Los niños de la calle en Brasil: un drama en aumento
Según las estimaciones de la ONU en el mundo hay 150 millones de niños viviendo en la calle, y el número aumenta a diario. Uno de cada diez vive en Brasil. En América Latina hay unos 40 millones de menores sin hogar. ¿Por qué sucede esto? Existe una gran variedad de causas de este fenómeno social. Entre ellos, la pobreza, el desempleo de los adultos, la violencia doméstica, enfermedades graves de los padres, fallecimiento de los mismos, problemas de drogas y delincuencia o la migración económica a ciudades.
Uno de los representantes de este grupo de niños, Mateus Santos de Oliveira, dice: "Me enojé con mi abuela y me fui de mi casa. Por eso es que me quedé en la calle. Yo no quiero volver a la casa de mi abuela porque ella me va a pegar, me va a explotar y hacerme trabajar. Por eso no vuelvo a casa." Así a menudo los menores de edad temen regresar a su hogar, no quieren volver a casa por miedo del castigo que los pueda esperar.
"No es que no me gustara mi casa. Solo que un día tome un bus y acabé en la terminal ferroviaria. De ahí empecé a girar por el mundo entero", cuenta otro chico, Anderson Cruz, que vive el mismo problema.
Es lamentable que estos chicos anden sucios, vivan en edificios abandonados, cajas de cartón, aparcamientos, estaciones en desuso o en cualquier rincón donde puedan dormir sin ser agredidos ni descubiertos por la policía. Es decir, los menores de edad que se han enfrentado a problemas en sus familias, por ejemplo, a menudo dejan sus hogares y no mantienen relación con sus padres. Se ven obligados a sobrevivir robando, cometiendo delitos a cada paso en busca de comida. La mayoría sobrevive gracias a la mendicidad y tarde o temprano caen en las redes del narcotráfico o la prostitución.
“Años atrás el chico de la calle era un niño pobre que salía a la calle a mendigar. Hoy en día son jóvenes delincuentes que precisan escapar a la calle porque dentro de la favela están en la lista negra de los narcotraficantes por algún error o alguna traición que cometieron”, explica Nanko van Buren, experto del Instituto Brasileño de Innovaciones en Salud Social.
La sociedad está ante un gran desafío, el establecimiento de una nueva política social gubernamental para ayudar a los niños de la calle. No obstante, los especialistas sostienen que el Estado no siempre enfoca el problema de la forma adecuada.
El coordinador ejecutivo de la Asociación AMAR, Roberto José Dos Santos, dice "Estos chicos que viven en la calle deben ser abordados de una forma más humana, desde el diálogo y no desde la represión. En Brasil el Estado usa el método de sacar compulsivamente a estos pequeños de las calles. Pero nosotros creemos que si los chicos están ahí es porque encontraron que ese era el mejor lugar para ellos. Entonces el camino es invitarlos, ofrecerles algo distinto para que ellos elijan".
La mayoría de los institutos privados son lugares de puertas abiertas, donde se busca la reinserción del pequeño en su familia de origen. En todo caso, la idea es mostrarles que los institutos donde reciben techo, comida y educación son un lugar mucho más atractivo y seguro que la calle. Pero la decisión queda en sus manos.
El problema de los niños de la calle es un buen termómetro para medir los síntomas de una sociedad enferma, donde están en conflicto las familias, la economía y el Estado. Brasil ha iniciado un camino de la recuperación, pero los especialistas dicen que aún no se ha abordado esta cuestión de manera conjunta entre todas las partes afectadas. Eso es aún una tarea pendiente.