"Estamos ante un gran movimiento tectónico geopolítico que provocará un terremoto"
"En la esfera política, o más bien geopolítica, estamos presenciando un gran movimiento tectónico, y no es destructivo", escribe el analista en un artículo para el sitio web de la editorial Celada.
El autor explica que se trata de "una nueva fuerza" que atrae a los países de la OPEP, entre ellos Arabia Saudita e Irán, a una asociación estratégica con Rusia a la que no le afectan las contradicciones religiosas.
"Pronto, este movimiento tectónico provocará un terremoto político, que podría salvar el planeta de la extinción por culpa de las constantes guerras que hasta la fecha parecen ser la única estrategia del Pentágono, sus titiriteros en Wall Street, el complejo industrial militar y los oligarcas desalmados que lo poseen", asegura Engdahl.
En este sentido, el analista recuerda una entrevista del presidente de Rosneft, Ígor Sechin en el 'The Financial Times', donde el máximo responsable de la mayor compañía de petróleo rusa confirmó los rumores de que Arabia Saudita está interesada en un acuerdo formal con Rusia sobre la cuota de mercado, e incluso está dispuesta a conceder a Rusia la entrada en la OPEP en calidad de miembro.
Aunque entonces el medio británico hizo hincapié en el rechazo de Sechin a la propuesta de los sauditas, "hay que leer entre líneas", opina el escritor estadounidense, sugiriendo que aquella declaración del presidente de Rosneft puede ser considerada una "posición abierta a la negociación".
En la esfera política, o más bien geopolítica, estamos presenciando un gran movimiento tectónico, y no es destructivo
Y es que, según el analista, "Rusia no tiene ninguna razón que le impida cortar el nudo del control del mercado mundial del petróleo por los angloamericanos y comenzar negociaciones serias con Arabia Saudita sobre la cooperación estratégica".
Este nudo, que controla los flujos de petróleo en el mundo, "llevaba ya demasiado tiempo promoviendo guerras, el asesinato y el odio en el mundo", lamenta el autor.
Destaca también que, en el marco de la posible colaboración, Rusia y los países productores de petróleo de Oriente Medio tendrán que negociar "el establecimiento de una relación de mercado estable entre ellos y los mercados prioritarios, como China y la Unión Europea".
Las ventajas "enormes" del nuevo orden mundial
En cualquier caso, prosigue el analista, "las ventajas de este nuevo orden mundial son demasiado grandes para todos los interesados para ser ignoradas".
Así, según el analista, Rusia obtendrá beneficios enormes y mercados seguros fuera de las zonas de guerra angloamericanas.
Asimismo, "se encontrará en una nueva posición de negociación ante Alemania y las sanciones económicas de la Unión Europea", añade Engdahl.
El nuevo orden también "cambiará el mapa político del llamado 'siglo estadounidense', que empezó después de la guerra en 1945, cuando Truman decidió lanzar bombas atómicas sobre Japón", afirma el autor.
Es hora de que los verdaderos ciudadanos estadounidenses recuperen su país
Por otro lado, los países productores de petróleo de Oriente Medio podrán unirse al auge económico, que será el resultado de los proyectos de infraestructura liderados por China.
Además, la inclusión de Irán, Arabia Saudita y otros países del Golfo podría desafiar a EE.UU., poniendo fin "a más de un siglo de guerras coloniales angloamericanas y a la destrucción de la región, que incluye una serie de devastadores revoluciones de colores iniciadas por la CIA en Washington y denominadas 'primavera árabe'".
A medida que este nuevo orden mundial es cada vez más propable, los poderosos de Washington, como John Kerry, John Brennan, Ashton Carter, Susan Rice, Samantha Power, Joseph Biden, todo el complejo militar e industrial, el Wall Street y otros, "todos estos pobres desgraciados de repente comienzan a sentirse como si estuvieran desnudos en medio de las aguas heladas del Ártico, sin tener siquiera remos o rompehielos para navegar", señala el autor del artículo, agregando que, aunque entiende sus sentimientos, no puede "sentir lástima por ellos".
"Su tiempo ha pasado, y no han hecho nada bueno", asegura Engdahl.
"Es hora de que los verdaderos ciudadanos estadounidenses recuperen su país. Después de todo, ¿acaso no somos la mayoría?", se pregunta el analista, y concluye: "Nos hemos olvidado de que también podemos ser útiles. Debemos dejar atrás el patrón de la guerra".