El hijo de Abu Mohamed, detenido la semana pasada, es una de las numerosas víctimas de la opresión antiterrorista. Compró una jarra con la bandera del Estado Islámico y eso fue suficiente para que lo acusaran de apoyo a este grupo terrorista.
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Aunque Jordania es uno de los países de donde salen más jóvenes para unirse a los extremistas, hay personas que están convencidas de que la postura del Gobierno no es la adecuada.
Abu Mohamed culpa a los crecientes índices de desempleo en el país de la suerte de su hijo. Solo en su zona, un 40% de la población no tiene trabajo.
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"Hay muchos extremistas aquí. La culpa la tiene la falta de empleo porque deja a la gente solo dos opciones: convertirse en un fanático religioso o en un bandido. Si quieres rehabilitar a los jóvenes, apártalos de los salafistas que están en prisión", afirma.
Entre los que se oponen a estas prácticas destaca Abdelqader Khatib, abogado de jóvenes a quienes se les imputa afiliación yihadista.
"Esto no se va a solucionar por la vía de la seguridad. Solo hay una salida: la de la igualdad, la democracia, el desarrollo, la educación y la lucha contra la corrupción. Con esto, no se dará más apoyo a los terroristas", aclara.
Jordania lleva años participando en conflictos de sus países vecinos, pero ahora, con esta fuerte tendencia de jóvenes que justifican el terrorismo, el conflicto ya no está en las puertas de casa, sino dentro de ella.