Decir que el actual régimen ucraniano no ha dejado nada de soberanía o democracia en el país ya no es suficiente. La mayoría de otros países pobres y ricos tienen hoy muy poca independencia política, bajísima calidad de educación general y una hábil manipulación mediática de la prensa dominante, de una elección a otra, lo que impide cualquier brote de democracia.
Agregar que Ucrania es una dictadura colonial tampoco bastaría, porque en muchas partes del mundo bajo mil excusas, convenientes al poder de turno, se anulan elecciones presidenciales, se prohíben los partidos inconvenientes y se calla a la prensa insolente. Nada nuevo.
Lo novedoso y característico del Gobierno de Kiev es convertir su país en un gran matadero para la escasa población que queda allí.
Hace solo poco más de 30 años, en 1993, en Ucrania, solo dos primaveras después de la proclamación de su independencia, su población llegaba a 52,2 millones de personas. Como desde el 2001 nadie en el país se preocupó de hacer un censo, ahora tenemos solo cifras aproximadas: 29 millones, según el oficialista Instituto Ucraniano del Futuro; 28 millones, según el Instituto ucraniano de la Demografía y Estudios Sociales; 23 millones, según el ex primer ministro de Ucrania, Nikolay Azarov; unos 20 millones, según un influente militar de la administración del ex presidente estadounidense Donald Trump, el coronel Douglas McGregor. Este abanico de cifras parece un chiste de mal gusto, pero refleja muy bien el grado de preocupación de las autoridades ucranianas por su población.
El desastre demográfico no empezó con la guerra. Las políticas sociales de los gobiernos ucranianos después del golpe del Maidán tienen todas las características de un genocidio. La destrucción total del sistema de salud pública y una drástica reducción de pensiones en muy pocos años convirtió a la más prospera república de la Unión Soviética en el país más pobre de Europa.
Millones de personas, que cada año salían de Ucrania sin pasaje de regreso, parecían saltar de un tren que se dirigía al vacío. Si sumáramos los jubilados y enfermos, víctimas de la catastrófica política social, su número superaría, sin duda, las terribles cifras de bajas en el conflicto armado. Lo que no sabíamos, o más bien, en lo que no queríamos creer, es que todo este genocidio social solo sería el comienzo. Necesitaban una guerra para despojar las ricas tierras ucranianas de sus habitantes y endeudando el país hasta no poder más, entregar su tesoros y territorios a empresas como BlackRock.
Se sabe, que prácticamente desde el inicio de la operación militar rusa, los hombres ucranianos entre 18 y 60 años tienen prohibido abandonar el país. Las patrullas militares siguen cazando en las calles y las plazas de Ucrania a jóvenes y no tan jóvenes para enviarlos a la carnicería. Como las pérdidas militares son altísimas, la máquina de guerra requiere más carne humana y las leyes anteriores de reclutamiento forzoso ya no fueron suficientes para cumplir esta meta. Por eso, hubo que aumentar la cuota de cacería humana, sobre todo en regiones de habla rusa, o sea, en el sur y el oriente del país.
Para esto, el Parlamento ucraniano, la Rada, aprobó el 7 de febrero de 2024 la nueva ley de movilización militar. Estos son algunos de sus puntos:
1. Se introducen citaciones electrónicas. Los ciudadanos se considerarán notificados tras aparecer la citación en su casilla electrónica, que todos los hombres entre 18 y 60 años deberán crear en un plazo de 60 días desde la entrada en vigor de la ley.
2. Se prevén sanciones (como bloqueo de cuentas bancarias, prohibición de conducir y de viajar al extranjero), para los casos de incomparecencia a una citación.
3. Fuera de Ucrania, los servicios consulares se prestan a los hombres entre 18 y 60 años solo después de la presentación previa de su tarjeta militar.
4. Pierden el aplazamiento de movilización quienes cursen sus segundos estudios superiores. Además, se les retira a los estudiantes que cursan estudios de pago el aplazamiento. También están sujetos a movilización los condenados anteriormente por delitos no graves.
5. Pierden el aplazamiento de movilización los hombres y mujeres que críen solos a un hijo menor de 18 años, personas que se dediquen al cuidado de los padres de su esposa o esposo y personas que cuiden a personas discapacitadas del 2.º grupo.
6. Se exige reconsiderar el examen médico de personas con aptitud limitada para el servicio y de quienes hayan registrado una discapacidad después del 24 de febrero de 2022.
7. Cuando viajen al extranjero, las personas sujetas al servicio militar deben presentar además la tarjeta militar con la nota de baja médica.
8. Los directores de hospitales estarán obligados a informar a las comisarías militares sobre la estancia hospitalaria de los jóvenes de 18 a 25 años.
9. La edad de movilización militar para las zonas de combate se rebajará de 27 a 25 años.
10. Se prevé la desmovilización de los militares tras 36 meses de servicio. Sin embargo, solo se introducirá esto por orden presidencial. Es decir, el momento real de la desmovilización puede ser (y, con alta probabilidad, será) diferente.
No es una ley, es un poema de muerte.
El Parlamento ucraniano cuenta con 329 diputados. Pues bien, la ley fue aprobada en primera lectura por abrumadores 243 votos a favor, con solo 12 en contra, 45 abstenciones y 29 ausentes.
Se supone que esta ley debería permitir mandar a la guerra a un par de millones de soldados más que le faltan a la OTAN. En la Ucrania actual no existen estadísticas de opinión pública, pero todas las encuestas informales con mucha claridad indican que una enorme mayoría de su población categóricamente desaprueba esta medida, aprobada por sus "representantes" casi por unanimidad.
Miles de jóvenes ucranianos siguen tratando de salir de su país, convertido en una trampa mortal. Cruzan los bosques nevados y atraviesan nadando los helados ríos fronterizos, tratando de escapar de la cacería. Cientos mueren en el intento, desaparecen, caen en manos de las mafias que mes a mes aumentan las tarifas de los sobornos para 'ayudar' a cruzar la frontera. El Gobierno de Kiev insiste cada vez más en la deportación a Ucrania de los prófugos (ciudadanos refugiados en otros países), que ahora legalmente serán privados de cualquier asistencia consular.
El laboratorio ucraniano para Europa y el mundo entra en una nueva etapa de su exitoso funcionamiento.