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Mapaches, cerdos y jabalíes, al matadero por invadir la zona radiactiva en Fukushima
Los aledaños de la accidentada central nuclear de Fukushima han sido invadidos por jabalíes, cerdos y mapaches, por lo que las autoridades de Japón han ordenado su sacrificio para prevenir contagios radiactivos en humanos.
El Ministerio de Medio Ambiente nipón está elaborando un plan de acción para matar a estos animales, que en la actualidad deambulan por cuatro asentamientos cercanos a la central nuclear de Fukushima de donde los ciudadanos fueron evacuados debido a los altos niveles de radiación.
Los expertos creen que el contacto accidental de una persona con uno de esos animales podría terminar en una tragedia, por lo que quiere evitar que los animales merodeen por dicha zona. Según el diario 'Mainichi', 120 jabalíes deambulan solo en el asentamiento de Tomioka.
Las poblaciones de Tomioka, Namie, Futaba y Okuma fueron evacuadas tras el terremoto y el posterior tsunami del 11 de marzo 2011 que dio lugar a la catástrofe de la central nuclear de Fukushima, la más grave desde el desastre de Chernóbil en 1986, dejando más de 18.000 muertos y desaparecidos. Expertos nucleares de Japón han sostenido que la mala gestión en la central de Fukushima tras la catástrofe es la responsable de las enormes cantidades de agua tóxica que se han venido fugando en mayor medida en los últimos seis meses.
La operadora de la planta, Tokyo Electric Power Co (TEPCO), que pidió ayuda a especialistas internacionales, está inyectando agua en los reactores afectados para mantenerlos frescos, y ha estado luchando contra las fugas de los recipientes donde se almacena el agua radiactiva resultante.
Los expertos creen que el contacto accidental de una persona con uno de esos animales podría terminar en una tragedia, por lo que quiere evitar que los animales merodeen por dicha zona. Según el diario 'Mainichi', 120 jabalíes deambulan solo en el asentamiento de Tomioka.
Las poblaciones de Tomioka, Namie, Futaba y Okuma fueron evacuadas tras el terremoto y el posterior tsunami del 11 de marzo 2011 que dio lugar a la catástrofe de la central nuclear de Fukushima, la más grave desde el desastre de Chernóbil en 1986, dejando más de 18.000 muertos y desaparecidos. Expertos nucleares de Japón han sostenido que la mala gestión en la central de Fukushima tras la catástrofe es la responsable de las enormes cantidades de agua tóxica que se han venido fugando en mayor medida en los últimos seis meses.
La operadora de la planta, Tokyo Electric Power Co (TEPCO), que pidió ayuda a especialistas internacionales, está inyectando agua en los reactores afectados para mantenerlos frescos, y ha estado luchando contra las fugas de los recipientes donde se almacena el agua radiactiva resultante.
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