La 'Ley Mordaza', desenlace de un guion absurdo
La política española es como una película de guion absurdo e incoherente, mal dirigida y aún peor interpretada, de las que te obligan a salir del cine con la indignación de quien se sabe estafado
España es un país de tradición chapucera, nos encanta la ley del mínimo esfuerzo; ¿para qué vamos a buscar solución a un problema si podemos controlar los síntomas? Pues bien, en política este 'culto a la chapuza' es casi de obligado cumplimiento, especialmente si sabes que buscando la raíz del problema vas a encontrarte frente a un espejo.
Así, hace unos días, el 1 de julio del 2015, entró en vigor la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como 'Ley Mordaza', pero como era de prever, todo sigue igual. Es cierto que este rancio Gobierno sustentado por un partido ahogado por la corrupción que añora obviamente otra época y que siempre ve la paja en el ojo ajeno (venezolano, cubano, norcoreano, griego...) ha restringido aún más el derecho del ciudadano a expresarse en la calle, que es la única forma que tiene de que se le escuche entre convocatorias de elecciones; pero, seamos sinceros, 'Spain is diferent' y aquí, en vez de indignarnos y luchar, preferimos hacer un chiste (que sea bueno o malo lo decidirá el número de RT y FAV que el tuitstar de turno obtenga por su ingenio).
Ni siquiera los medios de comunicación, que han visto recortado su derecho a informar, han hecho mucho más que escenificar una pataleta de escaso entusiasmo. Pero, ¿qué se puede esperar de ese, otrora, 'cuarto poder' que acepta dócilmente que el presidente del país 'comparezca' en ruedas de prensa sin preguntas a través de una pantalla de plasma? De hecho, pocos días después de entrar en vigor la ley, ya apenas se escucha al respecto un rumor en algún medio algo díscolo; en Twitter todo ha quedado en un 'hashtag' pasado de moda.
¿Qué se puede esperar de ese, otrora, 'cuarto poder' que acepta dócilmente que el presidente del país 'comparezca' en ruedas de prensa sin preguntas a través de una pantalla de plasma?
Este Gobierno legisla, con nuestro beneplácito o inacción, para castigar a quienes se manifiestan, en vez de tratar de que quien protesta no tenga motivos para hacerlo. La resistencia pacífica que Mahatma Gandhi utilizó contra los ingleses, y que aquí se ha usado, por ejemplo, contra los desahucios, es ya motivo de sanción económica; también se escudriñan las redes sociales en busca de no sé qué 'malvados delincuentes' que incitan al odio con sus comentarios.
La política española es como una película de guion absurdo e incoherente, mal dirigida y aún peor interpretada, de las que te obligan a salir del cine con la indignación de quien se sabe estafado. El gran Luis García Berlanga, de estar aún vivo, tendría que cambiar de género; no se puede parodiar una parodia.
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