Los "mandamases del dinero fiat", en referencia al Gobierno de EE.UU., quieren una guerra entre Ucrania y Rusia porque "necesitan una excusa con la que justificarse" por no poder detener la inflación en su país y para continuar con la emisión de dólares, sostienen los presentadores del programa.
"La gente empieza a darse cuenta de que el truco de la emisión de moneda, la flexibilización cuantitativa y las inyecciones de dinero, que llevan poniéndose en práctica desde hace unos cuantos años, genera inflación. Por eso tienen que amenazar con una guerra; porque esa es otra forma de seguir emitiendo moneda y aumentar el presupuesto del Pentágono", afirma Max. Al final, ese dinero termina en los bancos, "en lo que constituye un nuevo rescate" financiero, agrega.
"El engaño de la supuesta guerra entre Ucrania y Rusia no es más que una manera de seguir adelante con la estafa de la emisión de moneda y la flexibilización cuantitativa, en lugar de continuar haciéndolo por la vía tradicional", explica Max, refiriéndose a EE.UU. como "la nación más peligrosa de todas".
El Salvador y el bitcóin
Por su parte, Stacy recuerda que el "mundo fiat está repleto de fraudes", y el bitcóin es una de las alternativas para poner fin a esas estafas.
Respecto a la criptodivisa, la invitada de este capítulo, Sharon Dow, señala que el PBI de El Salvador en el 2021 creció por encima del 10 % como consecuencia de haber adoptado el bitcóin como moneda de curso legal. "Y eso es solo el principio, porque se están construyendo y creando un montón de cosas por todo el país, así que, en los próximos años, el crecimiento será muy superior", pronostica.
En lo referente a los planes del Gobierno salvadoreño de emitir bonos volcánicos, un nuevo tipo de título basado en el bitcóin, Dow considera que esos bonos propiciarán la llegada de más emprendedores a El Salvador. "Y si esta nueva clase de activo se consolida, es evidente que generará un interés aún mayor, y por tanto, más capital y más estabilidad", valora.
Además, la entrevistada afirma que la nación centroamericana no es peligrosa, como muchos creen. "Me siento muy cómoda. Unas veces paseo de noche por la playa, otras veces utilizo el transporte público yo sola, y en general, tengo la sensación de poder recorrer el país con total tranquilidad", asegura.