El grupo TRIVA lo fundaron Vladímir Vorobyov, Vladímir Sokolaev y Alexander Trofímov, fotógrafos soviéticos que retrataban inicialmente la rutina de los trabajadores de una fábrica metalúrgica en la ciudad de Novokuznetsk, en la Siberia rusa, y posteriormente el día a día de los habitantes de esta ciudad.
En los cuatro años de existencia del grupo, de 1978 a 1982, los fotógrafos pudieron exponer más de 200 fotografías de la vida de ese pequeño pueblo; sin poses y sin retoques. Imágenes reales.
"Teníamos en nuestras manos las cámaras y salíamos a la calle, como paseando, a lo que llamábamos una 'cacería libre' porque no teníamos ningún objetivo final. Solo trabajando de esta forma volvía a casa con el rollo lleno de material", comenta Vladímir Sokolaev al sitio ruso 'Afisha'.
Los principios por los cuales el grupo se manejaba eran los siguientes: rechazo a los retoques y lo más importante era que no tenía que ser fingido, ya que tenía que reflejar la vida misma. Todo lo que sucedía se refleja en las fotos. El fotógrafo nunca les decía a los protagonistas de las fotos cómo posar, o repetir la foto si es que el momento se había perdido.
Y es debido a estos principios justamente que tuvieron problemas con las autoridades soviéticas de ese tiempo, ya que fueron acusados de 'denigrar el estilo de vida soviético'.
"En la URSS el 90% de las fotografías de prensa se tomaban como en el cine. Si se necesita un protagonista en un tractor, entonces había que conseguir uno. Le cambiaban de ropa, y lo colocaban no al lado del tractor con el que usualmente trabajaba, sino de uno nuevo. Al fotógrafo no se le exigía que retratara la vida real, sino como se debería ver, redactada dentro de los marcos exigidos por la ideología" comenta Evgueny Ivanov, encargado de la exposición que se llevó a cabo en Novosibirsk.
El rechazo a las poses y retoques por parte del grupo TRIVA levantaron las sospechas de la KGB y del partido, así que el grupo se tuvo que desintegrar, parte de las fotografías fueron destruidas y los fotógrafos fueron despedidos de la fábrica. Y solo les quedó trabajar por cuenta propia.
"Nadie nos puede prohibir tomar fotografías" comentaba Vladímir Vorobyov luego de haber tenido el problema con la KGB. Y bajo ese principio vivieron muchos años, según afirma Vladímir Sokolaev.
Esta foto casi raya en lo absurdo y lo surreal, y hasta se podría pensar que está preparada. Pero no. En la imagen se ve al electricista que tenía que reparar el reloj, pero, en las minas de coque hay lugares en los que sale un gas que provoca mareos. El mareado trabajador tuvo que salir a tomar un poco de aire y le tomó la foto Vladímir Vorobyov mientras pasaba.
'Счастье'. Se pronuncia 'shástie' y significa felicidad.
Uno de los países que más lee justamente es Rusia. Y en los tiempos soviéticos todavía más. Cada día cuando voy en el metro lo compruebo una y otra vez.
Los niños estaban yendo a la escuela, vieron al perro y decidieron ponerle flores en la cabeza, según comenta el fotógrafo.
Ahora, se llevan a cabo exposiciones de estas fotografías, donde los visitantes que nacieron durante la época, pueden 'viajar en el tiempo' y sentirse nostálgicos; y los niños pueden ver cuán diferente era la vida de ese entonces.
Las poses en las fotografías existían, todavía existen y seguirán existiendo. Basta con abrir una revista de moda, un folleto turístico o una publicidad de cualquier producto. Pero no es un reflejo fiel de lo que es la sociedad.
En cambio, los fotógrafos que retratan la vida tal y como es serán los verdaderos poseedores de una 'máquina del tiempo' que nos permitirá siempre dar un vistazo a lo que sucedía en tiempos lejanos. Y esa máquina del tiempo se llama 'cámara'.