Infancia rota: hay 3 millones de niños trabajadores en México
Siendo apenas unos niños, millones de menores mexicanos ya saben lo que es tener una jornada laboral pesada. La mayoría de ellos no pudo asistir regularmente a la escuela porque debe ayudar a sus padres a llevar dinero a la casa, con lo que el círculo vicioso de su pobreza tiene muy pocas esperanzas de romperse.
Uno de los trabajos infantiles más crueles y más duros en México son las actividades agropecuarias. El campo mexicano, con una población predominantemente empobrecida, contrata a miles de familias de jornaleros que se ven obligadas a llevar a sus hijos para completar el sustento diario. Normalmente, la familia completa presta sus servicio como peones en la época de siembra y cosecha.
Y aunque en México existen organizaciones que tratan de parar la explotación infantil, es bastante difícil luchar contra este flagelo.
Cuando un funcionario del centro de inspección de trabajo va a las plantaciones para verificar si hay niños trabajando y los encuentra, los padres de los menores son los primeros en ocultarlos y justificar su presencia como una "visita".
En las ciudades la situación es mucho más violenta. Ahí existen instituciones privadas como Ednica, que trabaja en la atención y prevención de los niños de la calle. Intentan ayudar a los niños y adolescentes que han hecho de la calle su casa y lugar de trabajo. En sus instalaciones, los niños pueden leer, jugar, utilizar ordenadores y completar su educación básica.
Muchos niños trabajan en México para ayudar a sus padres. Pero ¿dónde está el límite entre el apoyo familiar y la explotación infantil? Es algo que el Estado está intentando definir.