España busca recuperar tesoros de antiguos barcos hundidos para salir de la crisis
En medio de la crisis económica en la que España se encuentra sumergida y para tratar de resolver esta difícil situación, el Gobierno español emprendió una política para recuperar y proteger los valiosos tesoros que se encuentran en las miles de embarcaciones que naufragaron en todo el mundo a lo largo de la historia.
Se estima que hay más de 3 millones de botines en el mar y, aunque localizarlos sea como buscar una aguja en un pajar, hay empresas que consiguieron hacer de esta actividad un negocio. La estadounidense Odyssey Marine Exploration es una de ellas. Es la que rescató el tesoro de la que se cree fue la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes. El valor del oro, plata y joyas que había en su interior se estima en unos 500 millones de dólares. Una cantidad que estos cazadores de tesoros consideran que podría ayudar a las arcas de España, azotadas por la severa crisis económica que atraviesa el país.
"Con nuestro modelo de negocio, nosotros ponemos los equipos, la experiencia de profesionales y el dinero en estos rescates que podrían beneficiar mucho al Gobierno español y a los contribuyentes del Estado porque asumiendo los riesgos nosotros mismos, podríamos devolver buena parte del patrimonio cultural del país y muchos objetos que podrían ser vendidos”, afirma Mark Gordon, presidente de Odyssey Marine Exploration.
Del galeón del siglo XVII, Nuestra Señora de las Mercedes, se extrajeron cerca de 600.000 monedas de oro y plata. Según Odyssey, cada una de ellas podría alcanzar un precio medio de 1.000 dólares.
Desde que la compañía encontró en 2007 este galeón, viene intentando llegar a un acuerdo con España para repartir el botín, pero el Gobierno dice no estar abierto a negociaciones. Y pese a que la Justicia falló en su favor en primera instancia, el país no corrió la misma suerte con otros casos en los que para recuperar su patrimonio se vio obligado a comprarlo.
Se calcula que existen unos 8.000 navíos españoles hundidos, muchos de ellos con verdaderas fortunas a bordo, en las aguas de la conocida 'Ruta de las Indias'. Del Nuestra Señora de Atocha se recuperó oro, plata y joyas valuadas en unos 500 millones de dólares, encontrada en las costas del actual estado de la Florida, en Estados Unidos, donde se hundió en el siglo XVII. De ese monto, el Estado español no vio ni un céntimo, pues tras años de litigios el tesoro fue a parar a manos de su descubridor: el estadounidense Mel Fisher.
Después de este sonado caso, España ratificó en 2001 una Convención de la Unesco para proteger el patrimonio cultural que yace bajo el mar y evitar así que los cazatesoros se hagan con las grandes fortunas que transportaban sus navíos.
"Hay algunos Estados que por razones históricas, culturales y económicas, obviamente, y estratégicas o geográficas están más interesados que otros. España está a la cabeza de estos países especialmente interesados en que exista una normativa internacional, uniforme", explicó el catedrático español de derecho marítimo Ignacio Arroyo.
Esta regulación entró en vigor en 2009, pero todavía son muchos los países que no adhirieron. EE. UU. es uno de ellos y no le faltan motivos, pues un gran número de estos preciados navíos naufragaron frente a sus costas. Además, empresas de ese país, como Odissey, obtienen cuantiosos beneficios cada vez que dan con uno de estos galeones y gran parte de ellos pertenecían a la flota de España.
Según los expertos, se estima que los botines españoles sumergidos en la 'Ruta de las Indias' se calculan "en varios miles de toneladas".
"Sería una cantidad astronómica de metales preciosos, principalmente de plata, que era el principal producto que venía de América y en menor medida de oro. (…) Estimarlo sería imposible, pero serían unas cantidades inmensas", indicó José María Pérez, jefe de exposiciones del Museo de la Moneda de Madrid.
España es consciente del valor de estas piezas y precisamente, en los años de mayor recesión económica, ha creado mapas arqueológicos y un inventario de sus fragatas naufragadas en todo el mundo. Además, desarrolló un sistema para vigilar sus yacimientos marinos mediante satélite. Sin embargo, entre todos estos planes no entra llegar a un acuerdo con empresas como Odyssey. El Estado está en crisis, pero ya optó por conservar su patrimonio sumergido e intacto. Y vigilando.