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El imperio transgénico contraataca: las empresas se unen para 'predicar' su verdad
Un grupo de empresas biotecnológicas, incluida Monsanto, ha creado un foro on-line para combatir las crecientes críticas de movimientos sociales que se oponen a los productos modificados genéticamente por sus efectos nocivos.
La página web pretende informar sobre el uso de estos componentes transgénicos en la agricultura y en la producción de alimentos. La web está respaldada por compañías como Monsanto y DuPont, cuyos productos incluyen semillas que han sido alteradas genéticamente.
Los miembros de esta industria se gastaron unos 40 millones de dólares para oponerse a la iniciativa, nacida en California, que exige etiquetar los productos transgénicos y pide una regulación más estricta de la industria de semillas biotecnológicas en los Estados Unidos.
Sin embargo, según los expertos, este intento empresarial de cambiar la conciencia de la sociedad está condenado al fracaso puesto que —aseguran— hay suficiente evidencia científica de que los alimentos genéticamente modificados acarrean problemas de salud en humanos y animales, y también destruyen el medio ambiente.
Las voces contra la producción de este tipo de cultivos se escuchan cada vez más y las alertas han llegado a tal punto que Monsanto retirará todas las solicitudes pendientes de nuevos cultivos para la Unión Europea. España es el único país de la Unión Europea que cultiva transgénicos a gran escala, además de acoger casi la mitad de los experimentos con transgénicos al aire libre que se realizan en el Viejo Continente.
Según Esther Vivas, investigadora de movimientos sociales, el sistema agrícola y agropecuario de hoy en día no está pensado para dar de comer a las personas, sino que básicamente —dice— "está pensado para que unas pocas empresas obtengan importantes beneficios a costa de nuestra salud", "del medio ambiente" o de "los derechos laborales".
Los miembros de esta industria se gastaron unos 40 millones de dólares para oponerse a la iniciativa, nacida en California, que exige etiquetar los productos transgénicos y pide una regulación más estricta de la industria de semillas biotecnológicas en los Estados Unidos.
Sin embargo, según los expertos, este intento empresarial de cambiar la conciencia de la sociedad está condenado al fracaso puesto que —aseguran— hay suficiente evidencia científica de que los alimentos genéticamente modificados acarrean problemas de salud en humanos y animales, y también destruyen el medio ambiente.
Las voces contra la producción de este tipo de cultivos se escuchan cada vez más y las alertas han llegado a tal punto que Monsanto retirará todas las solicitudes pendientes de nuevos cultivos para la Unión Europea. España es el único país de la Unión Europea que cultiva transgénicos a gran escala, además de acoger casi la mitad de los experimentos con transgénicos al aire libre que se realizan en el Viejo Continente.
Según Esther Vivas, investigadora de movimientos sociales, el sistema agrícola y agropecuario de hoy en día no está pensado para dar de comer a las personas, sino que básicamente —dice— "está pensado para que unas pocas empresas obtengan importantes beneficios a costa de nuestra salud", "del medio ambiente" o de "los derechos laborales".
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