Testigos de la masacre en Kenia: "Mataban a quien les mirara a los ojos"

Los supervivientes del ataque de un grupo de extremistas islámicos de Al Shabaab a la Universidad de Garissa, en Kenia, relataron a los medios de información locales y europeos el horror de la masacre desde adentro y cómo lograron escapar.

"No sabíamos hacia dónde ir porque silbaban balas por todas partes", confesó Julia Gichuki, que se levantó sobresaltada de su cama en la residencia femenina al oír los primeros disparos en el campus universitario. Las estudiantes como ella pudieron escapar porque "los atacantes tenían como objetivo la residencia de los hombres", dijo a un periodista de 'The Guardian'.

Algunas corrían desnudas, agregó la estudiante de biología y química. "Se oían muchos gritos y nadie sabía si sobreviviríamos".

"Las chicas de la residencia aledaña empezaron a chillar y a correr y en medio del alboroto pude escapar", relató John Ongamo, un estudiante de magisterio. "Fue horrible. Nunca en mi vida había pasado tanto miedo. Ametrallaban todo cuanto estaba a su alrededor".

Según indicó este testigo, los terroristas irrumpieron en el hostal y dijeron "que querían saber si había infieles". En la masacre que empezó acto seguido mataron ahí mismo a todos aquellos que identificaron como cristianos.

Otros testigos relataron al periódico local 'Standard' que los terroristas disparaban contra cualquier persona que se atreviera a mirarles directamente a los ojos. Tomaron como rehenes a los cristianos de una de las cuatro residencias del campus y procedieron a decapitarlos.

En su mayoría los entrevistados confesaron que habían salvado la vida saltando por las ventanas y escalando el muro del perímetro. Algunos testigos estaban tan asustados que eran incapaces de hablar.

"Vi a dos colegas míos caídos. Pensé que yo también tenía ya un impacto de bala y todavía me sorprende haber podido escapar por la ventana", recordó un estudiante.

SEPA MÁS sobre el ataque al Campus universitario en Kenia

Este ataque contra jóvenes estudiantes, que ha dejado 147 muertos, ha estremecido Kenia. Los medios locales destacan que ha sido la peor atrocidad terrorista cometida en el país desde el atentado de 1998 contra la embajada de EE.UU. en Nairobi.