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Mitologemas de la Cultura mexicana (Segunda parte)

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Mitologemas de la Cultura mexicana (Segunda parte)

Segunda parte. La muerte como acto amoroso

¡Hola! ¿Qué tal?

“El aura del Día de los Muertos — continúa su ponencia el Dr. Kofman, — penetró y en la esfera de la literatura. En primer lugar hay que notar en general la significación grande del tema de la muerte en la literatura mexicana, lo que subrayaron muchos investigadores. Son múltiples sus manifestaciones en el nivel de la poética: los asuntos e imágenes macabros, la fusión muy peculiar de la vida con la muerte, la conexión de este tema con la fiesta y con el principio lúdico, la interpretación de la muerte como un modo de autoidentificación y otros”.

El filólogo ruso presta una atención especial al asunto reiterativo y muy peculiar de la literatura mexicana – el acto sexual de un hombre con la vieja o la difunta. Así como se realizara la copla mencionada antes. Si en otras literaturas este asunto merece ser definido como necrófilo, ya que está ligado con la perversión, en la literatura mexicana se coloca en otro campo semántico, enraizado en la profundidad de la cultura popular.


José Rubén Romero

Por primera vez este asunto surge en la famosa novela de José Rubén Romero “La vida inútil de Pito Pérez” (1938). El protagonista de la novela a pesar de su individualidad marcada está representado como un mexicano típico, ya que su conducta recrea los arquetipos de la conciencia nacional. En particular la historia de su convivencia con un esqueleto femenino robado del hospital nos introduce en la atmósfera carnavalesca del Día de los Muertos. Pito Pérez confiesa: “Ahora vivo con ella, muy a gusto; me espera en casa con mucha sumisión, teniendo siempre una copa en la mano; duerme junto de mí, digo mal, vela mi sueño, jamás cierra los ojos, en cuyo fondo anidan todas las ternuras. ¡Es el amor más fiel que he tenido en mi vida!”.


José Revueltas

Luego el Sr. Kofman habla de otro escritor, José Revueltas, que en su mejor novela “El luto humano” (1943) reveló con una profundidad sin precedente lo específico de la 'imago mundi' nacional. El núcleo de toda la construcción artística de la novela es la imagen de la muerte. De epígrafe a la novela sirven las siguientes palabras del poeta mexicano Alberto Quinteros Álvarez: “Porque la muerte es infinitamente un acto amoroso”. El escritor introduce la noción de la “muerte mexicana” la que difiere de los otros tipos de la muerte. Dice: “La muerte es la sombra del cuerpo, el país, la patria”. Es por eso el acto de morir se iguala a la autoidentificación.

La novela de Revueltas anticipó la obra de Juan Rulfo en la que la tanatología mexicana se manifestó más plenamente y profundamente. En la novela corta “Pedro Páramo” (1955) esta idea de la unión de la vida y de la muerte está realizada casi literalmente. Rulfo borra la frontera entre un ser vivo y el difunto de tal modo, que el traspaso de la vida a la muerte se hace efímero y el mismo personaje no lo nota. Los difuntos de Rulfo son carnales como las calaveras y viven la vida plenamente carnal. En particular Rulfo utiliza el asunto del acto amoroso con una difunta – cuando aún vivo, Juan Preciado se mete en la cama de la ya difunta Dorotea. No es casual el hecho de que el protagonista de la obra, Juan Preciado, viene a Comala, su lugar de nacimiento, para conocer mejor a sus padres - se trata de una búsqueda de la raíz cultural. Sí, la encuentra – en el seno de la “muerte mexicana” y de la violencia.


Juan Rulfo

El mismo asunto es utilizado en la novela corta de Carlos Fuentes “Aura” (1962). Un historiador joven se establece en una casa de una vieja para preparar para la publicación las memorias de su marido difunto. La viuda tiene 110 años – es decir, está al borde de la muerte. El conjunto de los detalles artísticos impone al lector la impresión de que la casa de la viuda es el análogo del otro mundo y la viuda es la reina del infierno.

La viuda se llama Consuelo – el nombre muy significante. Su sobrina joven y bonita se llama Aura. El sentido de este nombre es evidente: el héroe está envuelto en el aura de lo pasado, de la muerte, que es al mismo tiempo el aura de lo auténtico. El historiador está enamorado de Aura y su deseo sexual se cumple. Durante el segundo encuentro amoroso el héroe notó que Aura había envejecido. El tercer encuentro ocurre en una oscuridad completa, pero en un momento bajo la luz de la luna el historiador se halla a sí mismo en una cama con la vieja de cien años de la edad, es decir con la muerte misma. Hay que subrayar que la escena final está toda escrita en el tiempo futuro. Este simbólico acto amoroso, cuando el protagonista obtiene el conocimiento pleno de sí mismo, se interpreta como el acto de la creación del cosmos nacional.

Con la tanatología mexicana están estrechamente ligados otros dos mitologemas de la cultura mexicana que son el macho y, digamos, el producto de su actividad vital – violencia. Hay que tener en cuenta que uno de los fundamentos del complejo machista es el desprecio hacia la muerte.

Para el Dr. Kofman no hay duda de que la poética del 'Día de los Muertos' se nutre por un complejo machista. La profanación de la muerte sobreentiende la manifestación de la fuerza y la afirmación de la esencia masculina de la nación mexicana.

Y ustedes. ¿qué opinan?

Fin de la segunda parte. Continuará...

Vladímir Travkin, e-mail: revistala@mtu-net.ru

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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