El trabajo de la maquinaria mediática global consiste en crear creencias masivas que convienen al poder, con algoritmos dirigidos a nuestras emociones y creados con lo último en psicología e información estadística de la 'big data' (inteligencia de datos), sobre nuestros sueños, esperanzas y miedos más íntimos. Cada segundo que pasamos en las redes sociales ayudamos al sistema a crear un retrato cada vez más exacto de nosotros. Lo que queda de nuestras mentes se anula por una agresiva y constante estimulación de nuestras emociones.