Grupos humanitarios que trabajan en El Salvador, Guatemala y Honduras han observado un aumento en los últimos cinco años del número de menores que se casan con miembros de pandillas como medida de protección en medio del crimen organizado.
"Estar en una pareja con un miembro de una pandilla puede dar a la niña y a su familia algún nivel de protección [...], pero puede dejarles aún más vulnerables ante las bandas rivales", sostiene Amanda Rives, representante de la organizacion benéfica World Vision, a la Fundación Thomson Reuters en una entrevista telefónica.
Las pandillas imponen el control a través de la extorsión, la violencia sexual, las amenazas, los asesinatos y el reclutamiento forzoso de niños.
"Tener una pareja en una pandilla puede ser percibido como algo que es mucho más seguro que estar en la calle sola. Las niñas lo hacen por miedo", dijo Alejandra Colom, directora de programas de la organización no gubernamental Population Council en Guatemala.
Aunque la mayoría de los países de América Latina prohíben el matrimonio hasta 18 años, los menores pueden contraer matrimonio a una edad más temprana con el permiso de los padres o de un juez. En Guatemala, por ejemplo, en tales excepciones las niñas pueden casarse a los 14 años.
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