El régimen de Kiev continúa demoliendo las ruinas de Ucrania, a la que dice representar. Lo mejor, lo más grande y los principales nombres del orgullo del país a nivel mundial siguen declarándose fuera de ley, junto a la memoria que es condenada a muerte. Para que la guerra y la locura sigan siendo el único destino del pueblo ucraniano, se mandan a la hoguera todos los libros, las notas y los recuerdos, capaces de cuestionar ese poder colonial nazi, gerente local de las mismas corporaciones internacionales que siembran la miseria por el resto del mundo. Saben perfectamente que la cultura de nuestros pueblos es su enemigo número uno.
En estos días, en la capital ucraniana, cumpliendo la decisión del Consejo municipal de Kiev, tomada el 19 de diciembre de 2025, se están desmantelando "quince monumentos y otros objetos relacionados con la historia y la simbología de la política imperial y soviética rusa", según el lenguaje oficial de los vándalos en el poder.
Además del monumento al escritor y dramaturgo Mijaíl Bulgákov, desparecerán los memoriales al compositor Mijaíl Glinka y a la poetisa Anna Ajmátova, el símbolo de 'Kiev, Ciudad Héroe' con una estrella roja soviética de cinco puntas, la piedra conmemorativa del centenario de Vladímir Lenin, la placa dedicada al compositor Piotr Chaikovski y otros objetos. Por suerte, al mundo todavía no hay que explicarle la diferencia entre Chaikovski y Zelenski, y se entiende que el título honorífico de 'Ciudad Héroe', que obtuvo Kiev por el rol especial de sus habitantes en la lucha contra el nazismo hitleriano durante la Gran Guerra Patria, no es algo que le competa anular a los herederos de los vencidos hace 80 años. Aunque, más allá de destruir todos nuestros monumentos, logren también profanar las tumbas de los diez millones de ucranianos, civiles y militares, muertos en la guerra contra el fascismo.
En la primavera del año pasado, los 'expertos' del Instituto Ucraniano de Memoria Nacional reconocieron al escritor Mijaíl Bulgákov, nacido en Kiev, como "ucranófobo" e "imperialista por su visión del mundo". Según ellos, el escritor, muerto en Moscú en 1940, "despreció a los ucranianos y su cultura y odiaba el deseo de independencia de Ucrania". Luego, el Consejo municipal de Kiev comenzó los preparativos para "eliminar cualquier referencia a Bulgakov del espacio público". El director del Instituto, Anton Drobovich, dijo que sus expertos tomaron una decisión "algo emocional", pero por fin "llamaron a las cosas por su nombre". Las obras de Mijaíl Bulgákov han sido traducidas a decenas de idiomas y es uno de los cinco autores literarios más traducidos del ruso. Su novela más famosa es 'El Maestro y Margarita', que es parte de los programas universitarios de varios países de Europa y América, y se describe a veces como una obra predecesora del realismo mágico latinoamericano. De los 48 años que vivió Bulgákov, los primeros 30 los pasó en Kiev. En su novela 'La Guardia Blanca', una obra maestra de la literatura mundial, que relata cómo fueron los tiempos de la Guerra Civil en tierras ucranianas, él habla mucho de "la ciudad más hermosa del mundo: Kiev". Pero lo hizo en ruso, como la enorme mayoría de los habitantes de esta ciudad.
El principal 'crimen' de Bulgákov contra la "independencia ucraniana" son sus frases en 'La Guardia Blanca', que fue publicada en 1925, pero parecen haber sido escritas hoy: "En la ciudad reinaba un poder extraño, nervioso, mal organizado y condenado". "Los que gritaban más fuerte sobre la independencia eran los que menos sabían qué hacer con ella". "La ciudad rusa por historia y por cultura fue declarada otra cosa de la noche a la mañana". "De pronto se ordenó hablar una lengua que muchos no conocían, y quienes la hablaban mal eran tratados como enemigos". "Decían luchar por Ucrania, pero saqueaban como cualquier banda" y decenas de otras. En la guerra civil de aquel entonces, viviendo en Kiev, Bulgákov conoció desde muy cerca a los nacionalistas ucranianos e inmortalizó su miserableza en sus obras.
Obviamente, no son las frases para una juventud ucraniana condenada a muerte por las democracias europeas en la guerra contra Rusia. Y por cualquiera de estas frases el escritor más grande de Kiev como mínimo, debería ser acusado de ser 'agente de Putin'.
Por eso la gente no deja de citar a Bulgákov. El bloguero ucraniano Andréi Riurikov, desde algún lugar del Universo, que no es Ucrania, escribe: "Si te dicen que los aliados vienen en tu ayuda, no lo creas. Los aliados son unos hijos de puta", muy pronto, esta frase de Bulgákov de 'La guardia blanca' volverá a ser actual en Kiev. Y una mañana temprano, como hace poco más de cien años, la silueta oscura y fugaz de otro líder se disolverá en la bruma del tiempo, llevándose al antiguo gobernante a tierras lejanas. Desaparecerán los histéricos y sanguinarios patriotas profesionales, se disolverán junto con el jefe, los ministros grandilocuentes y los políticos mentirosos, se esconderán de la vista las jaurías de 'voluntarios' engordados. Solo quedará la población empobrecida, las carreteras destrozadas por la maquinaria militar, los campos sembrados con una generosa cosecha de minas, kilómetros de banderas ucranianas descoloridas sobre las tumbas de los militares en los cementerios, cientos de miles de jóvenes discapacitados y un millón de hombres desmoralizados, curtidos por los vientos de la estepa y con la psique trastornada, que no sabrán dónde aplicar su energía intacta en este nuevo mundo, no menos terrible que la guerra reciente. Pero eso no será pronto. Mientras tanto... nos esperan decenas de planes de paz y años de guerra".
Aprovechando el caso, también citaré a Bulgákov: "¿Y para qué sirvió? Nadie lo sabe. ¿Alguien pagará por la sangre derramada? No. Nadie. Simplemente se derretirá la nieve, brotará la verde hierba ucraniana, cubrirá la tierra... crecerán exuberantes brotes... el calor temblará sobre los campos y no quedará ni rastro de sangre. La sangre es barata en los campos rojos y nadie la redimirá. Nadie".



