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Sociedad

En su afán de deportar a los inmigrantes ilegales el Gobierno de EE.UU. rompe familias

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En Washington se ha convocado una marcha para llamar la atención sobre la situación de los inmigrantes indocumentados en EE.UU.
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La deportación es una espada de Damocles que cuelga sobre las vidas de todos los indocumentados que viven en EE.UU. La amenaza es mayor para las familias, ya que en muchas ocasiones supone la separación de padres e hijos.  
 
Una de esas familias está formada por Brian Rosell, un joven padre soltero originario de El Salvador, y su hija Kelly. Brian cruzo ilegalmente la frontera hace más de una década y comenzó a vivir y a trabajar en la sombra, aceptando empleos que nadie más quería por salarios que suponen un insulto para los ciudadanos estadounidenses.

Cómprate un billete y deja a tu hija

"Me da miedo que me deporten, yo no he hecho nada malo, todo lo que hice fue entrar ilegalmente", dice Brian Rossell, indocumentado con orden de deportación. "Tengo la custodia legal de la niña, pero ellos dicen que no les importa."
 
"A nosotros, los hispanos, muchas veces nos ponen a hacer trabajos duros que el americano blanco no quiere hacer. Ellos cualquier cosita que esté difícil no la hacen y cobran mucho dinero. Entonces nosotros lo hacemos no nos importa que tan peligroso sea porque tenemos hambre", cuenta Rossell. 
 
La orden de deportación vino acompañada de un brazalete electrónico que monitorea todos sus movimientos. Para él lo más grave es que le impide trabajar, aunque sea de manera ilegal, porque los empleadores tienen miedo de que los Servicios de Inmigración puedan multarles por dar trabajo a indocumentados. La pérdida de empleo dejó a Brian al borde del abismo, perdió su apartamento y él y su hija llegaron incluso a pasar un par de noches en la calle.

Sin embargo en una última humillación el Servicio de Inmigración le informo que él mismo tendría que pagar su billete de vuelta a El Salvador y que, si no tenía dinero para el billete de su hija, le proponían una alternativa. "Dicen que deje a mi hija y la dé en adopción, que alguna familia estadounidense la puede adoptar", dice Rossell. Pero la idea no solo le indigna a él, sino a la misma Kelly, que tiene todo bien claro: "Es mi padre, yo quiero estar con él, así que si él se va a El Salvador, pues yo iré a El Salvador". 
 

"Son víctimas de un sistema que no funciona" 

La Administración Obama ha deportado a más personas en los primeros cuatro años de legislatura que George W. Bush en toda su presidencia. Solo en los primeros seis meses del año 2012 la actual Administración deporto a alrededor de 45.000 padres que dejaron aquí a sus hijos; o, lo que es lo mismo, se rompieron familias enteras que quedarán marcadas para siempre. 

Desde varias organizaciones denuncian que el sistema es simplemente inhumano. "Definitivamente debe haber un cese inmediato y una moratoria inmediata de la detención y de la deportación", señala María Rodríguez, la directora de la Coalición de Inmigrantes de Florida. "Es criminalización de personas que son víctimas de un sistema migratorio que no funciona". 
 
Los grupos de activistas alertan de que las deportaciones continúan cada día en Estados Unidos y, mientras los políticos debaten la letra pequeña de la reforma migratoria, hay generaciones enteras de familias que se rompen.

"Es una industria" 

Las deportaciones y el encarcelamiento de los inmigrantes se han convertido en una industria que genera muchos beneficios, cree el profesor de la Universidad de California Raúl Hinojosa. "Existe una industria de deportaciones que vive y hace mucho dinero de ello", señala el experto, quien sostiene que el Departamento de la Seguridad Nacional aspira a lograr un alto índice de deportaciones, porque de ello depende su presupuesto.  
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