El asesino confeso, de 26 años de edad, dijo a la Policía brasileña, que salía a 'cazar' a las mujeres blancas en la zona periférica de Río de Janeiro, conocida como 'Baixada Fluminense', después de estudiar a cada una de ellas durante cerca de un mes, según el diario 'O Globo'.
Cuando no mataba, me ponía nervioso
Graças admitió que entre sus víctimas había 38 mujeres, cuatro hombres y un niño de dos años de edad, explicando que mató al menor porque temía que fuera a llorar y llamar la atención de los vecinos.
"Cuando no mataba, me ponía nervioso. (…) Los asesinatos me tranquilizaban", confesó el hombre, al que la Policía describe como "un psicópata". Graças agregó que encontraba placer en ver cómo se iba la vida de las mujeres que asesinaba.