Un metro cuadrado de infierno
En la ciudad de Hong Kong (China), el mayor centro financiero del sudeste asiático, la escasez de espacio habitable hace que los precios de la vivienda sean astronómicos: un metro cuadrado llega a costar 250.000 dólares.
La metrópoli cuenta con una de las mayores densidades de población del mundo, y muchos de sus 7 millones de habitantes no tienen dónde vivir o subsisten en condiciones deplorables. El hogar para muchas personas son unas jaulas de unos 180 por 60 centímetros que alquilan en una habitación. Hong Kong heredó esos problemas tras 99 años de protectorado británico.
"No hay suficiente tierra" y eso "obliga a la gente a vivir en casas cada vez más pequeñas", afirma James Law, director de una 'startup' del sector inmobiliario local. "Son tan pequeñas que a veces las llamamos 'casas-ataúd'. Cada año, el Estado necesita más dinero, por lo que vende más tierra. Esa tierra es comprada por promotores privados que quieren hacer crecer su negocio, así que, a su vez, construyen para obtener ganancias. Es un círculo que lo encarece todo año tras año", agrega Law.
Los 'McSleepers'
Casi la mitad de la población hongkonesa vive en viviendas subvencionadas por el Gobierno. Los precios del alquiler están entre los 100 y 300 dólares estadounidenses mensuales, pero para vivir en una casa de esas, hay que inscribirse en una lista de espera que puede durar varios años.
El rápido encarecimiento del costo de la vivienda y del alquiler han creado una nueva clase social conocida como 'McSleepers', gente que pasa la noche en restaurantes de comida rápida como McDonald's. La mayoría de esas personas tienen un empleo, pero duermen en esos locales tras su jornada laboral para ahorrarse el dinero de un alquiler.
Islas artificiales
Debido al alto costo de vida y la falta de acceso a la vivienda, muchas personas no han podido formar una familia o tener hijos. En el 2018, el Gobierno hongkonés reconoció la gravedad del problema y anunció el lanzamiento de varios programas de desarrollo de la vivienda. Uno de esos proyectos consiste en el levantamiento de islas artificiales, que en gran parte se destinarán a proyectos de soluciones habitacionales de carácter social.
"La mayoría de la gente en Hong Kong, más del 60 o 70 % de la población, no se puede permitir una casa privada. Eso significa que el 70 % de la población lucha por conseguir algo en el 40 % de la vivienda social", resume James Law.