Jonathan Ive, recuerda cómo le pidió a Steve Jobsque controlara su ira cada vez que veía a sus colegas completamente desilusionados por sus críticas. Él nunca se preocupaba de lo que pensaran de él los trabajadores y solía utilizar hasta injurias, explicando a los subordinados lo que se requería de ellos, según informa la revista.
Jobs incluso llegó a despedir públicamente al jefe de un equipo que participó en la creación de MobileMe, una 'suite' ofimática, que fue el primer intento de Apple en el desarrollo de los servicios en la nube. Las personas que le conocían saben de muchos casos en los que hizo llorar a los ingenieros, recuerda el diseñador.
"Tú no tienes que preocuparte por cómo se sienten los empleados. Será inútilque trates de ser querido por ellos", cita sus palabras Jonathan Ive.
El argumento de Jobs era que los ejecutivos deben amonestar y dar consejos claros. Ellos no tienen que preocuparse por si les gustan o no a sus subordinados, en vez de eso los jefes deben deshacerse de su personalismo, explicar claramente sus deseos y señalar los defectos a los empleados que no cumplen con su trabajo.
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