La defensa de Moscú
A finales del septiembre de 1941 los nazis empezaron la ofensiva general sobre Moscú, que recibió el nombre de Operación Tifón. Formaba parte del famoso plan Barbarroja de invasión rápida de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial que abrió el Frente Oriental en el centro y el este de Europa con la invasión de Polonia en 1939.
A principios de la Operación Tifón, las fuerzas alemanas contaban con 1,8 millones de efectivos, en 75 divisiones, 14 de las cuales eran divisiones acorazadas (de tanques), y con 1.500 aviones. El Ejército ruso respondía con 1,2 millones de soldados, tanto militares regulares y oficiales profesionales, como reclutas de la reserva, con unos 660 aviones y 990 tanques.
Desde el 12 de octubre empezó la evacuación desde Moscú de los miembros del Gobierno y de los diplomáticos. Fueron frecuentes los saqueos, entre los moscovitas estalló el pánico. El Gobiernó logró aliviar la situación hasta cierto punto, declarando que Iósif Stalin en persona se quedaba en la ciudad. Fue en aquella ocasión cuando tuvo lugar la legendaria conversación entre Stalin y el mariscal Zhúkov, que prometió que no cedería la capital al enemigo.
El 19 de octubre en Moscú se declaró la ley marcial.
La capital rusa estableció tres líneas de defensa, pero las tropas fascistas consiguieron superarlas. El Ejército ruso sufrió unas pérdidas muy importantes, pero logró ganar tiempo y detener al enemigo.
En octubre de 1941 en la autopista Varshávskoye los alemanes tuvieron una considerable demora gracias a los cadetes de colegios militares de los alrededores de Moscú. Unos 3.500 adolescentes de 18 años de edad, armados con antiguos cañones, granadas de mano y botellas con líquidos incendiarios, consiguieron contener a los fascistas por dos semanas, hasta que llegaron las tropas soviéticas de reserva. Unos 2.500 cadetes perecieron, pero las pérdidas entre los fascistas fueron dos veces más altas: unas 5.000 personas y 100 tanques.
En una situación crítica, cuando los alemanes se aproximaron a Moscú y llegaron a estar a tan sólo unos 200 kilómetros de la capital, Georgi Zhúkov fue nombrado comandante del Frente del Oeste.
Para finales del octubre las tropas alemanas se vieron obligados a parar a unos 60–100 kilómetros de la capital debido a la falta de armamento y de efectivos. El periodo de 'descanso' permitió al Ejército ruso realizar el desfile militar en honor del aniversario de la Revolución el 7 de noviembre en la Plaza Roja, lo que se consideró un factor clave para animar a la población rusa.
En noviembre llegaron las tropas de reserva alemanas y los nazis siguieron avanzando. La ofensiva a Moscú como tal empezó el 16 de noviembre. Para defender la ciudad, se armó a miembros de tropas irregulares, estudiantes de colegios militares e incluso alumnos de escuelas. En algunas zonas los nazis pudieron llegar a los alrededores de Moscú, pero se vieron obligados a retroceder.
La división del general Iván Panfílov consiguió rechazar dos divisiones de tanques y una división deinfantería de la Wehrmacht en la autopista Volokolamskoye en los alrededores de Moscú desde el 16 hasta el 20 de noviembre de 1941, antes de que su resistencia implacable fuera rota. Estas batallas permitieron dar tiempo a las tropas soviéticas de reserva para acudir al lugar.
El 6 de diciembre el ejército soviético pasó a contraatacar, apoyándose en las reservas llegadas. A pesar de la superioridad numérica de las tropas fascitas, el contraataque resultó eficaz, gracias al talento militar del mariscal Zhúkov, que supo elegir el momento justo para realizarlo. El enemigo fue rechazado a una distancia de entre 100 y 250 kilómetros de Moscú y sufrió considerables pérdidas.
En el plazo de dos meses y medio la ofensiva se frenó. Los nazis se vieron bloqueados por las nieves y sufrían especialmente el frío debido a que su equipación y sus uniformes eran ligeros, preparados para el verano. Los suministros de abrigos de invierno no llegaron gracias a la actividad muy intensa de los guerrilleros que hacían explotar los trenes de carga que transportaban los suministros.
No se cumplió ninguno de los plazos de la Operación Tifón, previstos por la administración de Adolf Hitler. Quedó claro que el plan de una invasión rápida fracasó. Las tropas nazis perdieron 772.000 efectivos entre fallecidos, heridos y capturados.
LA BATALLA POR MOSCÚ : DEFENDER A MUERTE