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Grecia teme el fin de la educación pública
Los recortes en educación impulsados por la Troika en Grecia han llevado a varias universidades del país a detener la actividad. Algunos de los centros se han visto obligados a funcionar con un 40% menos de plantilla.
Al menos ocho universidades griegas se han visto obligadas a cerrar desde hace semanas a causa de los recortes que el Gobierno ha aplicado a la educación pública. Ahora los estudiantes ya no están en las clases, sino en las calles.
"El Gobierno quiere cerrar mi universidad. Los trabajadores llevan casi un mes en huelga y estoy muy preocupada por lo que pueda pasar porque quiero continuar con mis estudios", confiesa una estudiante griega.
Los recortes responden a las medidas de austeridad exigidas por la Troika que ya se han traducido en el despido de decenas de docentes. Una situación que ha llevado a que varias universidades colgaran el cartel de 'cerrado'.
En una carta al primer ministro griego, Antonis Samaras, el rector de la Universidad de Atenas aseguraba que la institución está pasando por su peor crisis de la historia, y también por la más peligrosa, ante la incapacidad de impartir clases o de llevar a cabo el proceso de matriculación por falta de personal docente y administrativo.
Por todo ello, los profesores también llevan semanas manifestándose, y lo hacen con máscaras blancas que, según ellos, representan su indignación.
"La universidad pública no puede funcionar sin nosotros. Pero no somos más que números para ellos, no personas. Nos manifestamos por dos cosas: para recuperar nuestro trabajo y para asegurarnos de que la universidad pública siga existiendo en el futuro", relata una profesora universitaria.
"La mayoría de la gente se siente impotente. Pero hay que luchar para conseguir el cambio. Todos tenemos derecho a una educación y a una sanidad pública sin importar lo que diga el Fondo Monetario Internacional. Tenemos que luchar por nuestros derechos", señala Andreas Mijalokulos, profesor de la Universidad de Atenas.
Al parecer, el Gobierno griego obedece al Fondo Monetario Internacional, al Banco Central Europeo y a la Comisión Europea. Las presiones de la Troika lo han llevado a reducir el presupuesto en sanidad, transporte y, de una manera drástica, también en educación.
Y en Grecia se especula con la privatización de estos servicios, que muchos temen que dentro de poco estarán solo al alcance de los estratos más acomodados de la sociedad.
El Gobierno pretende recortar 25.000 puestos de trabajo del sector público. La Universidad de Atenas, una de las más antiguas del país, ha perdido ya el 40% de sus empleados.
Y los recortes todavía no han acabado. Con estas cifras en la mano, los docentes aseguran que la educación pública griega tiene los días contados.
"El Gobierno quiere cerrar mi universidad. Los trabajadores llevan casi un mes en huelga y estoy muy preocupada por lo que pueda pasar porque quiero continuar con mis estudios", confiesa una estudiante griega.
Los recortes responden a las medidas de austeridad exigidas por la Troika que ya se han traducido en el despido de decenas de docentes. Una situación que ha llevado a que varias universidades colgaran el cartel de 'cerrado'.
En una carta al primer ministro griego, Antonis Samaras, el rector de la Universidad de Atenas aseguraba que la institución está pasando por su peor crisis de la historia, y también por la más peligrosa, ante la incapacidad de impartir clases o de llevar a cabo el proceso de matriculación por falta de personal docente y administrativo.
Por todo ello, los profesores también llevan semanas manifestándose, y lo hacen con máscaras blancas que, según ellos, representan su indignación.
"La universidad pública no puede funcionar sin nosotros. Pero no somos más que números para ellos, no personas. Nos manifestamos por dos cosas: para recuperar nuestro trabajo y para asegurarnos de que la universidad pública siga existiendo en el futuro", relata una profesora universitaria.
"La mayoría de la gente se siente impotente. Pero hay que luchar para conseguir el cambio. Todos tenemos derecho a una educación y a una sanidad pública sin importar lo que diga el Fondo Monetario Internacional. Tenemos que luchar por nuestros derechos", señala Andreas Mijalokulos, profesor de la Universidad de Atenas.
Al parecer, el Gobierno griego obedece al Fondo Monetario Internacional, al Banco Central Europeo y a la Comisión Europea. Las presiones de la Troika lo han llevado a reducir el presupuesto en sanidad, transporte y, de una manera drástica, también en educación.
Y en Grecia se especula con la privatización de estos servicios, que muchos temen que dentro de poco estarán solo al alcance de los estratos más acomodados de la sociedad.
El Gobierno pretende recortar 25.000 puestos de trabajo del sector público. La Universidad de Atenas, una de las más antiguas del país, ha perdido ya el 40% de sus empleados.
Y los recortes todavía no han acabado. Con estas cifras en la mano, los docentes aseguran que la educación pública griega tiene los días contados.
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