Víctimas del desahucio hipotecario en España: “o cambiamos el sistema, o va a reventar"

El número de desocupados en España ha alcanzado el 21,5% de la población activa (casi 5 millones de personas) y 1.425.200 hogares tienen a todos sus miembros desempleados, el 8,2% de las familias españolas. Según muestran las cifras del Gobierno, la economía del país no ha podido crear puestos de trabajo en medio de la incertidumbre financiera mundial.

Al quedarse sin empleo, muchos ciudadanos corren el riesgo de perder también sus hogares. La crisis hipotecaria amenaza a más de 160.000 familias que podrían ser desalojadas antes de que finalice el año. Grupos activistas tratan de parar este proceso concentrándose frente a las casas de los afectados para impedir el paso de las autoridades.

Los desahucios en España, como el desempleo, no cesan de aumentar. Según la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros más de 160.000 familias españolas están en proceso de ejecución hipotecaria y sus desalojos podrían producirse antes de que finalice este año.

Este es el caso de Isabel Torres: ha sufrido un desahucio, todavía debe dinero por su casa, y ahora le toca a su madre quedarse en la calle, ya que ejerció como aval en la compra del piso: "como yo soy una persona con poca solvencia y ellos son un banco, pues ellos ganan, tú pierdes y encima te tienes que callar la boca".
 
Expresar indignación no es lo único que pueden hacer las víctimas de los desahucios. Los activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) han conseguido ya parar decenas de desalojos. La forma que tienen de hacerlo es concentrándose en el portal de la casa de la persona a la que las autoridades vienen a echar para cortarles el paso, con lo que consiguen aplazamientos y en muchas ocasiones la renegociación de las condiciones de la deuda con el banco. "El pueblo se está levantando. Está viendo las injusticias que hace la banca", comenta Isabel.    
 
La gente lo tiene claro: si no puedes pagar la casa, te la quitarán. Lo que solicitan los activistas es que, al menos, se les cambien las condiciones del crédito. Están explorando la posibilidad de no tener que hacer frente a la deuda cuando ya se ha perdido la casa por impago.

"Solo tenemos dos opciones. O conseguimos ser de alguna forma nosotros, los ciudadanos, los que cambiemos ese sistema, o el sistema va a reventar. El problema, no solo a nivel nacional sino a nivel mundial, es que se ha producido un desplazamiento de la economía productiva a la economía especulativa. Esto condena a miles y miles de personas directamente a pasar hambre y eso no les importa mucho a los grandes especuladores financieros", explica Chema Ruiz, portavoz de la PAH.

El 15-M, el movimiento de los indignados, ya ha demostrado que cuenta con el apoyo de cientos de miles de personas que están dispuestas a salir a las calles para decir "no" al poder financiero y dejar claro que no quiere ser una mercancía en manos ajenas.

Las autoridades por ahora hacen oídos sordos a estas peticiones. Una gran parte de especialistas opina que España ha hecho todo lo posible para no terminar como Grecia o Irlanda. En el año 2008, cuando empezó la crisis global, el Banco Central de España fue uno de los pocos que recibió elogios por haber previsto esta situación. Creó un fondo anticrisis de 40.000 millones de euros para ayudar a sus entidades. Sin embargo,  debido a que en los últimos 15 años concedió más créditos de lo que permitía su base de depósitos, ahora tiene graves problemas para atenderlos.

Los expertos llaman a la población a que haga acopio de paciencia. “Lo que tiene que entender el ciudadano es que en la economía de mercado el dinero es como la sangre en el cuerpo humano y el sistema bancario es la médula espinal. Tú le puedes dar muchas ayudas y mucha sangre al cuerpo, pero si no resuelves el problema de la médula, el cuerpo nunca volverá a recobrar la normalidad”, insiste José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, consultoría financiera española.

Sin embargo, la mayoría de los españoles que se han quedado sin trabajo y sin vivienda están seguros de que los únicos que reciben ayudas son las compañías financieras. Según ellos, los accionistas y directivos se quedan con los beneficios, mientras que las pérdidas son recuperadas con el dinero de todos.