En septiembre del año pasado la imagen de un refugiado con un niño en brazos cayéndose al suelo tras recibir una patada de la camarógrafa húngara Petra Laszlo dio la vuelta al mundo y provocó una ola de indignación de la comunidad internacional acerca del trato que reciben los refugiados sirios durante su difícil camino hacia la paz.
Hoy aquel hombre, el sirio Osama Abdul Mohsen, que huyó con su familia de los horrores de la guerra y tuvo que pasar un año y medio en la miseria en Turquía, encontró asilo en España.
Osama, entrenador de fútbol en su Siria natal, consiguió además mantener la profesión que ejercía en Siria y actualmente trabaja en el Centro Nacional de Formación de Entrenadores en la ciudad de Getafe, cerca de Madrid.
La escuela de entrenamiento de Getafe decidió contratar a Mohsen tras conocer su historia.
Durante su tiempo libre Mohsen estudia español en un centro social para poder desarrollarse como entrenador.
Mohsen vive en un apartamento en Getafe con sus dos hijos, Mohammad al Ghadabe, de 17 años, y Zaid, el niño que llevaba en brazos cuando fue agredido por la camarógrafa húngara. Su esposa y sus otros dos hijos todavía se encuentran en Turquía esperando visados.
La vida del joven Zaid también ha cambiado radicalmente gracias a la atención mediática y social que atrajo la fotografía, e incluso conoció a uno de los mejores futbolistas del mundo, Cristiano Ronaldo, cuyo club, el Real Madrid, ayuda a los refugiados sirios que llegan a los países europeos.