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Shell provoca en Nigeria un desastre ambiental 20 veces peor que el Prestige
La mayor petrolera que opera en Nigeria, Shell, ha derramado en los últimos 50 años en el país un millón y medio de toneladas de petróleo, lo que supera en 20 veces la carga del mayor desastre ambiental de España, el Prestige (77.000 toneladas).
La angloholandesa Royal Dutch Shell opera en el país africano desde mediados de los años 50 y se ha convertido en la empresa más contaminante de Nigeria, un país que principalmente vive de la agricultura y de la pesca.
Desde el año 1960, cuando comenzaron las exportaciones del petróleo nigeriano, se ha generado un promedio de 600.000 millones de dólares de beneficios, que en definitiva fueron repartidos entre las petroleras multinacionales y el Gobierno del país sin que los ciudadanos vieran mejoradas sus condiciones de vida gracias a estas ganancias.
Mientras la elite política nigeriana y los empresarios extranjeros prosperaban, el porcentaje de población pobre pasó del 28% en el año 1890, al 66% en 2000, ya que la catastrófica contaminación día a día destruía más recursos naturales del país, que para la mayor parte de su población eran la única fuente de ingresos y alimentación.
El delta del Níger, una región de Nigeria de 700.000 kilómetros cuadrados con una población de unos 31 millones de habitantes, es la que más ha sufrido la contaminación del gigante petrolero. A inicios de los años 90 uno de los pueblos indígenas, los ongoni, cuyas tierras ocupan una parte del territorio de la región, empezó la lucha contra la petrolera contaminante y contra la dictadura militar de Sami Abache que la apoyaba. En el año 1993, con una serie de protestas masivas lograron que Shell detuviera sus trabajos en la zona.
Sin embargo, en 1995, para vengarse de las pérdidas que sufridas, Abache condenó a muerte a los nueve líderes de las protestas en un juicio militar, acusándolos de provocar una masacre en su comunidad durante los dos años anteriores, sin posibilidad de defensa para los acusados y mediante pruebas y testimonios falsos, fabricados por el Gobierno nigeriano junto con la compañía petrolera.
En 2009 Shell fue denunciada ante un tribunal estadounidense como cómplice de estas ejecuciones ilegales declaradas como asesinatos, por haber instigado, planeado y financiado las violaciones, destrucción de la propiedad, torturas y asesinatos realizados por el Ejército nigeriano en las tierras de los ongoni durante los años 1993 y 1994. Sin embargo Shell no fue declarada culpable debido a los vínculos demasiado débiles entre EE.UU. y la petrolera, como para que esta fuera juzgada bajo la legislación de ese país.
El segundo juicio al que fue llevada la compañía tuvo más éxito para la acusación. En agosto 2011 el Programa de Medio Ambiente de la ONU (PNUMA) acusó a Shell Nigeria de llevar décadas provocando una contaminación grave a causa de los vertidos de petróleo en el territorio de los ongoni, al que dejaba sin recursos para sobrevivir y donde generaba malformaciones, leucemia y muertes prematuras entre su población. De acuerdo con los análisis de los expertos la tasa de contaminación en los pozos de la petrolera superaba en 900 veces el nivel permitido por la Organización Mundial de la Salud. La sentencia fue desfavorable a Shell, que fue obligada a rehabilitar la tierra y el agua contaminadas por el crudo y compensar a la comunidad con 1.000 millones de dólares de indemnización. Sin embargo, por el momento la compañía no ha satisfecho ninguna de las exigencias.
Otros intentos de juzgar a Shell fuera de Nigeria, ya que el Gobierno corrupto del país sigue ignorando el caso, tampoco tuvieron mucho éxito. No obstante, un aldeano de la pequeña comunidad de Oruma del Delta del Níger ha logrado demostrar la responsabilidad de Shell en la polución de su zona, y la petrolera fue condenada de nuevo a limpiar y reparar el territorio, además de pagar una indemnización económica, exigencias que, al igual que la del juicio de PNUMA, aún no ha satisfecho la empresa.
La ONG Amigos de la Tierra ha lanzado una campaña de presión social en el ciberespacio tratando de obligar a Shell a responder por los efectos de la contaminación que ha provocado en Nigeria y cumplir con todas las obligaciones prescritas por los tribunales.
Nigeria no es el único país contaminado por Shell. En 1999 la petrolera, que encabeza la lista de las 500 empresas con más ingresos brutos en el mundo, derramó 5.000 toneladas de crudo en el Río de la Plata en Argentina, en la que fue la peor catástrofe de contaminación en aguas dulces de la historia. En 2010 la justicia de Brasil condenó al gigante petrolero a indemnizar con 500 millones de dólares a sus trabajadores brasileños contaminados con sustancias tóxicas en el periodo entre 1977 y 2002. Y finalmente en agosto de 2011 este 'plusmarquista de la contaminación' vertió otras 216 toneladas en el mar del Norte, Reino Unido, en el peor desastre medioambiental en aquel país en los últimos 10 años.
Desde el año 1960, cuando comenzaron las exportaciones del petróleo nigeriano, se ha generado un promedio de 600.000 millones de dólares de beneficios, que en definitiva fueron repartidos entre las petroleras multinacionales y el Gobierno del país sin que los ciudadanos vieran mejoradas sus condiciones de vida gracias a estas ganancias.
Mientras la elite política nigeriana y los empresarios extranjeros prosperaban, el porcentaje de población pobre pasó del 28% en el año 1890, al 66% en 2000, ya que la catastrófica contaminación día a día destruía más recursos naturales del país, que para la mayor parte de su población eran la única fuente de ingresos y alimentación.
El delta del Níger, una región de Nigeria de 700.000 kilómetros cuadrados con una población de unos 31 millones de habitantes, es la que más ha sufrido la contaminación del gigante petrolero. A inicios de los años 90 uno de los pueblos indígenas, los ongoni, cuyas tierras ocupan una parte del territorio de la región, empezó la lucha contra la petrolera contaminante y contra la dictadura militar de Sami Abache que la apoyaba. En el año 1993, con una serie de protestas masivas lograron que Shell detuviera sus trabajos en la zona.
Sin embargo, en 1995, para vengarse de las pérdidas que sufridas, Abache condenó a muerte a los nueve líderes de las protestas en un juicio militar, acusándolos de provocar una masacre en su comunidad durante los dos años anteriores, sin posibilidad de defensa para los acusados y mediante pruebas y testimonios falsos, fabricados por el Gobierno nigeriano junto con la compañía petrolera.
Shell ante los tribunales
En 2009 Shell fue denunciada ante un tribunal estadounidense como cómplice de estas ejecuciones ilegales declaradas como asesinatos, por haber instigado, planeado y financiado las violaciones, destrucción de la propiedad, torturas y asesinatos realizados por el Ejército nigeriano en las tierras de los ongoni durante los años 1993 y 1994. Sin embargo Shell no fue declarada culpable debido a los vínculos demasiado débiles entre EE.UU. y la petrolera, como para que esta fuera juzgada bajo la legislación de ese país.
El segundo juicio al que fue llevada la compañía tuvo más éxito para la acusación. En agosto 2011 el Programa de Medio Ambiente de la ONU (PNUMA) acusó a Shell Nigeria de llevar décadas provocando una contaminación grave a causa de los vertidos de petróleo en el territorio de los ongoni, al que dejaba sin recursos para sobrevivir y donde generaba malformaciones, leucemia y muertes prematuras entre su población. De acuerdo con los análisis de los expertos la tasa de contaminación en los pozos de la petrolera superaba en 900 veces el nivel permitido por la Organización Mundial de la Salud. La sentencia fue desfavorable a Shell, que fue obligada a rehabilitar la tierra y el agua contaminadas por el crudo y compensar a la comunidad con 1.000 millones de dólares de indemnización. Sin embargo, por el momento la compañía no ha satisfecho ninguna de las exigencias.
Otros intentos de juzgar a Shell fuera de Nigeria, ya que el Gobierno corrupto del país sigue ignorando el caso, tampoco tuvieron mucho éxito. No obstante, un aldeano de la pequeña comunidad de Oruma del Delta del Níger ha logrado demostrar la responsabilidad de Shell en la polución de su zona, y la petrolera fue condenada de nuevo a limpiar y reparar el territorio, además de pagar una indemnización económica, exigencias que, al igual que la del juicio de PNUMA, aún no ha satisfecho la empresa.
La ONG Amigos de la Tierra ha lanzado una campaña de presión social en el ciberespacio tratando de obligar a Shell a responder por los efectos de la contaminación que ha provocado en Nigeria y cumplir con todas las obligaciones prescritas por los tribunales.
Nigeria no es el único país contaminado por Shell. En 1999 la petrolera, que encabeza la lista de las 500 empresas con más ingresos brutos en el mundo, derramó 5.000 toneladas de crudo en el Río de la Plata en Argentina, en la que fue la peor catástrofe de contaminación en aguas dulces de la historia. En 2010 la justicia de Brasil condenó al gigante petrolero a indemnizar con 500 millones de dólares a sus trabajadores brasileños contaminados con sustancias tóxicas en el periodo entre 1977 y 2002. Y finalmente en agosto de 2011 este 'plusmarquista de la contaminación' vertió otras 216 toneladas en el mar del Norte, Reino Unido, en el peor desastre medioambiental en aquel país en los últimos 10 años.
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