Sociedad
Españoles que emigraron a Brasil en tiempos de crisis apuestan por el país que los acogió
Pese a la situación aparentemente inestable que se vive en Brasil, numerosos españoles que emigraron a ese país en búsqueda de mayores perspectivas no se apresuran a abandonar la nación que los recibió cuando más lo necesitaron.
Luis Pérez era profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona. Cuando estalló la crisis económica en Europa el Gobierno español decidió que la investigación, y mucho menos la docencia universitaria, no eran campos prioritarios a la hora de invertir recursos, así que lo despidieron.
Fue entonces cuando Luis y su compañera María decidieron emigrar a un lugar con mayores perspectivas. El lejano y pujante Brasil, con su crecimiento constante, se convirtió en la opción ideal.
Sin embargo, casi tres años después, las imágenes de gente protestando que habían visto en las calles de España se repetirían también en el gigante latinoamericano.
En un contexto de crisis global, la pareja no cree que la situación sea un problema exclusivo de Brasil. Por eso, a pesar de las protestas de las últimas semanas, todavía siguen apostando por el país que los recibió cuando más lo necesitaron.
"Como ya he vivido esta situación creo que no es el momento de volverme a España. Tengo que aguantar y ver lo que pasa", dijo María.
Además, parece haber signos esperanzadores en cuanto a las protestas en Brasil. Uno de ellos fue el esfuerzo por parte de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, por contener las protestas nacionales este lunes reuniéndose con líderes de un grupo de activistas que piden transporte público gratis.
"Las manifestaciones en España son más comunes...", aseguró María.
"¡Y aunque no lo fueran! El Gobierno español jamás los recibiría, jamás, jamás!", dijo Luis.
La oleada popular de millones de personas a lo largo y ancho del país ha dejado sombras, con víctimas fatales, cientos de heridos y destrozos que suponen pérdidas de miles de dólares. Además, las protestas en Brasil podrían aplazar el encuentro de la Copa de Confederaciones entre los anfitriones y Uruguay.
Sin embargo, también parecen traer una luz de esperanza para iniciar un camino hacia nuevos cambios, siempre en el marco de la democracia, una democracia que, según la propia Rousseff, se ve fortalecida con las manifestaciones que organizan los ciudadanos, siempre y cuando estas sean pacíficas.
Fue entonces cuando Luis y su compañera María decidieron emigrar a un lugar con mayores perspectivas. El lejano y pujante Brasil, con su crecimiento constante, se convirtió en la opción ideal.
Sin embargo, casi tres años después, las imágenes de gente protestando que habían visto en las calles de España se repetirían también en el gigante latinoamericano.
La gente se está dando cuenta de que los precios de los departamentos son irreales. El nivel de vida ha subido mucho, los sueldos no tanto"La gente se está dando cuenta de que los precios de los departamentos son irreales. El nivel de vida ha subido mucho, los sueldos no tanto...", lamentó María.
En un contexto de crisis global, la pareja no cree que la situación sea un problema exclusivo de Brasil. Por eso, a pesar de las protestas de las últimas semanas, todavía siguen apostando por el país que los recibió cuando más lo necesitaron.
"Como ya he vivido esta situación creo que no es el momento de volverme a España. Tengo que aguantar y ver lo que pasa", dijo María.
Luz de esperanza hacia un nuevo camino
Además, parece haber signos esperanzadores en cuanto a las protestas en Brasil. Uno de ellos fue el esfuerzo por parte de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, por contener las protestas nacionales este lunes reuniéndose con líderes de un grupo de activistas que piden transporte público gratis.
"Las manifestaciones en España son más comunes...", aseguró María.
"¡Y aunque no lo fueran! El Gobierno español jamás los recibiría, jamás, jamás!", dijo Luis.
La oleada popular de millones de personas a lo largo y ancho del país ha dejado sombras, con víctimas fatales, cientos de heridos y destrozos que suponen pérdidas de miles de dólares. Además, las protestas en Brasil podrían aplazar el encuentro de la Copa de Confederaciones entre los anfitriones y Uruguay.
Sin embargo, también parecen traer una luz de esperanza para iniciar un camino hacia nuevos cambios, siempre en el marco de la democracia, una democracia que, según la propia Rousseff, se ve fortalecida con las manifestaciones que organizan los ciudadanos, siempre y cuando estas sean pacíficas.
comentarios