El clamor mundial de una solución pacífica al conflicto sirio tendrá resonancias en la II Conferencia de Ginebra, Suiza, convocada para las siguientes semanas con el fin de buscar alternativas a una guerra que se cobra a estas alturas más de 111.000 muertes, 41.000 de ellas civiles, y más de 3 millones de refugiados.
Sin embargo, 19 grupos armados extremistas de la oposición en el país árabe ya manifestaron su rechazo a participar, mientras que otros aún no se pronuncian públicamente con iniciativas hacia la construcción de una ruta de diálogo y negociación que ponga punto final a más de dos años y medio de hostilidades.
En tanto, el Gobierno de Bashar Al Assad ha lanzado una amnistía general que pretende acercar posiciones de diálogo con los grupos autodenominados "rebeldes", después de cumplir el plazo del desmantelamiento de sus arsenales de armas químicas, lo que permitió evitar la escalada del conflicto con ataques de Estados Unidos y sus aliados.
Pero el panorama en la cuestión siria no es muy prometedor si revisamos la continuidad de las estrategias de los señores de la guerra paramilitares y mercenarios involucrados, sus intereses y patrocinadores.
En los últimos días se han mantenido los combates, los desplazamientos humanos y muertes de civiles a manos de los grupos con mayor visibilidad y beligerancia en el terreno: el Frente Al Nursa de la red terrorista Al Qaeda y los Halcones de la Gran Siria.
El Frente Al Nursa Al Qaeda cuenta con unos 6.000 miembros y opera en dos direcciones, como ejército convencional y como ejército irregular. Tiene la capacidad de mutar en una u otra dirección si su estrategia bélica así lo define. Son financiados por Arabia Saudita, Turquía y Catar, países que han mantenido alianzas generales con Estados Unidos, Israel y Francia contra el Gobierno de Damasco.
Según reportes de prensa, esta organización extremista actúa con tácticas paramilitares de terrorismo, choque y pavor con el componente de la yihad de atentados mortíferos suicidas. Responsable de matanzas de civiles y minorías étnicas y religiosas. Se alimenta de mercenarios provenientes de varios países árabes, bajo ideología extremista y con entrenamientos en uso de armas no convencionales y químicas. Es la agrupación con mayor presencia clandestina en territorio sirio y cabeza logística y parque militar desde el exterior.
El periódico estadunidense 'The New York Times' reveló que desde la crisis por el uso de armas químicas, una célula de 50 integrantes 'rebeldes' fue entrenada por la CIA y dispuesta a infiltrarse en territorio sirio desde Arabia Saudita. Se trata de un grupo de formación en fuerzas especiales con tácticas de guerra psicológica y terrorismo paramilitar.
El Frente Al Nursa fue declarado por los Estados Unidos como organización terrorista, sin embargo, es la agrupación receptora del mayor arsenal bélico que proviene de Occidente. Según el Gobierno de Damasco se compone de unas 40 nacionalidades de Oriente Medio, incluso de mercenarios de España, Australia y Reino Unido.
El otro grupo paramilitar son los
Halcones de la Gran Siria. Formado con al menos 9.000 milicianos dogmáticos y fundamentalistas religiosos. Se niegan a todo proceso de paz y declararon guerra sin cuartel a quienes se rehúsen a seguir “los principios del islam”. Se les conoce por su sadismo y guerra sin principios ni códigos, decapitan y atacan a quienes se rinden y fusilan a civiles como a militares capturados. En días recientes, sus representantes rechazaron participar en el Foro de Ginebra y declararon traición a la Patria a quienes participen en él, amenazando con represalias y con la realización de procesos en sus tribunales de guerra.
La guerra irregular en Siria es una guerra forjada por agrupaciones paramilitares y mercenarios con apoyo externo. El diario londinense 'The Times' habría informado que unos 10.000 extranjeros luchaban en Siria, de los cuales 150 poseen ciudadanía británica, además de otros cientos de europeos que abrían sido reclutados para operaciones encubiertas.
Detrás de los grupos yihadistas fundamentalistas se encuentran los intereses de países árabes como Arabia Saudita, que han montado una oficina de operaciones militares que dirige los aspectos de gran envergadura y el aumento del volumen de acciones de terror con mortíferos atentados contra la población civil en Siria.
Por su parte, el Comité Americano Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC, por sus siglas en inglés) es el poderoso 'lobby' israelí en los Estados Unidos que promueve públicamente la guerra en Siria. Desde su estatus de poder profundo, usa los foros públicos y privados para alentar la guerra de intensidad creciente.
Por ejemplo, en una carta pública firmada por supuestos intelectuales del conservadurismo de derechas y neoconservadores, vinculados con los halcones militaristas del Pentágono, presionaron para que Washington bombardeara Siria.
En la misiva incluyeron a tres opositores sirios proestadounidenses, Ammar Abdulhamid, Khawla Yusuf y Radwan Ziadeh, este último fundador del tanque de pensamiento Centro Sirio para los Estudios Políticos y Estratégicos financiado por la Fundación Nacional para la Democracia (NED), que se dedica a la conspiración contra lo que consideran enemigos potenciales de los Estados Unidos en todo el planeta.
Así, la guerra en Siria expone el componente de los grupos larvarios del terrorismo internacional en alianza con Occidente y los países árabes poderosos. La nueva tipología de la guerra es el paramilitarismo mercenario.