Buziná murió a manos de una formación nacionalista de la ciudad ucraniana de Járkov. La actividad de ese grupo fue supervisada por un representante de la Administración local, las operaciones especiales de los nacionalistas se realizaban con el apoyo del Servicio de Seguridad y las fuerzas del orden de Kiev fueron avisadas de ello. Esas fueron las conclusiones a las que llegaron los miembros de Ciberberkut tras 'hackear' el correo electrónico del citado funcionario de la Administración de Járkov.
En uno de los mensajes, el funcionario critica a los radicales por sus métodos y señala que la tarea inicial de los extremistas no incluía el asesinato de Buziná, porque su muerte causaría una gran repercusión.