El cirujano Michael Roesch, que llegó hace 6 días a este lugar, en el epicentro de guerra civil en Ucrania, señala que en el hospital donde trabaja "los quirófanos de la planta 6 no funcionan debido al riesgo de ataques". Asimismo, destaca que "cada día se internan de 5 a 20 víctimas de ataques de artillería", informa TASS.
"La semana pasada se registraron 60 heridos en un sólo día, pero no había agua corriente por tres días" y el personal se vio obligado de suspender todas las operaciones excepto las más urgentes, porque "sin agua es imposible esterilizar", agrega. Además, alerta que "la diarrea crece entre los niños" por las mismas razones.
Además de a escasez de agua, los hospitales hacen frente a otro problema grave, pues se acaban los medicamentos más necesarios. Debido a la falta de la sutura quirúrgica "a los heridos los tenemos que coser con los hilos de pescar", explica.
Más de la mitad del personal médico ha abandonado la ciudad, mentras que quienes se han quedado trabajan gratis porque durante 7 meses no reciben su paga.
Escasea la insulina, antibióticos y desinfectantes para las heridas y no es fácil llegar a la ciudad para abastecer a los quirófanos.
La ciudad está rodeada por la línea de combates entre la milicia de la autoproclamada República de Donetsk y las tropas ucranianas. Debido al carácter incesante de los ataques, la vía por donde llegan los abastecimientos está cerrada con frecuencia.
"Pese a ser cirujano, nunca en mi vida he visto tantas personas con amputaciones", apuntala el médico, que califica a Gorlovka de "ciudad fantasma". En todas partes la tierra se ve hendida por los proyectiles, las tiendas están cerradas, los cafés y restaurantes sencillamente no existen. Muchas familias con niños huyeron de esta tierra hostil. La gente casi no se ve, son pocos los que salen y se mueven rápido para no arriesgar sus vidas.