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Desempolvan datos de la misión Apolo que arrojan luz sobre las capas de polvo lunar

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La aparición de datos perdidos de un experimento de las misiones Apolo, llevadas a cabo hace 40 años, ha permitido medir con precisión la rapidez con que se acumula el polvo en la superficie de la Luna, un lío para las misiones espaciales.
Desempolvan datos de la misión Apolo que arrojan luz sobre las capas de polvo lunar
Cuando el astronauta estadounidense Neil Armstrong, de la misión Apolo, dio sus primeros pasos en 1969 sobre la superficie de la Luna no entendía qué era lo que le molestaba bajo sus pies. Los astronautas de esas misiones se enfrentaron a toda una serie de propiedades extremadamente desagradables causadas por el polvo lunar. Sus partículas afiladas se aferran a todo lo que impregna, causando el recalentamiento de instrumentos espaciales científicos. El astronauta Harrison Schmitt inhaló accidentalmente polvo y sufrió congestiones y fiebre, anécdota que se perdió en la historia de la misión tras recuperarse al siguiente día.

No en vano, el físico Brian O'Brien, que trabajaba en las misiones Apolo, ya propuso en 1966 llevar a cabo un experimento sobre el polvo lunar durante las misiones. A los aparatos espaciales, que los astronautas dejaban en la Luna, se les colocaban dispositivos con células solares del tamaño de una caja de cerillas y de un peso de unos 300 gramos con diferentes niveles de protección contra la radiación de alta energía. Los 'Lunar Dust Detector' transmitían luego a la Tierra los datos recogidos.

Mediante la medición de la corriente de estas células solares, los investigadores fueron capaces de determinar los daños en las células a causa de los rayos X y la radiación ultravioleta. Debido a la amenaza que representa la radiación para las placas solares, los fabricantes reforzaron sus dispositivos contra ese tipo de amenazas. Sin embargo, no se tuvo en cuenta la posibilidad de fabricar células más resistentes al polvo lunar, ya que los estudios en aquella época carecían de suficiente información.

Aunque fueron enviados detectores de polvo lunar en las misiones del Apolo y operaron con éxito en la superficie lunar, la NASA no conservó los datos de las grabaciones con dicha información. De hecho se creía perdida para siempre hasta que O'Brien les dijo que él tenía un conjunto de copias de seguridad.

Nuevos cálculos

Según nuevos cálculos publicados en la revista 'Space Weather', en la superficie lunar se acumula alrededor de un milímetro de grosor de polvo cada mil años. Aunque la cantidad parece insignificante, en realidad es 10 veces mayor a las estimaciones previas y se acumula lo suficientemente rápido como para reducir la eficiencia de las células solares que sirven como fuentes de energía para las misiones de exploración espacial.

El análisis de los datos perdidos mostró que cada año se acumula en cada centímetro cuadrado de superficie lunar cerca de 100 microgramos de polvo lunar, lo que significa que durante un año en una superficie igual a una cancha de baloncesto se pueden encontrar 450 gramos de polvo. O'Brien señala que la acumulación de polvo en los paneles solares tiene un efecto más significativo que la radiación solar y las partículas de alta energía, de cuyos problemas se habían puesto a salvo a las células solares.

Según una opinión generalizada, en la superficie de la Luna ocurre un fenómeno de levitación que los astronautas del Apolo consignaron pero del que no se tiene conocimiento a ciencia cierta. De esclarecer estos y otros fenómenos se encargará la sonda LADEE, una misión de la NASA que estudia la luna desde septiembre de este año.

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