Duermen en el sitio de la pelea: el Parlamento de Ucrania

Los diputados del oficialista Partido de las Regiones en el parlamento de Ucrania se vieron obligados a pernoctar en la sala de sesiones para garantizar el funcionamiento normal de la institución por la mañana. Eso sucedió tras una violenta trifulca entre los dos grupos parlamentarios más numerosos que finalizó con la hospitalización de tres representantes del pueblo.

El enfrentamiento suscitó entre las 7 y las 8 de la tarde como consecuencia de una agenda legislativa frustrada a causa del bloqueo, a partir de la madrugada anterior, de la mesa de presidio por el bloque de Yulia Timoshenko, la ex primera ministra, actualmente en la oposición.

De esperar toda la jornada -cuando los protestantes les dejasen a volver a trabajar- los diputados regionalistas formaron un pelotón de combate y atacaron a los ‘bloqueadores’, intentando apartarles a presión de la tribuna y los micrófonos. El asalto causó a un parlamentario la fractura de un brazo, a otro, una trauma craneocerebral y el tercero recibió una conmoción encefálica y una crisis hipertónica. Prescindiendo de otros detalles de los demás heridos que fueron varios entre los efectos más importantes de la pelea.

Felizmente, las diputadas mujeres no participaron en la riña, aunque su número es significativo en ambos lados del conflicto. La conducta del bloque opositor —los que protestaban— no puede ser condenada como totalmente irrazonable, puesto que no podían sino mostrarse furiosos al enterarse de la incoación de una causa penal contra su líder máxima, que los fiscales motivaron con asignación ‘ilícita’ de los fondos públicos destinados para fines ecológicos en el pago de las jubilaciones.

Después de que los lesionados fueran trasladados por los médicos de una ambulancia (avisada con el motivo de la pelea en el Parlamento), esta vez los miembros del Partido de las Regiones pusieron a vigilar el presidio. Estos tenían otra intención que los rivales: no impedir, sino volver atrás el trabajo legislativo del día siguiente. Con el fin de asegurar que por la mañana nadie más ocupe la mesa, negándose a salir de la sala de sesiones y así están pasando la noche en los escaños.