Un cerdo, una oreja, un perro...: cinco guerras que empezaron por nada
Guerra del Cerdo
La Guerra del Cerdo, conocida también como el Episodio del Cerdo o la Guerra del Cerdo y la Patata, fue un incidente ocurrido en 1859 entre las autoridades estadounidenses y británicas en las islas de San Juan, que por aquel entonces eran objeto de disputa entre los dos países y donde existía cierta ambigüedad sobre la frontera, según relata un artículo publicado en el portal de noticias ruso Rustoria.ru.
Un día un granjero estadounidense que vivía en la isla llamado Lyman Cutlar encontró en su jardín un cerdo comiéndose sus tubérculos. Como no era la primera vez que sucedía, el granjero se enfadó y acabó matando al animal.
Sin embargo, resultó que el cerdo pertenecía a un granjero irlandés, Charles Griffin. Cutlar le ofreció diez dólares como compensación, pero el irlandés le exigió cien. Entonces, Cutlar le dijo que no pagaría nada por el cerdo ya que este había invadido su propiedad.
Griffin se quejó a las autoridades británicas, que quisieron detener a Cutlar, pero este se dirigió a los colonos de EE.UU. para pedir protección militar.
Los estadounidenses reaccionaron enviando 66 soldados, y los británicos respondieron con tres buques de guerra. Empezó la escalada del conflicto, aunque sin disparos.
El gobernador de la colonia de la isla de Vancouver ordenó al contralmirante británico que diera inicio al combate, pero este se negó, argumentando que sería una tontería empezar una guerra por un cerdo.
Cuando en Washington y Londres se enteraron de la situación, tomaron medidas para calmar la crisis y al final, el incidente se resolvió de manera pacífica.
Revuelta de Niká
La revuelta de Niká, o los disturbios de Niká, fue una rebelión popular que tuvo lugar en la ciudad de Constantinopla en 532. Aunque fue fruto de una situación social y política turbulenta, comenzó con una discusión en el hipódromo entre las hinchadas rivales Verdes y Azules.
El conflicto llegó a tal punto que 'los verdes' se dirigieron al emperador Justiniano, que estaba en el hipódromo, exigiendo su abdicación. Los instigadores de la pelea de ambas facciones fueron ejecutados, lo que llevó a los dos grupos a unirse y comenzar una revuelta.
Durante los disturbios, que se extendieron por toda la ciudad, murieron más de 30.000 personas y fueron destruidos varios edificios importantes.
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Guerra por un perro
En 1925, en un contexto de tensión entre Grecia y Bulgaria, un soldado griego destinado en el control fronterizo cruzó accidentalmente la frontera búlgara para atrapar a su perro, que se le había escapado. Los militares búlgaros abrieron fuego y mataron al soldado.
En represalia, tres días después las tropas griegas cruzaron la frontera y ocuparon unas diez aldeas cerca del lugar del incidente, matando a unos 50 búlgaros.
Las autoridades de Bulgaria recurrieron a la Sociedad de Naciones, que calificó de ilegal la invasión y obligó a los griegos a abandonar el territorio y a pagar una compensación.
La guerra de la oreja
A principios del siglo XVIII Gran Bretaña y España lucharon por las islas en el Caribe, y los británicos buscaban una excusa para expropiar las tierras españolas.
En 1738, un marinero inglés denunció ante el Parlamento que un capitán español le había cortado una oreja, y como prueba mostró su oreja cortada.
Sin pensárselo dos veces el Parlamento británico declaró la guerra a España por agredir a un ciudadano inglés. El conflicto anglo-español se prolongó entre los años 1742 y 1799.
La Guerra de los Pasteles
Se trata del primer conflicto bélico entre México y Francia y tuvo lugar entre 1838 y 1839. Surgió a raíz de la reclamación de un pastelero francés que exigía indemnización por los saqueos que había sufrido su tienda en la ciudad de México a manos de oficiales.
Las autoridades francesas exigieron 600.000 pesos por los daños causados, una suma exageradamente alta en aquellos tiempos. Además, México había incumplido el pago de una deuda de millones de dólares en préstamos de Francia, por lo cual el Gobierno francés le dio un ultimátum para liquidar sus deudas.
México hizo caso omiso al ultimátum y la flota francesa abrió fuego contra el fuerte de San Juan de Ulúa y la ciudad de Veracruz, desatando una guerra que duró un año.
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