarderos nazis atacaron objetivos en España. Ahora, sin embargo, la desprestigiada y criminal OTAN escribirá una 'bella' historieta sobre su 'humanitario' bombardeo.”
El mundo unipolar, el del 'fin de la historia' según su profeta Francis Fukuyama, recién empezaba a reordenar los vastos territorios y enormes riquezas a favor del vencedor de la guerra fría, que terminó con la derrota del campo socialista europeo. Cuando los mismos dirigentes de los nuevos países de la Unión Soviética, ya supuestamente independientes, apenas se acomodaban sus chaquetas recién volteadas y tímidamente enviaban sus primeras solicitudes de entrada a la OTAN, Fidel, como Cassandra, ya nos advertía de la nueva víctima del 'mundo civilizado'. Esa vez sería Yugoslavia, que durante décadas fue un ejemplo del socialismo, diferente del soviético, y especialmente peligroso por su éxito económico. Y la OTAN ya era la principal herramienta militar, impune y despiadada para imponer al mundo las nuevas reglas.
El 24 de octubre de 2011 Fidel escribe:
"Esa brutal alianza militar se ha convertido en el más pérfido instrumento de represión que ha conocido la historia de la humanidad. La OTAN asumió ese papel represivo global tan pronto la URSS, que había servido a Estados Unidos de pretexto para crearla, dejó de existir. Su criminal propósito se hizo patente en Serbia, un país de origen eslavo, cuyo pueblo tan heroicamente luchó contra las tropas nazis en la Segunda Guerra Mundial. (...) Me veo por ello obligado a una síntesis de las ideas esenciales que expuse, y de los hechos que han ido ocurriendo tal como fueron previstos, ahora que un personaje central de tal historia, Muammar Al-Gaddafi, fue herido de gravedad por los más modernos cazabombarderos de la OTAN que interceptaron e inutilizaron su vehículo, capturado todavía vivo y asesinado por los hombres que esa organización militar armó.
Su cadáver ha sido secuestrado y exhibido como trofeo de guerra, una conducta que viola los más elementales principios de las normas musulmanas y otras creencias religiosas prevalecientes en el mundo. Se anuncia que muy pronto Libia será declarada 'Estado democrático y defensor de los derechos humanos'.
Miremos a los escombros de Libia de hoy, de donde siguen saliendo las sombras humanas para buscar el refugio en los barcos que cruzan el Mediterráneo en búsqueda de los sueños imposibles o la muerte segura.
En uno de sus últimos textos más completos y testimoniales, que se data del 1 septiembre de 2014, Fidel nos habla mucho de lo que más sabe: de la Revolución. Empieza con unas palabras sobre la revolución en "la antigua Rusia" que "conmovió al mundo", sigue con otros grandes ejemplos, los de Vietnam y de Cuba, de lo humano y de lo militar. Consciente de que el tiempo se le va, trata de definir bien el desafío que nos deja:
"¿No sería preferible luchar por producir más alimentos y productos industriales, construir hospitales y escuelas para los miles de millones de seres humanos que los necesitan desesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra enfermedades masivas que llevan a la muerte a más de la mitad de los enfermos, a trabajadores de la salud o tecnólogos que, según se vislumbra, podrían finalmente eliminar enfermedades como el cáncer, el ébola, el paludismo, el dengue, la chikungunya, la diabetes y otras que afectan las funciones vitales de los seres humanos?
Si hoy resulta posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de la productividad creciente, la cultura y desarrollo de los valores humanos, ¿qué esperan para hacerlo?
Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre.”
Pero el desastre no es un castigo abstracto de los cielos. El mayor enemigo de la humanidad tiene nombre y dirección. Si este es definido, la lucha es posible y las sentidas proféticas palabras de Fidel de hace ocho años parece que fueran escritas hoy:
"Existen sujetos inescrupulosos, al parecer no pocos, que consideran un mérito su disposición a morir, pero sobre todo a matar para defender privilegios bochornosos.
Muchas personas se asombran al escuchar las declaraciones de algunos voceros europeos de la OTAN cuando se expresan con el estilo y el rostro de las SS nazis. En ocasiones hasta se visten con trajes oscuros en pleno verano. (...)
El imperio de Adolfo Hitler, inspirado en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN, que los convierte en el hazmerreír de Europa y el mundo, con su euro, que al igual que el dólar no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los rublos, ante la pujante economía china estrechamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia."