Indignación en Gran Bretaña por la ley que defiende a inmigrantes delincuentes
La sociedad británica se manifiesta con críticas a la normativa que asegura la estancia en el país de los inmigrantes delincuentes. Otros reclaman que las leyes deben garantizarse a todos pese a que sean criminales de origen extranjero.
Se trata del artículo 8 del Acta de los Derechos Humanos de Gran Bretaña, bastante innocua, que indica que un inmigrante que tiene hijos en el país no puede ser deportado, no importa lo que haya hecho. Acorde a esta normativa, los criminales de toda clase, asesinos, pedófilos o traficantes de drogas se quedan en Gran Bretaña a pesar de las fechorías que hayan cometido.
“¿Qué es lo que propicia el famoso Artículo 8 de los Derechos Humanos? Los criminales, terroristas, asesinos, secuestradores, traficantes de drogas, todos ellos usan la ley como un escudo para quedarse en el país. No me refiero a los que realmente necesitan y buscan un asilo político. Pero se han acumulado aquí los que abusan de esta normativa y eso hay que resolverlo”, expresa Paul Houston, padre de una menor asesinada.
Paul tiene sus motivos para pensar de esta manera. Un inmigrante iraquí, que tenía prohibido conducir, atropelló a su hija de 12 años.
“Ella estaba cruzando la carretera cuando el señor Ibrahim, el conductor del coche, la atropelló. La embistió, ella cayó al suelo y, acto seguido, la arrolló de nuevo. Luego, escapó dejándola morir”, sigue Houston.
El asesino de Amy, Aso Mohammed Ibrahim, ya había sido sentenciado a algunas condenas menores antes de cometer este atropello. No obstante, como tiene dos hijos con una ciudadana británica, todavía vive en el Reino Unido. Lo mantiene en el país el artículo 8, muy criticado por la sociedad.
“El derecho a tener una familia no debería dar pauta para encubrir a aquellos que quieren infiltrarse en nuestro sistema migratorio”, dijo en un comunicado la secretaria de Estado para Asuntos Internos, Theresa May.
Mientras las autoridades tardaban en recoger las pruebas necesarias para deportarlo, Ibrahim volvió a crear una familia y se quedó a vivir en el país. Pero a pesar de la indignación que pudo causar este caso, hay activistas que se muestran a favor de la polémica ley.
“Son derechos que se arraigan en nuestra historia y se basan en las leyes internacionales, aprobadas después de la segunda Guerra Mundial. Esto comprueba que nuestra sociedad siempre se ha basado en los principios que valoramos”, sostiene la activista Angela Patrick.
Mientras los activistas velan por los derechos humanos, el padre de Amy vela la memoria de su hija fallecida. Y día a día trata de comprender por qué los derechos de un inmigrante que cometió un crimen prevalecen sobre los de su hija.